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miércoles, 6 de mayo de 2009

Madrid 2016: Dios nos libre


Ahora, hoy, esta ciudad infame y amada, es exhibida como una prostituta por su Madame ante un grupo de gente que la va a juzgar. Nos piden que sonriamos. "Niñas, al salón, y que no os vea una mala cara". Pero la ciudad, buena puta, se deja, claro, está acostumbrada a que la traten así. Por lo menos hoy la pegan menos, la ofenden menos en el perpetuo insulto que supone ignorar lo que aquí está pasando: hoy existe para autoridades y para medios, cuando nos ahoga el polvo de las obras que no podemos pagar, cuando nos partimos las piernas por las putas zanjas que la abren canal, cuando eliminan derechos, cultura, tradiciones, zonas verdes históricas, entonces autoridades de todo tipo, medios de toda tendencia, ciudadanos de toda calaña miran para otro lado. Bien: hoy la puta existe, miren por donde y ¿sabemos por que? Sí por que quieren seguir su lenta pero contundente labor de destrucción de esta ciudad con la excusa olímpica. "Es bueno para la ciudad". No, usted y yo pagaremos unas infraestructuras seguramente malas (recuerdo que la Peineta el primer día tenía goteras, que cosas como los túneles de la M-30) a precio de buenas pero quien va a recoger el fruto de ese pago no vamos a ser ni usted ni yo sino un grupo de empresas y empresarios que si sale mal pedirán a Papá Estado que paguen, o sea otra vez a pagar usted y yo. Eso sin contar con la las molestias de otras obras interminables cuando no están ni a la mitad las empezadas en ese afán de demoler la ciudad (o soterrarla). "Es trabajo", me dirán. No, serán, si tenemos la desgracia añadida de que nos caiga ese desastre encima de lo que ya tenemos, jornadas interminables con operarios sin papeles , cobrando un sueldo de miseria y sin medidas de seguridad. Subcontrata de la subcontrata de la subcontrata de la subcontrata de la subcontrata y así hasta que se pierde la pista del responsable. Nos conocemos la historia aunque la mayoría prefiera otra vez mirar a otro lado.

Que yo sepa nunca el macro negocio de carne (recordemos aquello de que no recuerdo donde tuvieron que importar prostitutas -de eso Madrid tiene de sobras: donde no hay una zanja hay una puta) y "estimulantes" que son los juegos olímpicos (lamentable o no tan lamentable deterioro de una idea hermosa que se basa en la exaltación única y exclusivamente del físico) han repetido continente, luego después de Londres le toca creo que a América. Bien, ¿quien paga estos gastos de paripés de oropeles y olimpismo barriobajero? Adivinen: usted y yo.

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