Vistas de página en total

martes, 29 de diciembre de 2015

Simbolismos navideños 3: Calcetines

Ante todo dsiculparme por el restraso en felicitaros las fiestas y es que este año el Espíritu de la Navidad Presente anda un poco fané y descangallado. Melancóloco, apático, hierático, herrático y lunático. Vamos: hecho unos zorros y le está costando sobrevivir, yo creo que es falta de morcillas y tocino, o de bocadillos de calamares de la Plaza Mayor, pero bueno, con más o menos trabajo sobrevivirá.
Retomo lo que empezamos el año pasado de echar un ojo a los objetos más usados como repressentación de nuestra Navidad en un sentido más simbólico: 


La larga y complicada elaboración de la actual figura de Papá Noel o Santa Claus es un camino complejo y, sinceramente creo, que controvertido, interesado y poco convincente en demasiadas ocasiones. Así que no voy a entrar en semejante avispero; sin embargo, a lo largo de de ese camino nuestro barbudo Pulgarcito fue dejando miguitas simbólicas, o no tanto, en forma de diversos elementos que han ido conformando nuestra iconografía navideña. Si se me permite: nuestra imaginería ensoñada en la infancia, y esto es tan universal como el hemisferio occidental.
Una de esas miguitas ha tomado la forma de calcetines. Cierto que no es parte de nuestra tradición católica de las celebraciones navideñas, pero la actual globalización cultural (o cocacolonización) ese matiz resulta irrelevante. Bien, el ritual de los calcetines, ahora grandes y de colores llamativos, es colocarlos sobre la chimenea esperando que amanecer la mañana de Navidad llenos de regalos –creo que básicamente golosinas- . Hoy a menudo ha quedado reducido a elementos decorativos pero siguen configurando la imagen de la Navidad como tantos otros elementos.
A pesar de no pertenecer a los usos católicos hemos de remontarnos a los primeros siglos del cristianismo para encontrar los orígenes de esta tradición. Concretamente al S. III, a Licia, en el Asia Menor, donde nació S. Nicolás que llegó a ser obispo tan pronto que le conocieron sus contemporáneos como “el obispo niño”. Llegó a ser arzobispo de Myra en torno a 350, participante en el Concilio de Nicea (325) –uno de los más importantes de los primeros tiempos del cristianismo-. Murió aproximadamente entre 342 y 343. Ya en vida se le conocía como protector de los niños por la atención que les prestaba de la que nos han llegado algunos ejemplos, uno de ellos será el origen del tema que nos ocupa.
Centrémonos en él. Como veremos habría que enmarcarlo en tradiciones culturales mucho más antiguas y amplias pero no es este el momento pues nos llevaría demasiado lejos. En la ciudad natal de Nicolás había una poderosa familia que, poco a poco, se había venido abajo y vivía en la más absoluta ruina, lo más lamentable es que parte de esta familia eran tres hermanas muy jovencitas pero ya en edad de ir buscando marido aunque sin dote era una labor imposible. La familia se moría de hambre así que no quedaba más remedio que vender a las muchachas –no queda claro en los textos manejados, si como criadas, esclavas o prostitutas, nada bueno para ellas en cualquier caso-. Resignadas, las chicas ya se estaban preparando para afrontar su destino con el mejor aspecto posible -¿coquetería femenina o buscar mayor precio?- lavaron sus mejores galas y pusieron a secar sus medias a secar junto a la chimenea. La preocupación del arzobispo por los niños le había llevado a interesarse por la situación de esta familia y su delicadeza le impedía intervenir directamente en modo que pudiera interpretarse como ostentación de limosna, así que con toda discreción se acercó a una de las ventanas y desde allí arrojó tres bolsas con monedas de oro que, casual  o milagrosamente, cayeron dentro de las medias. Desde entonces se colocan los calcetines o medias junto a la chimenea esperando los regalos de San Nicolás.
Existe otra versión en la que en lugar de bolsas de monedas el arzobispo arrojó tres manzanas de oro, origen de las bolas doradas que colgamos de nuestros árboles de Navidad.
Hay en esta leyenda o tradición algunos elementos de lo que antes llamé algo así como una “tradición mayor”. Empezaremos por las tres hijas, o las tres hermanas. En una inmensa cantidad de los cuentos más antiguos de Europa e incluso del universo preislámico en que tres son los hermanos o hermanas protagonistas, generalmente príncipes y princesas. Olvidemos ahora las mucho menos frecuentes historias de príncipes y miremos qué sentido tiene ese grupo de tres princesas –de las cuales la protagonista suele ser la más joven- , que ha dado lugar hasta al viejo cuento chascarrillo:
Este era un rey
Que tenía tres hijas
Las metió entre botijas
Y las puso a vender
¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Si abrimos un poco la mente nos encontramos con todo un mundo de tríadas femeninas y, en suma, con la Triple Diosa Primigenia. Su añadimos esa otra versión en que las monedas no son tales sino manzanas de oro, nos precipitamos inevitablemente con las manzanas del jardín de las Hespérides. Uniendo ambas cosas y sin que tenga que ver con el cristianismo llegamos a un mito básico en Occidente, mucho más de lo que podamos pensar en un primer momento: el juicio de Paris. ¿A dónde voy a parar? Simplemente a que en medio de las tradiciones más aparentemente cristianas asoman, más o menos enmascaradas, huellas vivas de los mitos paganos.
Un detalle más antes de acabar. Si Santa o Papá Noel usa los calcetines para dejar los regalos, nuestros Reyes Magos usan los zapatos. En el fondo es la misma función en diferente objeto. Me arriesgo al destacar un perfume extremo oriental al conceder tanta importancia al pie y sus fundas, pero no quiero dejar de hacerlo.

martes, 15 de diciembre de 2015

Los ejes de mi carreta, o un relato casi navideño.

Cada año me esfuerzo en parir un cuento de Navidad, como más o menos éxito, generalemente menos. Al mismo tiempo me esfuerzo no con menos ahínco en comprender por que sigo enganchado a la fascinación, quizás infantil, por la Navidad. Sí, ya sabéis que siempre digo que soy el Espíritu de la Navidad Presente, a pesar de no guardar de no guardar ningún  buen recuerdo de niguna de las pasadas. Creo que he dado en el clavo este año, sencillamente por que viví la experiencia clave de estas fiestas en carne propia y que hoy día, cuarenta y tres años despues, raro es el día que no lo recuerdo. Sólo que no fue en Navidad sino en pleno verano. A menudo se nos olvida que el tan celebrado espíritu navideño no tiene calendario.
Así que este año no voy a afrontar el desafío del relato navideño sino a contar lo que nos ocurrió en un verano hace muchos años. Además creo que es algo y sobre todo alguien -de quien no conozco ni el nombre- que merece ser recordado desde la gratitud y para no olvidar que la buena gente existe o, si queréis, los ángeles de la guarda.
Sería el año 73 o 74. No es decir nada quizás para algunos pero para la gente como yo -ya sabéis, discapacitado, silla de ruedas etc- sí que supone casi otro mundo. La gente te preguntaba como te atrevías a salir de casa o si pensaba (literalmente: "¿Ah pero tú piensas?"), todo eran barrreras y, sobrte todo una soberana indiferencia. Entre todo aquello también estaban los fabricantes de sillas de ruedas que vendían a precio de oro artefactos que ni siquiera alcanzaban la categoría de chapuzas.. Centrándonos en uno de sus muchos -más de los que creeis- defectos, mencionaré el relevante para esta historia: los ejes de las ruedas traseras una irritante tendencia a quebrarse como palillos de dientes, ah y tenían la rosca al revés, no sé como era la cosa pero sé que era un auténtico problema. Con la silla recién comprada nos fuimos al pueblo levantino del que tanto hablo, donde por entonces no habia ortopedia , por supuesto. Yo era un adolescente gordo -o sea gordo-gordo- y de muy escasa salud, buenos, como siempre. El caso es que sin silla nos tendriamos que volver a casa y aun así la silla seguiría siendo imprescindible (y aunque se supone que en una ciudad como esta, todo un Madrid entonces y hoy debería ser más fácil solucionar estos problemas no os engañéis, hoy y aquí los problemas de mantenimiento vienen a ser los mosmos) Por si esto fuera poco, desde la centralita telefónica del pueblo, localizamos una ortopedia en Alicante que nos dijo que habría que pedir la pieza a Bilbao y que, además, la fábrica estaba de vacaciones.
Recuerdo la angustia de mis padres como cabe comprender, mis setenta y muchos kilos convertían aquello en una situación límite. Sí, puede no parecerlo, pero lo era. Mi padre que siempre tiene ideas para todo pensó si podrían hacernos un eje en algún taller mecánico de los que abundaban pero su búsqueda resultó en vano, por aquello de la rosca. En estas andábamos cuando la patrona de la casa, mujer de pocas palabras pero poseedora de esa inteligencia de lo lógico de la que carecemos la mayoría, se acercó discreta y le dijo a mi padre que probase a a ver si -le llamraremos Perenganito, pues no recordamos su nombre- podía hacer algo. 
Allá que se fue mi padre. Era un astillero pequeño, pues por entonces se hacían allí pequeños barcos pesqueros completamente artesanales, de la quilla a la cubierta. Se acercó al maestro y dueño explicándole el cas con el sonido del torno trabajando en un motor. No contestó, sólo dijo al joven que manejaba ese torno:
-Scas eso de ahú y ponte con esto.
-Pero papá si estamos acabando, en diez minutos 
-Sácalo.
Se qué el hijo no respondió y -con lo que supe luego-  imagino una extraña comprensión y acaso una lágrima que no brotó en el muchacho. Entre él y un par de compañeros igualmente silenciosos desmontaron el tinglado que, segun mi padre, era más que considerable. En pocos minutos nos hicieron no un eje sino cuatro perfectos para lo que pararon todo el taller. Cuando mi padre quiso pagar el trabajo que no el favor aquel Señor se negó en rotundo a aceptar ni un céntimo a pesar de todo el retraso que le iba a supoiner para el trabajo de todos, y no hubo insistencia capaz de hacerle cambiar de idea.
Cuando mi padre llegó con los cuatro ejes venía emocionado, casi llorando, aun ayer se le quebró la voz al recordar aquello, y eso que no es hombre que deje ver sus emociones con facilidad. La patrona no pareció extrañada.
-Hace unos años perdió a un hijo enfermo -dijo con su proverbial impasibilidad.
Sí, no era Navidad, ni nevaba, ni aparecieron ángeles ni cosa parecida, sólo cuatro ejes, era lo que quedaba. Sí, podemos, hacer las lecturas que queramos pero la actitud de aquella familia haciendo por mí lo que no les hubiera valido de nada hacer por su hijo, por su hermano, para mí encarna el verdadero espíritu de la Navidad aunque fuera en julio. Ya dije que no tiene calendario, como tampoco la gratitud que se le guarda en esta casa. 
Sé que puede parecer cursi y ñoño, pero me da igual. Fue así, sin más. Es en torno al calor de personas como ellos donde en Navidad deberíamos acogernos para no perdernos. 
Feliz Navidad

lunes, 7 de diciembre de 2015

Diciembre

Seguimos con el calendario de Theodoor Willem Nieuwenhui correspondiente a 1896. No es precisamente que me encante este estilo pero desde luego es representativo de una vanguardia y época concretas.

 Bueno, pues ha llegado diciembre. El diciembre más importante de nuestra historia desde el del 78. Para mí que poner las elecciones el veinte ha sido para jodernos las Navidades. Por piimera vez la cosa no está clara en ninguna parte y encima la Navidad con todo lo que arrastra consigo, para bien y para mal, que de todo hay en la viña del Señor. 
Madrid ultamegacontaminada -eso dicen, otros años la he visto peor pero claro, entonces no le importaba a nadie-, las calles tomadas al asalto, las compreas sin hacer y encerraditos en casa pues con eso de que no se recomienda salir a enfermos crónicos respiratorios y cardiacos, la jodimos tia Manuela. La pertinaz sequia de agua y de ideas. El bombardeo de información desinformante, intoxicación más bien, que me hace pensar que todo este tingladillo que hay ahora mismo, siendo gravísimo, es ante todo una maniobra de distracción. El asunto es ¿donde no quieren que miremos? ¿o seria más correcto por qué no quieren que nos miremos? 
No es desde luego mi mejor diciembre. La depresión va en fase de recuperación pero la terapia está en esa otra fase de darte cuenta quien no eres, quien aparentabas/aparentas ser y quien eres de verdad. Ese con el que estás de acuerdo cien por cien, por ciendo que si alguien le ha visto me avise, porfa. En sertio, es complejo descubrir que llevas toda tu vida haciendo un teatro para un sólo espectador, tú, y que encima no te gusta la obra. Ahora no sé si leo por que me gusta o por costumbre, o si mi eterna sonrisa amable es de verdad o enmascara las ganas de arrancar la yugular a alguien a mordiscos. Hasta los afectos se tambalean y mi querida Navidad no se escapa. ¿Quiero realmente celebrarla o simplemente me aferro a la ilusión infantil de un milagro navideño que no va a ocurrir? Tal vez sea sólo estética. Tal vez no quiero renunciar a una esperanza difusa o a los Reyes Magos en plan Bienvenido Mr. Marshall. 
Por otro lado Diciembre y Navidad siempre han sido tiempos para recapitular el pasado. Y mi pasado no es el mío, solamente, sino el de más personas, y me pesa demasiado.. El pasado de varias generaciones y sus dolores es fardo demasiado pesado para cualquiera. Lo dijo Buda pero claro, era Buda, para los demás es miuy difícil liberarse de él. A menudo me encuentro con recuerdos que no son míos -es el caso de la música, por ejemplo-; conozco mejor lo que sonaba en los cuarenta que lo que sonaba en los ochenta con mis veinte años. Conozco mejor a quienes hace treinta años que no veo que a esas mismas personas hoy. Conozco mejor el lastre que el vuelo. La Navidad está llena de pequeñas cosas de este tipo. Pocas veces agradables hasta de recordar y en más de una ocasión imperdonables. 
Uno de vosotros, no recuerdo bien, me hizo el honor de decir que lo que había escrito era galdosiano, no me veo a su altura pero sí soy de su época, así es como me siento. De otra época, de otro mundo, de otra pasta peor. No entiendo nada o casi nada de lo que me rodea, y a veces me siento como si navegase entre nieblas por que ya ni siquiera estoy seguro de lo que siento. Como veis una posición magnífica para disfrutar de este diciembre contaminado, peligroso y navideño. 

viernes, 4 de diciembre de 2015

Ecce Homo de Borja o la vergüenza.


Antes de dar por inauguradas estas Navidades quiero hablar de este esperpento. Repasemos los hechos en plan CSI:
-En una pared o pilar del pueblo de Borja hay un Ecce Homo pintado al óleo -error, no debió hacerse al óleo- de un pintor del XIX no de los de primera fila, desde luego pero decir que no era de primera fila implica en el XIX un dominio técnico más que considerable. 
-Evidentemente al estar al óleo en lugar de al fresco la pintura se deterioró demasiado rápidamente como podemos apreciar en la segunda imagen con que encabezo la entrada. 
-Entonces se produce un acto de incalificable vandalismo: una de las vecinas del lugar decide "restaurar" la imagen con ese afán metomentodo marujil abuelesco que domina el país. Gracias a esas cualidades (mujer, tercera edad y que a ver quien se ateve) se le permite "trabajar" sin esconderse ¿se le habría permitido a un estudiante de Bellas Artes hacerlo? Sinceramente no lo creo. Hace falta una suprema arrogancia y hasta un punto de chulería para atreverse a meter mano a una cosa así. Por mucho que en clase de pintura te hayan quedado unas florecitas moníiiiisimas. 
-El resultado es un adefesio que más parece un retrato robot de un descuidero del planeta de los simiso que otra cosa.
Veamos ahora las consecuencias:
-Risas en Internet.
-Creo recordar que la prrpetradora de tal acto presentó un programa de fin de año en una televisión no muy vista.
-Ser organizan excursiones al pueblo para vr esa cosa.
-Se hace viral en la red.
-Acualmente ya se ha escrito un musical americano basado en este acto de delncuencia senil
-Tsmbién una película presentada el otro día por mi idolatrada Aumpta Serna.
-Y la delicnuente trinufal y aclamada. ensoberbecida y diciendo que el Ecce Homo "está muy guapo"
Por Dios que no venga al Prado que ésta se lía a corregir las meninas y tampoico nadie la diría nada. Quizás incluso le dieran el Princesa de Asturias o el Nóbel. 
¿Que clase de sociedad admite y jalea esto? ¿Es que no sentimos la más mínima vergüenza por que esto ocurra? y lo peor de todo: si es así ¿nos merecemos otra cosa?
Cuando yo estaba más metido en el mundo académico más o menos se sabía quien sí y quien no sacaba piezas de arte del país. Entonces yo les consideraba ladrones de un patrimonio común. Hoy me pregunto si no acabarán  siendo los salvadores del ese patrimonio. 
Lo cierto es que siento una profunda vergüenza de que esto ocurra en mi país y de que nadie tome medidas, de que se le ría la gracia a la vieja y encima tener que callarme por que la gente mayoritariamente lo ve eso, un episodio gracioso.

SE BUSCA POR LOS DELITOS DE VANDALISMO, ATENTADO CONTRA EL PATRIMONIO CULTURAL, DESAFIO A LA AUTORIDAD DEL SENTIDO COMÚN. COMO RECOMPENSA SE OFRECE RECUPERAR LA DIGNIDAD.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Elecciones o mi voto y yo.

Voté por primera vez en el Referendum de la Constitución del 78, con 19 años y desde entonces no he dejado de hacerlo salvo por causas de fuerza mayor. Para empezar está el hecho de que mi colegio electoral no tiene acccesos para discapacitados y, aunque sé que tengo derecho a que me bajen la urna, no soy amigo de montar números y menos aún de oir los comentarios de la gente, esa misma gente que ponen la prona a que se adecúen sus portales si tienen que pagar un céntimo. Item más, el voto por correo es algo bastante complejo que te obliga a acudir al menos dos o tres veces a correos y además a estar prácticamente de guardia pues sólo te lo pueden entregar a ti in person y no hace más que dos intentos. Esas han sido las causas de que alguna vez no haya votado. Pero ahora no.

¡Qué dolor! por un descuido gatito-2
Micifuz y Zapirón,
se comieron un capón,
en un asador metido.
Después de haberse lamido
trataron en conferencia
si obrarían con prudencia
en comerse el asador.
¿Lo comieron? -¡No, señor!
Era caso de conciencia.




Pues eso, es un caso de conciencia. Para empezar veamos el panorama desde el puente del que dan ganas de tirarse. Primero el PP que ya sabemos que son un cruce entre los caciques de la época de Primo de Rivera y los advenedizoz franquistas y Aznar sin dimitir como diría nuesto añorado Thiago. Cierto que tiene gente valiosa, al margen de si idelogía, personalmente me parece que Sorayita es muy capaz de llevar todos los ministerios ella sola, y Cristina de Cifuentes, está teniendo una gestión, hoy por hoy, impecable, y hablo desde la oposición al pensamiento de su partido. En cualquier caso son lo que son: la derechona montaraz de toda la vida.
PSOE, angelicos míos. Desnortado, convertido en reinos de Taifas y  con una vieja guardia que ni come la berza ni la deja comer. Vieja guardia que no encuentra en el relevo generacional personajes de una talla iudiscutible. Su lider, Sánchez, se ve desbordado por tantos frentes y encima cargando con el "y tú más", una mala gestión económica en final del gobierno de Zapatero (aunque no sé si podían hacer otra cosa cuando el saqueo era generalizaado) y con parte de sus votantes decepcionados por la facilidad con que se enganchó al carro neoliberal en esos momentos. Demasiadas tareas internas por hacer y demasiados compromisos. Por decirlo a la manera Almodóvar, le veo como vaca sin cencerro. Ya ha pasado etapas similares después de perder el poder, pero precisamente por eso debería saber evitarlas o minimizarlas. Y además está Susanita, la del ratón no, la de la autonomía andaluza que parece tener armas y bagajes preparados para primero tomar Ferraz y luego intentar el asalto a la Moncloa. Eso que yo vea, que tampoco quiero mirar mucho.
Ciudadanos con Albert Rivera o "El retrato de Dorian Gray", como vemos en esta foto de su primera campaña electoral los años no pasan por él. La ventaja que tiene es él: monín, en apariencia sensato, moderado, el yerno que toda suegra quiere. Ahora bien: ¿que es Ciudadanos? Aparentemente en el arco ideológico actual ocuparía por la derecha el equivalente a PSOE por la izquierda: centro derecha y centro izquierda respectivamente. No me desagrada ni él ni las cosas que propoine, en conjuto, pero no podemos fiarnos por: en la presente situación ¿conviene a la buena gobernanza del país un presidente catalán?, segundo: ese centro derecha suele tener siempre la tendencia a resbalar hacia la derecha dejando el centro vacío, tercero: apoya la intervención directa y bélica contra el estado islámico lo que quiere decir que ha dicho lo que piensa el partido y no lo que quiere oir el electorado, justo al revés que los demás partidos. Y yo no sé todavía si estoy o no a favor de esa intervención, por principio: no, pero lo que está ocurriendo allí no tiene nombre. ¿Y si una vez en el poder nos encontramos con un Fraguita/Dorian Gray? Lo cierto es que no termino de fiarme.
Ahora toca hablar de PODEMOS. Podemos ¿qué?.Las posturas de Podemos no son exactamente reformistas sino destructivas y radicales. Sin embargo, no está la Magdalena para tafetanes. Resumo que esto se está alargando. Utópicos y poco posibilistas, de los que la lían y luego son los primeros en coger el tren camino a Francia, radicales inncesariamente y fuera de contexto y, además sin atenter a otras vertientes más que la ideológica. Poco organizados com partido, con meterduras de pata constantes y casi diría que forzadas, como si estuvieran haciendo adrede todo lo posible para no ser elegidos. Ademas provienen del mundo académico, yo también, sólo que yo no supe anidar en él, vamos que ya vienen con escuela de corrupción de serie. Me gustan pero me fío menos de ellos que de cualquier otro de los partidos.
Izquierda Unida: desorganizada y no muy boyante en sus intervenciones aunque reconozco que va levantando un poco.
En suma: que no soy capaz de decidir mi voto y en tales circunstancias no me voy a poner a luchar a brazo partido para poder votar por correo. Eso sí, que no vote no quiere decir que no proteste, por que yo callado, ni debajo el agua.

domingo, 22 de noviembre de 2015

De segundas (4)



Así acabó el Rogelio casi libre y volvieron los primeros años con él pegado a la barra y ella a la cocina. Sin perder, pero ganando lo justo para no cerrar y vivir casi con lo mínimo. Los años fueron pasando casa a lo tonto y trayendo algunas noticias de su hijo: encargado de mantenimiento en un lujoso edificio de apartamentos con chabola –literallmente- en la azotea y fama de ser nido de mantenidas. “Quitando la mierda a otros, para eso podía quitarla aquí”, pensó sin querer oír las correcciones que se le venían a la cabeza. Lo supieron por Elías, que, las pocas veces que se veían –cumpleaños, Navidad y poco más- le miraba con una sonrisa atravesada, incómoda.
Su se había ido reduciendo a la barra, la terraza y las carnes sonrosadas de vaca muerta cada noche. Siempre pendientes de hacer tal o cual reforma para modernizar esto o aquello y siempre sin conseguirlo. Hubo un momento en que dejaron hasta de proyectarlo. Pasaban del bullicio de los escasos pero escandalosos parroquianos a al silencio absoluto de su casa. Si antes sólo se hablaba de cuentas, ahora ni eso, pues harto de estrecheces había ido dejando todo aquello en manos de Luisa. Aquella casa se iba trasfigurando en un panteón: silencio, oscuridad para no gastar más luz, frío para ahorrar en calefacción, y los años siguieron pasando. Las carnes abundosas y sonrosadas comenzaron a cobrar tonos de carne putrefacta que le repugnaba y excitaba sobremanera, casi tanto como su invencible indiferencia a lo que él hiciera con su cuerpo. Eran esas descargas violentas de su organismo el único signo de vida en aquella casa. Ese y las noticias que casi telegráficamente le daba de la familia de Isa, de lo buenos estudiantes que eran sus sobrinos, de los colegios caros a los que iban, más tarde de las universidades privadas casi exclusivas, de los cursos en el extranjero. De Jesús, en cambio, no habían vuelto a saber nada.
Sin embargo, casi de un día para otro todo cambió. ¿Caprichos del destino o estupidez humana? No lo sé, ni lo supo Rogelio pero algo hizo que se pusieran de rabiosa moda los locales al estilo de los sesenta-setenta y las tapas y raciones más “de toda la vida”. Luisa, viva como pocas para incrementar ingresos se limitó a mantenerlo todo como un jaspe y a comprar una máquina de discos con música de aquellos años. Aquello se convirtió en un no parar con colas con colas y casi peleas en la puerta para lograr una ración de croquetas o de migas. El dinero, por fin, parecía entrar a chorros, pero, en realidad, entre unas cosas y otras no terminaba de reflejarse en la cuenta corriente; y no sería por falta de trabajar, sobre todo Luisa que de tanto hacerlo reventó una mañana de domingo mientras preparaba chocolate con canela. Cayó fulminada como por un rayo o un disparo, pronto un derrame tiñó de morado casi toda su cara tan inexpresiva en la muerte como en el sexo. Por aquellos días hacía veinte años que Jesús se había ido de casa.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Cantar por París.

 Hoy puede parecer tarde para esta entrada pero, aparte de que ayer me fue imposible sentarme al ordenador, no creo que los sentimientos que nos ha producido vayan a desaparecer de un día para otro.
Empiezo a estar harto de poner el lazo de luto por cosas como esta, es ya absolutamente intolerable, y lo peor es que da igual lo que se haga y quien sea el culpable, hoy es el estdo islámico, ayer la ultraderecha, anteayer la ultaizquierda y al otro el monstruo de no sé donde con su hija no sé cuantos años encerrada. Eso sin mirar mucho más atrás que unos pocos años.
 He titulado así la entrada por que París siempre ha salido adelante cantando. El cancán, La vie en rose o, como no, La marsellesa. La canción, el himno sentido y no monopoizado une a la gente. Por eso no sólo hay que rezar por los inocentes caídos en esta batalla sino cantar la inevitable victoria francesa sobre sí misma, su miedo, su dolor y su duelo. Ya lo ha hecho mil veces y lo volverá a hacer por que, queramos o no, París sigue siendo el centro neurálgico del mundo occidental (excluyo tan sólo  al lejano oriente)
 Si las cosas son como yo creo que son esta barbaridad supondrá un cambio cualitativo en la la situación actual ante el terrorismo. Francia, con razón y a veces sin ella, ha demostrado sobradamente que es mal enemigo. Sinceramente no entiendo como atacan a la patria de la libertad y al refugio de perseguidos, cuando en ella han recalado los lideresos de los movimientos que antes y ahora le atacan. Eso sí, después de pasar por los colleges ingleses.
 El dolor hoy es universal, sí, aunque en cualquier país asiático o africano cada día hay atentados con más víctimas. Es injusto, sí, es racista, sí, pero es que el hecho de que lo veamos injusto y racista se lo debemos a Francia que con sangre de franceses hiciera brotar las semillas de esos conceptos en el pensamiento universal. Nada hay que valga la pena hoy que no tenga su origen entre el reinado de Luis XIV y el inicio del nefasto Napoleón que no naciera en Francia. No se va a doblegar el roble del bosque talado para construir la catedral de Chartres, lugar de toda magia, ahora. Se levantarán voces, me temo que también armas, nacerán ideas y Francia, como siempre, volverá a ser lo que ha sido siempre: el eje del mundo.

jueves, 12 de noviembre de 2015

De segundas (3)



Con Isa instalada en un amplio semisótano de un horrendo edificio moderno del ya de por sí siniestro barrio Salamanca, y más aún cuando nacieron los sobrinos, la Luisa consintió en cerrar un día por semana para ir a visitarles, e incluso alguna tarde dejaba todo preparado y se iba sola a pesar de las cerca de dos horas que había de camino con tres autobuses que coger. Los días de libranza se iban a pasar allí el día, al menos al principio, y las hermanas no paraban de parlotear ni de aprovechar para secretos conciliábulos que solían acabar en risas. Así fue, a pesar de las protestas de Jesús que se aburría con sus dos primos casi bebés a su lado, hasta que cierta sobremesa de una comida que empezó con cerveza, siguió con vermut, continuó con los corpulentos caldos del pueblo y se remató con anisetes para las mujeres que inmediatamente se fueron a la cocina a seguir con sus cuchicheos y varios pacharanes para ellos que dieron en recordar los buenos tiempos en el pueblo. Como para Jesús aquello era prehistoria, se fue al cuarto de estar donde se acumulaban los Pronto e Interviú, no es necesario explicar a qué.
Alguien dijo que hay cosas que conviene no recordar; pues es cierto, y mucho más con varios pacharanes por medio. Si los tradicionales buenos viejos tiempos nunca han sido buenos, al menos tanto como queremos creer, no deja de ser cierto que para unos fueron mejores que para otros y que no siempre las sandeces juveniles se quedan en eso, y menos en un pueblo donde hasta el más íntimo de los secretos acaba convertido en rumor y sólo de la voluntad, buena o mala, de los vecinos depende quedar marcado con un sambenito u otgro. El caso es que recordando, recordando, y repasando lo que había sido de la vida del Tal o el Cual, sin darse cuenta o con total alevosía, Rogelio llegó a uno de esos puntos del “conviene no recordar”:
-Quien se lo montó bien fuiste tú que pasaste de cabra a cabrón, que lo tuyo con el del Molino cuidando los rebaños lo sabía tolmundo, y no había más que ver como se refocilaba sobándote el culo el día que nos tiramos juntos a la Isa, y bien que te dejabas, bribón. Al casarte ascendiste a cabrón por qué a Isa ha catao a muchos. Eso sí, en la cama ha de ser cerda refiná ¿No? Con lo corrida que está.
Quizás fuera, simplemente, consecuencia del alcohol o no, pero en el pueblo Rogelio en su quinta y el Rubio en la suya eran los gallos del corral, los machos, a pesar incluso  del asunto con el del Molino del que todos hablaban y nadie había visto. Ahora la casa de su cuñado era mejor, ganaba más, vivía mejor y, encima, se revolcaba con la Isa que siempre fue más fina que las gallinas y no con una vaca muerta. Si quizás fuera el alcohol pero también necesitaba el antiguo gallo  poner al otro en su sitio.
Elías no dijo nada, se limitó a tapar las botellas y llamar a las mujeres para echar un cinquillo. Sin embargo, más tarde, al acompañarles al autobús esa noche se rezagó con Rogelio fumando un pitillo y entonces:
-En casa de Isabel siempre serás bienvenido, ya lo sabes, pero mejor que no vengas si no es imprescindible ¿eh? Ya me entiendes ¿verdad?  -si, claro que entendió más de lo que podía suponerse.
Si algo sabía era cuando alguien hablaba muy en serio o eran palabras que se lleva el viento. Desde entonces empezó a buscar excusas para no acompañar a su mujer e hijo en esas visitas salvo ocasionalmente. Ni al uno ni a la otra parecía importarles, y a él, menos.
Entretanto el barrio iba mejorando, dentro de lo posible. Aparecieron jardines, se trazaron calles, brotaron farolas, los colegios dejaron de ser los peores de la provincia y llegaron nuevos vecinos algo más solventes. Pese a todo esto las ganancias no subían; no es que les fuera mal pero tampoco mejoraban, los demás  negocios de la zona medraban a ojos vista y ellos apenas aumentaban unos pocos miles de pesetas al mes por más que ajustaran gastos y repasaran las cuentas. Era de lo único que se hablaba en aquella casa, de eso y de la posibilidad de que, con el verano y las cuatro mesas que sacaban a modo de terraza, se pudiera remontar un poco. En esas andaban cuando Jesús se presentó en junio con todas las asignaturas suspensas. Cierto que nunca había sido un estudiante ejemplar pero nada comparable a esto, cierto que los trece años es una edad mala, y más en un barrio como aquel, pero, desde luego, no esperaban semejante fracaso. Antes de que Rogelio pudiera reaccionar, Luisa cortó por lo sano:
-Se acabó: no vamos a gastar un céntimo en que sigas estudiando. A partir de mañana trabajarás en el bar. Librarás cuando toque y ni una palabra más.
La expresión cerril, casi animal, de esa mujer enfurecida no admitía respuesta alguna y así fue como Rogelio vio muy reducido su trabajo pues su mujer no permitía que el chico se alejara más allá de las mesas, así que él podía salir a “lucir palmito”, que se decía a sí mismo, y a ver como el barrio iba cambiando dejando su bar definitivamente atrás, aunque él llevaba una buena vida, poco trabajo –y cada vez menos por qué a Jesús le iban cayendo todas las tareas- mujeres cuando quería, las carnes de Luisa, tentadoras y obedientes, aunque frías e indiferentes, y un día para hacer lo que le diera la real gana. En el fondo, por mucho que quisiera creer otra cosa, lo demás le importaba un comino.
Más no dura mucho lo bueno en casa del pobre, debió pensar este ejemplar padre de familia, y aquella edad de oro duró tan sólo unos pocos años. Jesús cumplió dieciocho años y se había convertido en un mocetón trabajador y callado, con un día libre por semana y una semanada que apenas llegaba para la entrada del cine de barrio, uno de los últimos en desaparecer,  y que no escuchaba en su casa sino exigencias y reproches, de alguna manera los fríos silencios de su madre le culpaban del estancamiento de negocio a pesar de loas diecisiete horas de trabaja. A veces Rogelio veía en él esa mirada de buey sumiso semejante a la Luisa y eso le gustaba, estaba seguro en su estatus. Sin embargo, éste se vino debajo de golpe, en apenas una semana.
-Quiero un sueldo y cotizar al seguro –dijo una noche cuando estaban liados con las cuentas
El grasiento jamón que era el brazo de Luisa le propinó tal revés que el mozo rodó hasta el último rincón del comedor..
-¿Un sueldo? ¿No te basta con trabajar en lo tuyo? Ni lo pienses, ingrato ¿Cómo se me ocurriría parirte? Desgraciao. Maldita la hora en que me dejé preñar – lo que pudo soltar por esa boca en unos minutos no está en los escritos (bueno, ahora sí), escenita a la que Rogelio asistió con una más que absoluta indiferencia.
Sin embargo, esta no era una de tantas batallas domésticas que no le concernían como las del Oriente Medio. No debió confiarse ni encogerse de hombros una vez más y menos aun irse al burdel de enfrente cuando aun su mujer no había terminado de insultar a su hijo, pero eso fue exactamente lo que hizo. Volvió a casa a las nueve de la mañana y entrando por el bar para desayunar sin mirar la cara hinchada y tumefacta de quien tanto se le parecía, ni la mirada de quien está a punto de dejar caer la cuchilla sobre pescuezos indignos.
Las cosas se precipitaron de tal manera que ni lo vieron venir. El día libre de esa semana , como siempre, acompañó a su madre a visitar a lso tíos. Rogelio lo pasó desnudo revolcándose en la cama matrimonial con una clienta habitual de la taberna siempre dispuesta para estos menesteres. Volvieron tarde y Luisa calentó la cena; ya estaba el matrimonio sentado a la mesa cuando Jesús salió de su alcoba con una mochila y las llaves en la mano.
-El tío Elías me ha conseguido un trabajo. Adiós.
Ya era tarde para reaccionar y antes que su padre pudiera preguntar nada había sonado un portazo con aires de definitivo. Ella siguió con la sopa sin levantar la vista ni pronunciar palabra – de hecho nunca mencionó nada de todo aquello- pero él se daba cuenta, quizás por primera vez, del desgarro de querer a alguien.
-Mañana llegan los quesos. La última vez faltaba uno, así que ándate con ojo –dijo su mujer al poner el segundo plato en la mesa.