Vistas de página en total

viernes, 7 de abril de 2017

Abril

El año pasado recuerdo que decía en la entrada paralela a esta que en abril "pasan cosas". Sí, es un mes extraño que nunca se sabe en qué sentido va a salir por peteneras. 
Abril es un mes que dentro de mí es fatídico. Tal día como mañana cayó Jueves Santo, la única vez que Jueves Santo no fue fiesta en Madrid. Un día, pues, corriente de abril. Fueron décumas de segundo, menos quizás. Perdonad si entro en temas demasiado personales, pero nada hay más universal que lo personal, y además, el blog nació para soltar todo lo que pudiera ir soltando. Décimas de segundo, parte de la familia reunidos en torno a una mesa, unas pastas, quizás algún descafeinado. Yo no estaba. Me quedé estudiando en casa con el fondo de "La flauta mágica", tenía veintitrés años. Mi tío cae muerto sobre mi madre, su hermana. Son más o menos las siete de la tarde. No podía imaginar que en ese día, un jueves santo que no fue fiesta, se había acabado mi vida tal y como la conocía para entrar en un abismo de negrura y de heridas de las que no sangran y de las que ahora gracias a casi dos años de terapia empiezo, sólo empiezo, (si lo hubiera logrado no estaría escribiendo esto) a recuperarme. Las hebras de la existencia se enredaron y fueron rompiendo. Pronto ya no había nada, salvo recuerdos que "despues de acordados da dolor". No se me ocurrió ir echando piedrecitas y me perdí, mucho más de lo que que había creido. Hoy, reflexionando sobre la terapia,  me he dado cuenta de que luché tanto por evitar un naufragio que no era el mío, renuncié a tantas cosas, pasé por tantos aros que él único que se perdió en el naufragio fui yo y ya no sé quien soy. Tuve algo parecido a un amigo que cuando se comentaba algo personal siempre decía "todos tenemos problemas". Y es cierto, poniéndonos católicos cada uno carga con su cruz pero a veces espera encontrar un Cirineo que por un momento nos ayude a soportarla. El día que ese pseudo amigo me dijo "es que lo que tú pienses no le importa a nadie" me dio una especie de puntillazo. No he vuelto a verle ni a hablar con él, pero también tenia algo de razón: sólo a algunos seres humanos les importan otros seres humanos. 
No me hace falta releer lo precedente para saber que no es nada, ni siquiera para mí un día como hoy. No creo que haya habido pluma capaz de aproximarse al espanto del padre con sus dos gemelos de nueve meses muertos en el ataque con gas, en Siria. Otra vez el horror: campos nazis, Hiroshima y muchos más que no conocemos, reaparecen en un hombre qué sólo querría criar a sus hijos. Nada, absolutamente nada merece la pena ser escrito, leído o pensado ante esa realidad. Lo peor es que no ha sido el primero ni será el último. Y mi cabeza no se aparta de esa cara, por más que quiera.
Si, en abril "pasan cosas", pero hay "cosas" que no deberían pasar nunca, por muy buen tiempo que haga.