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jueves, 17 de mayo de 2012

Rehenes del fútbol

"País" de 1997, poema visual de Joan Brossa
El caso es que yo tenía una celebración familiar en mi casa, una cosa sencillita, un par de primos y sus respectivos/as, un café y una tarta; un rato de charla, un rato de partes médicos, un rato de autocompasión, un rato de recuerdos de años pretéritos y dos horas de despedidas. ¿Os parece excesivo planear eso en una fecha importante como es cumplir 80 años? (no yo) Pues resulta que es imposible por que (tachán) es el 25 de mayo y tal día como ese mi barrio queda secuestrado, tomado, y colmatado hasta el punto de la inmovilidad más absoluta. Nada más y nada menos que ¡por la final de copa del Rey entre el Bilbao y el Barcelona!
Prescindo, por que soy así de buena persona, del hecho de preguntarme por que tiene que ser en Madrid, prescindo de las actitudes que se han tenido en otras finales semejantes, prescindo del hecho de hay cuatro estadios en Madrid con equipos de primera, e incluso voy a ser lo bastante generoso como para pasar por alto el peligro que supone tener a no sé cuantos miles de “aficionados” dándole desde bien tempranito a ese deporte olímpico llamado barra libre, e incluso voy a prescindir del doloroso recuerdo de cierta visita de uno de los equipos que acabó con uno de sus hinchas muerto por un ultra del equipo contrario.
Voy a centrarme en la situación de rehenes que vivimos los ciudadanos de a pie que tenemos la Desgracia de vivir en el entorno de uno de esos centros potencialmente explosivos que son los estadios; pero no sólo nosotros: toda la ciudadanía que tiene que hacer una vida normal está permanentemente supeditada al fútbol. Ejemplo: yo tengo clase un día a la semana, el miércoles, y por tanto tengo que moverme haya o no partido en el estadio que me ha caído encima, con una hora de antelación por que los aparcamientos desaparecen para no perderse el partido que sea, de modo que si un día normal para comenzar la clase a las seis y media con salir de casa a las seis tendría de sobra, el miércoles tengo que salir como muy tarde a las cinco, cinco y cuarto, pillar aparcamiento y esperar hasta la hora (el transporte público no es una opción en este caso, antes de que me lo digáis). Más ejemplos que podéis comprobar cronómetro en mano: uno acaba la jornada cansado y decide ver una película que va después de las noticias, acaban las noticias y comienza el bloque deportivo (absurdo puesto que hay canales específicos) lo que retrasa su inicio al menos media hora, eso cuando directamente no desaparece la película anunciada y te encuentras con un encuentro épico que me río yo de la Guerra de Troya. Más ejemplos: vandalismo (tras la gloriosa victoria del equipo cuyo estadio me amarga la vida me encontré la luna delantera del coche destrozada por una certera pedrada). Más ejemplos: económicos, el día de la última gloriosa victoria de ese equipo se cortaron todas las líneas de autobuses (y las calles) que eran el camino natural para desplazarme al médico que ¡oh crueles manes del destino! me coincidía esa tarde por lo que tuve que apoquinar en un taxi (dado el escasísimo aparcamiento de la zona). Más ejemplos: relacionales. Quizás sean estos los más serios te pueden costar una relación de años incluso a nivel familiar, no ya por ser de bandos contrarios (es más grave ser de un equipo rival que ser partidario de la esclavitud, pongo por caso) sino simplemente el hecho de cuestionar la importancia del fútbol puede (y hablo por experiencia) hacer que parientes cercanos y queridos te declaren un vacío sordo y fatal que aboca a la disolución de la relación social. De hecho, soy plenamente consciente de que de leer esta entrada habría bastante gente de la que me rodea que dejaría de considerarme digno de su amistad, e incluso soy consciente de que ante este texto muchos diréis que soy un exagerado, otros que la cosa no es para tanto, alguno habrá que me verá como un inadaptado y quizás (espero que no) como un peligro.
De siempre he odiado el fútbol, es evidente, pero también la lucha libre al igual que venero el ballet o la pintura pero eso no tiene nada que ver con el hecho objetivo de que vivimos como rehenes del fútbol cambiando nuestra vida (y eso tiene que ver con renunciar a la libertad) en relación al resultado de un juego que mueve muchos millones que sueltan un montón de parados, empeñados en hipotecas eternas o en un estado laboral precario (o sea todo el mundo, por que todo eso es dinero del ciudadano que lo paga en tiempo, en publicidad, entradas, merchandaise etc)
Rehenes. Eso es lo que somos. 

4 comentarios:

  1. Futbol a todas horas y trasquilada los viernes, ¿podemos estar mas aborregados?. Pan y circo, Joaquinito.

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  2. Ahora piensa por un momento qué pasaría si se dejase sólo de retransmitir el maldito fútbol. Todo parece ir bien, no sucede nada mientras no les quiten el fútbol, que tu salario es una m. da igual mientras haya fútbol, que los niñatos ganan una millonada, da igual, se lo merecen, que evaden impuestos a mansalva, y qué son futbolistas....oeoeoeoeoeoeoeoeoe

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  3. Yo me crié cerca del Bernabeu pero era una época en que el estadio del Real Madrid estaba rodeado de campo y no había tanto coche. Recuerdo los días de partido como una fiesta. No tanto porque me gustara el futbol, que no, sino por cómo se animaba el barrio. Ya no vivo por allí pero me consta que los que allí siguen sufren todo lo que tu cuentas.
    Ni siquiera esa cercanía al estadio consiguió que me aficionara al futbol pero no puedo evitar relacionarlo con aquellos días felices de la infancia. Eso sin contar con que los partidos contribuían a la economía de mi familia.
    Pero te entiendo.
    Un abrazo

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  4. Lo de panen et cirquenses me parece muy bien que quieran usarlo pero creo que va siendo hora que salga la pretendida educación que en los últimos 50 años se ha conseguido ¿o es que no se ha querido conseguir y por eso la cosa está como está?
    Lo de los semidioses es que no tiene ni nombre.
    Uno, tú y yo hemos debido ser vecinos del 60 al 62 Calle de Avila, General Perón, la escultura de la llama cerca del estadio.
    Y ahora lo bueno: La lideresa creando tensión conflictos diplomáticos y demás para el viernes en mi barrio. Estoy pensando en acaparar alimentos por si trae cola el asunto (que la traerá).
    En fin, que como siempre gracias por leerme y dejar vuestros comentarios.

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