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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Queda inaugurada esta Navidad

Ya sabéis quienes tenéis el detalle de leerme habitualmente la pasión navideña que me embarga en cuanto llega agosto y que a estas alturas ya es irresistible. Así que con esta entrada declaro inaugurada la Navidad del 2013, o lo que es lo mismo: me levanto la veda para hablar de temas navideños que tanto me gustan. Ahora bien, este bendito año que está a punto de acabar me ha traído a estas fechas un poco más bajo de tono de lo que es habitual en mí. Además, cuando miro mi entorno y en general a la gente y sus actitudes en Navidad, indiferentes, hostiles, quejicas, etc., que son mayoría me pregunto si no será que, en el fondo yo soy el bicho raro, el inmaduro, el Peter Pan de toda esta historia. Podría argumentar en contra pero la mayoría es tan abrumadora que me está llenando de dudas. Además ciertas historias me están llevando a preguntarme si hay algo que yo haga o diga que no sea una perfecta gilipollez. Parlanchín por naturaleza, últimamente intento callarme –en vano casi siempre- por que, muy en el fondo de mí algo me dice que lo que voy a decir es una gilipollez. Es grave asunto pues, inseguro por naturaleza, nunca lo he sido con respecto a mi capacidad mental y lo acertado de mis argumentos, sin negar la posibilidad de equivocarme pero sin que el error fuera una simple estupidez. Que a estas alturas haya aparecido esa sospecha me preocupa seriamente aunque explicaría unas cuantas cosas. Así que ante la avalancha de “sentimiento Scrooge” que parece imperar he de admitir que mi pasión navideña no debe ser más que una más de lo que parece ser mi arsenal personal de estupideces. Bueno, pues cuando uno es bajito, gordo, feo, enfermo y hasta un poco deforme no debería costarme mucho asumir que, además soy gilipollas. Si he podido vivir con lo demás acabaré acostumbrándome a vivir con esto, es más puede ser hasta divertido pues me da “licencia para soltar lo que me salga de ahí mismo sin pasar por el tamiz de mi cerebro”. Una forma de libertad en cierto modo suprema.

Hay algo que debió darme la pista de esta gilipollez mía tan arraigada y es que siempre he encontrado las grandes reflexiones, las grandes verdades vitales no en los profundos libros de sesudos filósofos que no eran gilipollas evidentemente pero a menudo cabría preguntarse si vivían en el mundo de verdad o en un maravilloso mundo de bibliotecas y coleguillas que nada tenía que ver con el precio del pan o el dolor de muelas (un detalle: ¡que poco se ha escrito sobre el dolor físico!). Esas reflexiones, esas verdades, las he encontrado en libros de (me da hasta cierto pudor decirlo) humor. Será que mi capacidad mental no da para más, será que estos grandes pensadores no se expresan con claridad, será que no he leído lo suficiente, pero así ha sido. Rara vez he encontrado análisis de la vida y la realidad tan serios y exactos como los que hacen los humoristas, quizás por que, a diferencia de los filósofos y pensadores, no se toman tan en serio a sí mismos y miran en derredor. Por eso al releer por no sé cuanta vez una de las novelas de Terry Pratchett, precisamente la que dedica a la Navidad de Mundodisco, “Papá Puerco”, he encontrado una larga cita que expresa mejor que nada de lo que yo haya leído lo que es o debería ser la actitud ante la Navidad. Para quienes no estén familiarizados con el universo Pratchett les pongo en antecedentes: en “Papá Puerco”, alguien está intentando asesinar a Papá Puerco (equivalente a Papá Noel, como habréis supuesto) y la Muerte ocupa su lugar. Casi al final de la novela la Muerte (que siempre habla en mayúsculas) mantiene este diálogo con su nieta Susan, institutriz y racionalista a pesar de que sabe que los aspectos y las facetas mágicos de la realidad son verdaderos.

[ ]Susan: Me está diciendo que los humanos necesitan… fantasías para hacer la vida soportable ¿no?

-¿DE VERÁS? ¿COMO SI FUERA UNA ESPECIE DE PILDORA ROSA? NO. LOS HUMANOS NECESITAN LA FANTASÍA PARA SER HUMANOS. PARA SER EL PUNTO DONDE EL ANGEL QUE CAE SE ENCUENTRA CON EL SIMIO QUE SE ALZA

-¿Hadas de los dientes?¿Papá Puerco?¿Pequeñas…

-SÍ. A MODO DE PRÁCTICA. HAY QUE EMPEZAR APRENDIENDO A CREER EN LAS MENTIRAS PEQUEÑAS.

-¿Para que podamos creer en las grandes?

-SI. LA JUSTICIA. LA COMPASIÓN. EL DEBER. ESAS COSAS.

-¡No son lo mismo en absoluto!

-¿ESO CREES? ENTONCES COGE EL UNIVERSO Y MUÉLELO HASTA QUE NO SEA MÁS QUE UN POLVILLO FINO Y PÁSALO POR EL MÁS FINO DE LOS TAMICES Y ENTONCES ENSÉÑAME UN SOLO ÁTOMO DE JUSTICIA, UNA MOLÉCULA DE COMPASIÓN. Y, SIN EMBARGO, … SIN EMBARGO ACTUÁIS COMO SI EXISTIERA UN ORDEN IDEAL DEL MUNDO. COMO SI HUBIERA UNA CORRECCIÓN EN EL UNIVERSO POR LA CUAL ÉSTE PUEDE SER JUZGADO.

-Sí, pero la gente tiene que creer en eso, de otra manera que sentido tiene…

-EXACTAMENTE LO QUE YO DECÍA. HAY UN LUGAR DONDE LAS GALAXIAS LLEVAN COLISIONANDO UN MILLÓN DE AÑOS. NO INTENTES DECIRME A MÍ QUE ESO ESTÁ BIEN.

-Sí pero la gente no piensa en esas cosas.

-CORRECTO. LAS ESTRELLAS EXPLOTAN, LOS MUNDOS CHOCAN, APENAS HAY SITIOS EN EL UNIVERSO DONDE LOS HUMANOS PUEDAN VIVIR SIN CONGELARSE O FREIRSE, Y, SIN EMBARGO, TÚ PIENSAS QUE UNA… CAMA ES UNA COSA NORMAL. EL MÁS ASOMBROSOS DE LOS TALENTOS.

-¿Un talento?

-OH, SI. UN TIPO ESPECIAL DE ESTUPIDEZ. CREÉIS QUE EL UNIVERSO ENTERO ESTÁ DENTRO DE VUESTRAS CABEZAS.

-Haces que parezcamos locos.

-NO. NECESITÁIS CREER EN COSAS QUE NO SON CIERTAS. SI NO ¿CÓMO PODRÍAN LLEGAR A SERLO?

“Papá Puerco”, p. 347-348

5 comentarios:

  1. Lo que sería "del género gilipolas" (¡por fin puedo usar esta expresión!) sería renunciar a algo que nos produce satisfacción. ¡Feliz Navidad!

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    1. Pues sí, un tanto gilipollas si que sería. Muchas gracias e igualmente te deseo.

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  2. Para nada eres gilipollas, ya querrían los gilipollas tener la mitad de tu cabeza y los que no nos consideramos, la otra mitad. En cuanto a la Navidad, uf, que pereza, que tristeza, no puedo sufrirla pero estoy condenado a padecerla un año y otro, y otro, como el día de la marmota. Pese a todo, ¡Feliz Navidad, Joaquín!.

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  3. Gracias por tus elogios a mi cabeza, al natural es más gorda, jejeje. Creo que parte del encanto navideño es precisamente esa mezcla entre sentimientos muy variados. Por supuesto, hay que permitirse sentirlos. Feliz Navidad.

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  4. Cuanta más necesidad de ilusión necesitamos más la rechazamos, tal vez porque la realidad es demasiado doliente.
    Felices fiestas !!

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