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jueves, 19 de marzo de 2015

Picasso en El Prado

 "La primera comunión", de Picasso, evidentemente de su primerísima época y decimonónico total.
 "Ciencia y caridad", algo más tardío, presentado a exposiciones donde le tomaron el pelo a modo sobre todo por que "le toma el pulso a un guante". No se puede ser más decimonónico, ni proponiéndoselo.


Actualmente andamos sorprendidos por la importancia que dos personajes fundamentales andan en boca de los “medios”: Cervantes y Picasso. De Cervantes, si me lo permitís, hablamos otro día hoy prefiero centrarme en la figura de Picasso.
De lo importante de la vida de Don Pablo más o menos todos tenemos una idea clara, longevidad, fecundidad y una inusitada capacidad de cambiar de manera creando el mismo, no un ”ismo” si quisiéramos llamarlo así, sino cincuenta, de su serie de mujeres y la influencia de éstas en su obra –quieran los listos o no- y de sus extrañas militancias.  La mayoría y ahora más sabemos que en el follón de la guerra, creo que en sus primeros momentos, fue nombrado Director del Museo del Prado por el gobierno de la República, evidentemente. También es sabido que dijo mil veces que quería que sus obras se conservaran en el Prado. ¿Y qué pintor no?
Estos días la cesión temporal de un museo cuyo nombre encontraréis en cualquier parte de una buena cantidad de obras ha colocado en la galería central del Prado diez picassos, diez maravillosos picassos.  A priori se trata de una exposición temporal y como tal debería haber sido tratada por las élites que saben de esto y por los medios que no parecen saber hacer la o con un canuto. A raíz de esta exposición se ha sacado a relucir el viejo y apolillado dilema de que si Picasso quería estar en el Prado, debería estar en el Prado y no en el Reina Sofía. Repito ¿Qué pintor no querría ver sus obras colgadas en el Prado? Claro que algunos lo merecerían como el propio Picasso pero hay unos cuantos aspectos que hacen que sacar del baúl este tema sea ridículo.
En primer lugar y afortunadamente las colecciones pictóricas españolas son inmensas, todos nuestros monarcas fueron aficionados y mecenas de pintores, la desamortización también convirtió patrimonio religioso en parte de esas colecciones, más las colecciones y donaciones privadas que se han ido sumando, sin contar las piezas que los Amigos Del Museo del Prado han ido añadiendo buscando cubrir los escasos huecos que han ido quedando, pues a partir de XIX no estaba la Magdalena para Tafetanes ni España para comprar Renoirs o evitar que se escaparan piezas nacionales,  en conjunto tenemos un inmenso patrimonio pictórico del que es difícil darse cuenta sin haberse enfrentado al almacenamiento de “lo que no se ve” de, por ejemplo, El Prado ya que nos centramos en él sin contar con otros museos como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Dios sabe cuantos más que ni habré oído nombrar.
Es más que evidente que el patrimonio total del Prado es imposible que quepa en el Edificio Villanueva, ampliación incluida. Teniendo en cuenta esta innegable realidad hace años se planteó que el abandonado  hospital con sus inmensas salas  se convirtiera en Museo independiente de Arte del XX, a pesar de que nuestras colecciones del XX sean evidentemente más pobres que las de tiempos anteriores e incluso estén más dispersas entre coleccionistas y museos extranjeros. Había además un asunto serio que tenía mal arreglo: El Guernika. Mantenerlo en el Casón lo inutilizaba y además le colocaba fuera de lugar bajo unos frescos de Luca Jordan, por si fuera poco, aislado de cualquier otra colección, en un edificio del XVII. Desplazar el Guernika a lo que hoy es el Museo Reina Sofía y convertir éste en la sede de las colecciones de arte moderno pareció la solución perfecta, y creo que lo es.
Cuando un conjunto de lo que sea tienes que poner el corte en algún punto, a veces injusto, pero hay que hacerlo y se decidió que ese corte se pusiera precisamente en Picasso. ¿Por qué Picasso precisamente? La respuesta se podría reducir a una obra “Las Señoritas de Avignon” 1906 con la que hace saltar todos los presupuestos pictóricos (sé que estoy simplificando en exceso al hablar de esta obra pero tampoco es el lugar para entrar en erudiciones) habidos y por haber. Por otro lado el Prado “se quitaba de encima” los siete metros de Guernika que no encontraban lugar adecuado, en el Reina Sofía si no lo ha encontrado no ha sido por falta de espacio desde luego, que quizás no sea –no es- el mejor espacio para colocarlo no tiene nada que ver con el espacio ni el contexto sino con la gestión del Museo.
Ahora se está proponiendo que Picasso entre de nuevo en el edificio Villanueva. Podría argumentar de mil maneras pero me voy a limitar a explicarlo con tres imágenes si me lo permitís. 


 "Condesa de Vilches" de Federico Madrazi y Kuntz 1853. Portento de técnica y sensibilidad, de habilidad pictórica en un siglo en que la pintura casi alcanza la perfección técnica.
 "Retratro de Gertrude Stein" de Picasso, 1906, en plena búsqueda, con aquella anécdota del "no me parezco", y su respuesta "ya se parecerá" como efectivamente acabó ocurriendo.
"Boceto de mujer llorando"creo que para el Guernika pero a lo largo de su carrera hizo tantos que quizás no lo sea. Años treinta.

La ruptura es tan brutal que la colección se escinde por sí misma, desarticulando la estructura del Prado clásico y eclipsando por completo el resto de la colección del Reina Sofía, demasiado poco conocida, por cierto, y mucho peor promocionada con las actividades paralelas a las de lo que podriamos llamar el cuerpo del museo. Sinceramente creo que estas tres mujeres hablan por si mismas del salto en el arte de la pintura que supuso la obra de Picasso y de por qué debe actuar de frontera en este caso concreto. La otra pregunta es ¿A que viene sacar a colación el temita ahora? ¿No se estarán trayendo algo entre manos? No digo nada pero se calcula que el traslado de un museo supone la "perdida" del diez por ciento de sus fondos.

6 comentarios:

  1. Y además de todo eso que tan claramente expones, El Reina Sofía, que por cierto está funcionando muy bien, necesita un hito como El Guernika que lo sitúe en el mapa. Espero que "el temita" no sea mas que hablar por hablar.

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    1. En realidad necesita más que un hilo, como se demostró el año pasado con la exposición de Dalí. Personalmente creo que le falta un corpus nutrido de artistas más conocidos. De todas formas es un museo de dificil gestión y más ahora con la escasa o nula partida que tendrán para adqusiciones. Por otra parte esas pequeñas exposiciones son interesantisimas y nada publicitadas.

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  2. Yo también estoy muy de acuerdo contigo. Las cosas están bien así. Ya el arte contemporáneo es un género en sí mismo y con poco encaje con el Prado clásico. Si lo ha hecho el Louvre, con el Museo d'Orsay y el Pompidou, y la Tate Britain y Modern... ¿por qué nosotros no?

    Un abrazo.

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    1. Sin embargo, cuando hicieron la exposición de Renoir en 2010 la hicieron en el Prado. Sí, de acuerdo, se optó por que la frontera fuera Picasso, a pesar de lo cual hubiera encajado más como pintura "moderna" en el Reina Sofia, además de dar más a conocer el Museo.

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  3. Creo que estamos todos de acuerdo, entonces ¿donde esta el problema?. Humo. ¿se estará quemando algo?.

    Siempre un placer disfrutar de tu erudición, amigo Joaquín.

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  4. El problema posiblemente esté en que alguien esté pensando en ese diez por ciento de piezas "perdidas" hay cada vez que se mueve un museo. Una pasta, pero pasta.
    Lo de la erudición me parece exceivo, me halaga, pero me parece excesivo, gracias.

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