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jueves, 12 de octubre de 2017

HISPA ¡QUE?

Mamarrachadas como esta que se veían forzaos los pintores a realizar han hecho, junto a su utilización por los diversos regímenes políticos, han ayudado muy poco a la hora de tratar el tema

Ah, era Hispanidad,. Despistes tengo. No soy patriótico ni patriotero. Es más, todo lo contrario, así que nadie espere que saque bandera alguna ni proclamen nada. Nunca me ha gustado ni ponerme orejeras ni que tiren de las riendas de mi pensamiento. Reconozco que no es fácil, es más, nadie puede lograrlo por completo. Ni fácil ni cómodo. Al pensar por cuenta propia y formar uno se convierte en el Enemigo.  No sé de quien es la letra pero lo cantaba Paco Ibáñez: No, a la gente/no gusta qué/ uno tenga su propia fe/ todos todos me miran mal/ menos los ciegos/ es natural.  Poco o nada se puede añadir sobre este punto.
Por estas fechas siempre hay polémicas sobre si explotación o civilización,  sobre qué es exactamente “Hispanidad” etc., etc. y otro etc. Pesados, cinco siglos con la misma pepla. A veces creo que sólo lo hacen bien para llamar la atención bien por irritar sin más. Y no es que me importe pero no soporto la estupidez ajena ni la propia (pensar que a alguien le interese mi opinión no deja de ser una estupidez por mi parte.
 
 
  Por un momento sustituyamos “Colonización Ibérica” por “Romanización”, creo que ya queda clara la idea. Luces y sombras. La luz, en pintura, oscurece las sombras y sólo éstas pueden resaltar las luces. Contra lo que quieren decirnos el mundo no se entiende si no se mira por Bloques Culturales y sólo por ellos pues determinan todo lo que se quiera pensar, decir o tergiversar;  y de lo que no cabe duda es de que la mal bautizada “Hispanidad” es el Bloque Ibérico, nos pongamos como nos pongamos (Ibero, incluyendo deliberadamente Portugal pues, desde luego los portugueses son más parecidos a nosotros que a los del, por ejemplo, Bloque Extremo Oriental), ¿Celebrarlo? No tengo opinión, ¿Conmemorarlo? Desde luego, aunque sólo sea para recordar al Bloque  Anglo-sajón-germánico que no es el único del planeta.

 
Lo que ha dado en llamarse Hispanidad es al mismo tiempo, una más de las barbaridades que hace el hombre con el hombre y un casi telúrico encuentro que, sin quitar lo dicho, no podía sino abrir los ojos a una nueva concepción del mundo y a un intercambio lamentablemente no sólo cultural pero también y en gran parte cultural. Sin ese encuentro ya no se concibe el mundo, sin ese mal repartido intercambio no entenderíamos nuestra vida cotidiana. El idioma, la religión (que ahí ninguno anduvo fino) y una cierta actitud ante el mundo y la vida, el oro y la plata (que solían acabar en Roma) sin olvidar, es más colocándolos en primer término, ciertos alimentos, garbanzos, tomate, maíz, mi padre recuerda la carne que proporcionó Evita en los años más negros. Entre ellos vinieron dos joyas, la una salvó a media Europa del hambre y digo media por no decir toda (en más de una ocasión): la humilde patata. La otra es realmente un regalo de los dioses (nunca agradeceremos suficiente que lo encontráramos o nos lo regalaran, después de las Religiones del Libro, si hubiera sido antes sería considerado pecaminoso y, desde luego, prohibidísimo),  hablo de ese éxtasis de los sentidos, ese consuelo para el desamor, ese elemento en torno al que han girado celebraciones y meriendas, esa materia prima que alcanza formas y matices inimaginables en textura, sabor, preparación, esa bendición que es el cacao, léase chocolate. Nada de cuanto aportamos a ese nuevo mundo iguala ese regalo. Dejando frivolidades y volviendo al tono pedantesco del principio, sí que me parece algo digno de ser recordado un día en especial, aunque no podamos dejar de hacerlo ninguno, nos debemos demasiado, nos odiamos demasiado y nos amamos demasiado como para dejarlo pasar. En cuanto celebrar o no y de qué modo es harina de otro costal que dependerá siempre del politicastro de turno y que en la Historia ni existirá.
Por cierto, Felicidades a las Pilares.

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