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viernes, 4 de mayo de 2018

Mayo

Portada de la revista Vogue de Mayo de 1912
Tradicionalmente, como nos recuerda la portada del encabezamiento Mayo es el mes de las bodas, falso, por supuesto, es más tarde para sumar con las vacaciones por delante o por detrás. Mayo, sin embargo es el mes de las Primeras Comuniones, incluso de las primeras comuniones "por o civil". La repera.
Cerca de casa ha abierto un comercio exclusivo, hay que ir con cita precia y todo, dedicado a los ropajes de primera comunión. Me niego a decir aquello de "en mis tiempos" y a admitir que estos no lo son, pero si voy a echar un ojo a los "válgame Dios lo que se ve (y se oye)" sobre el temita.
Por empezar por algún cabo empecemos por la en exceso exclusiva. Allí, en el sobrio y rematadamente cursi escaparate algún ejemplo de las prendas, no más de dos y uno de medio lado colgando de una percha jugando al "me ves, no me ves". Su estilo está a medio camino entre el vintage y lo rematadamente pijo. Sin embargo, no hace demasiado me encontré, mejor dicho, me pegué un susto de muerte cuando veo un traje de niño exactamente igual que el de los presos en los campos extermino. ¿Sentido homenaje a  "El niño del pijama a rayas"? Me da que no, esto es cosa de una madre enloquecida que quiere dar la campaná entre sus amistades y cuñadas. Daba una dentera espantosa verlo, en serio.
Otra de las cosas que suelen perpetrar las madres, aunque ahora se ve menos es que sus pobres niños vayan vestidos de monje o monja. La hija de uno de mis primos así lo hizo, su abuela decía "mírala, si parece la madre abadesa" por que la niña andaba entrada en carnes, lo cierto es que yo la vi, lo que se me vino a la cabeza no fue un convento sino Bernarda Alba de blanco. De escalofrió. Con las chicas no lo sé por que las madres, aun las más enloquecidas, respetan mucho más el vestuario femenino de cualquier edad que el masculino de cualquier edad, pero los trajes de monjes de los niños (espero que no todos pero sí todos los que conozco) han acabado siendo un vestido para la mamá que, enloquecida y todo no pierde su retranca, o para la hermana mayor y "así nos ahorramos el vestido para la boda de la prima Gertrudis". En otro momento hablaremos de las madres-bulldocer que tienen su aquel.
Siguiendo con las comuniones he de decir que un tanto por ciento elevadísimo de las familias que las celebran pasan ampliamente de la existencia de Dios y del Sacramento, mucho más que de si le ha salido una peca a Ronaldo. Por no ser no son ni ateos. Ahí la comunión pierde casi todo el sentido, pero los chavales pueden conservar algo de ilusión y de recuerdos personales. Lo que no falta son los regalos, la juerga y, por supuesto, e alcohol. No puede haber fiesta o reunión familiar que se precie que no tenga un borracho en ella. Estamos ya al borde del abismo del delirio absurdo, y damos un paso más
Los niños ven a su entorno hacer la comunión, las niñas (als que yo he conocido) ven los vestidos y los niños los regalos, los papás el momento de lucir poderío (la gente humilde no hace tanta tontería) y de dar una metafórica bofetada a su cuñado.. Entonces entramos no ya en el absurdo de Kafka sino en el esperpento de Valle (en realidad, nunca salidos de él) y parimos una coas llamada "primera comunión por lo civil", no sé exactamente en que consiste pero lo que no falta es la juerga, los regalos y el borracho. Todos contendos, los padres salvan la cara de ateos progres de pacotilla, los niños tienen sus regalos, las niñas también y admás su vestido de emperatriz, el cuñado se lleva su bofetada y el borracho su gin-tonic. Ahora, el sentido de una Primera Comunión sin Comunión se me escapa por completo.
Algunos colegios, muchos y más aun los religiosos, no admiten más que el uniforme del colegio, las madres del tipo rata tan felices pues ya les vale para el curso que viene, eso sí hay que dejarle el dobladillo amplio por que crecerá. Que se despoje al niño hasta del recuerdo de un día que debía ser especial y no va ser sino uno en que le vistieron como todos los días para ir al mismo sitio que todos los días. Para colmo de males estos mismos colegios religiosos no permiten ni libro ni rosario y a duras penas un cordón con la cruz. Más recuerdos de los que se despoja al niño.
Luego están los niños y las niñas. Tal como va el crecimiento de las generaciones jóvenes, las niñas podrían usar el mismo vestido para casarse y los chicos para ir a la oficina, gracias al retraso en la ceremonia, de uno o dos años con respecto a generaciones anteriores.
Las fototos se hacen con los móviles e inevitablemente se pierden en el vaivén virtual,  los recordatorios (que ya no se si se hacen, si son de los de foto será lo que quede, un niño maquillado por mamá para que se le noten menos las ojeras o las orejas, si no lo son, suerten tendrán si no te los tiran a la cara como me ocurrió a mi.
Resumiendo que entre unas cosas y otras y esa respuesta de los papas de "no le regales nada si tiene de todo"de lo que debería ser un día especial en el que niño fuera el centro y pudiera guardar recuerdos físicos y mentales, sólo queda una cosa: el borracho


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