Vistas de página en total

viernes, 29 de marzo de 2019

EL PARIPÉ DE MARZO Y LA MUJER

 Eva de Alberto Durero
Se me acaba marzo si me descuido sin haber hecho esta entrada que llevo tiempo retenida en la cabeza sin pasarla a papel alguno. Básicamente se reduce a: después de marzo también existen las mujeres, incluso ante de marzo también.
Si, es una obvia redundancia absurda, pero la única respuesta a la actual estupidez con respecto al tema.  Además con la excusa del mes de la mujer trabajadora (que lo de trabajadora tiene bemoles, como si las paradas, jubiladas, enfermas y demás no fueran mujeres) no sé quien tiene las ideas mas peregrinas para movilizarse de las maneras a cual más y más estúpida. Ayer mismo crucé varios pasos de cebra en los que estaban escrito como mandamientos: “no acoses” , “no violes”, “no mates”. Es ofensivo para los hombres desde dos puntos de vista, nos presuponen a todos acosadores, violadores y asesinos y aun más por que damos ocasión a que eso ocurra al no movilizarnos como género contra esa pandilla de delincuentes y con soluciones más radicales que ir de mostrador en mostrador, o de tribunal en tribunal para que cada juez reduzca la condena anterior. Desde el ostracismo social,  un gallito no lo es si no tiene público que le jalee,  hasta la inmediata expulsión del trabajo y muy especialmente cuando éste es público y más aun cuando forma parte de las fuerzas de “seguridad” del estado. La sola mención de un miembro de éstas en relación a cualquiera de los supuestos debería implicar la inmediata expulsión de las mismas. Luego y tan sólo si lograba demostrar mas allá de toda duda su inocencia se estudiaría su reingreso y aun así si se le relaciona es por que, al menos, consintió o pasó del asunto, vamos que poco inocente es. Esa pasividad como género nos denigra pues:
-yo no acoso
-yo no violo
-yo no mato
¿Cuántos millones de varones de este país puede suscribir estas afirmaciones? Aproximadamente entre el 90 y el 95 por ciento de la población masculina. Al callarnos ante esas acusaciones colectivas las estamos admitiendo como válidas. “Quien calla otorga” pues he aquí uno que nones. ¿Qué no valga para nada? De acuerdo, ¿Qué muchos varones pensarán que no es cierto lo que digo? Pues vale, ¿Qué yo no sea nadie? Cierto. Un pelagatos que no es nada ni nadie pero que levanta la testuz y dice NO.  Ni todos los hombres somos violadores, asesinos, maltratadores, ni acosadores , ni nadie se está tomando el problema en serio, ni es un problema nacido ayer por la tarde,  ni las mujeres son las únicas maltratadas (nunca se habla del casi sistemático maltrato infantil, maltrato desde todos los puntos de vista, ni el de los ancianos, casi siempre oculto), ni las propias mujeres actúan con seriedad sobre el tema.
Para empezar, la lucha por la mujer no pasa en ningún caso por cambios en el diccionario. ¿Qué más dará que la llamen juez o jueza si les pagan lo mismo por el mismo trabajo? Hábil maniobra para hacer como que se hace y lo que se hace es el caldo gordo a los que no quieren atajar el tema salarial.
Por seguir por alguno de los mil puntos que podrían tratarse hay uno especialmente doloroso para todos: el machismo y el maltrato aumenta entre los jóvenes. Naturalmente estaré equivocado, parece ser que llevo toda mi vida equivocado en todo, pero creo que el problema está en que a la niña, curiosamente siempre lideresa en un grupo mixto, se le inculca de algún modo la eterna idea de la necesidad del emparejamiento y así al llegar a la adolescencia (esa edad sólo ligeramente más siniestra que la infancia) entre los batiburrillos hormonales y esa falsa idea la jovencita cede ante un maltrato de cualquier tipo y que viene de un desastre hormonal como el suyo a quien, encima, se le ha creado una enorme inseguridad pues siempre, y digo siempre, tiene que estar demostrando su hombría. ¿Defiendo o justifico esa actitud del jovencito gilipollas? No, simplemente enuncio que es muy cómodo socavar la seguridad individual para obligar a demostrar siempre, y digo siempre, que se tiene más larga que el otro. Unos pegan patadas, otros se estrellan en bicicletas, y otros, ejercen su hombría con el más débil, que no siempre es la jovencita aunque sea mayoritaria sino el gordo, el gafoso,  el cojo o el inteligente. Esto es uno más de los grandes logros de la educación española que viene en franca decadencia desde el programa del año 32 que yo sepa, seguramente el anterior sería mejor.
Me he criado entre mujeres, me he formado entre mujeres y he trabajado dando clases a mujeres y creo que, a pesar de que gran parte de ellas nos consideran el enemigo a exterminar, la solución pasa por esa fuerza imparable que llevan dentro. Una de mis abuelas era analfabeta por que desde niña trabajó para pagar los estudios al hermano. Esa misma abuela llevó a zapatillazo limpio a sus once hijos a la escuela sin preocuparse si eran chicos o chicas, allí el que no iba se la ganaba. Esa fuerza que hizo que en dos generaciones el analfabetismo femenino se redujera y que se llegara a pensar en que la mujer podía hacer algo más que servir, aplicada a la educación real de los hijos y hablo como seria políticamente correcto hijos/as en la base de la no necesidad de la pareja como única forma de existencia y autoafirmación posible y de la no dependencia del otro será, cuando logre ponerse en marcha, la que colocando el punto de mira en la igualdad salarial y la no necesidad de la pareja, lo único que arregle el problema actual de la condición femenina.
Por cierto, en abril sigue habiendo mujeres y desigualdad salarial.
Lilith de Collier

No hay comentarios:

Publicar un comentario