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viernes, 24 de mayo de 2019

Demasiadas elecciones

Se veía venir. No puede ser bueno un mes que casi empieza con unas generales y casi acaba con unas municipales, autonómicas y europeas. Como gallo sin cabeza andan enloquecidos por el corral de acá para allá sin que al final se sepa quien presenta a quien para qué elecciones. No estoy siguiendo, desde hace muchos años, la campaña electoral pero hay una buena razón: siempre están en campaña electoral, desde que (¡por fin! piensan ellos) agarran el escaño hasta la campaña de verdad. Más que nada para evitar perderlo. Dejémonos de chifladuras: el país simplemente está vendido a un par de minorías que deciden y éstas a su vez a ciertas fortunas que se alimentan de ellas y las alimentan. Resultado: que da igual lo que se haga al final son ese par de minorías vergonzosas quienes dirigen el país.
Por lo demás, mayo es lento, ambiguo, ni chicha ni limoná. Del calor al frío, del frío al calor, del florecer hoy para mañana ser arracada por el viento. En suma: un asco. El caso es que entre los gerifaltes (que por cierto creo que es un ave carroñera, lo que les va muy bien) que andan como pollo sin cabeza y los ciudadanitos que andamos como vaca sin cencerro, esto es un corral muy mal organizado. Y todos contentos. ¿Qué siempre ha sido así? ciertísimo pero algunos esperábamos que la erradicación del analfabetismo y el simple evolucionar de la historia fuera colocando las cosas. Ilusos. ¿Qué todo el mundo está igual? posiblemente, la diferencia está en que nosotros no nos lo podemos permitir ni económica, ni ética, ni socialmente. Lamento decirlo pero aquí las dos Españas siguen dispuestas a helarnos el corazón, que diría Machado. A nosotros, a los inmigrantes, a todo aquel en fin que se acerque e intente entender algo.
Desde luego hay que votar aunque sólo sea por el qué dirán. Aunque sólo sea para que no se escuden en nuestro silencio usándolo como cheque en blanco del "quien calla otorga".

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