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miércoles, 13 de enero de 2010

El desprecio

Últimamente he estado viendo demasiada televisión, oyendo demasiada radio y leyendo demasiados periódicos y he llegado a la conclusión de que los gerifaltes de los medios en realidad no trabajan, no. Ojo, no hablo del pobre currito que cobra cuatro duros, no, hablo de los altos ejecutivos, los cargos, quienes dirigen las líneas directrices de esos medios. Ya sabemos que cada medio tiene un Amo a quien debe obediencia y que parte de esas líneas directrices vienen determinadas por el axioma de “quien paga, manda, y quien me pone un piso en Miami, manda más”. Sin embargo, no quería hablar de eso hoy. Decía que, en realidad, no trabajan. En sus puestos de trabajo lo que hacen es reírse a carcajadas de la canalla inferior que se traga la pura bazofia de sus medios. Esa gente ha estudiado y no precisamente en el colegio municipal –si fuera de esa clase no tendría poder de decisión-, esa gente ha ido a los mejores colegios, la mayoría con becas que se pagan con los impuestos que se cobran a los que sí tienen que ir a los colegios públicos, esa gente, ha sido también becada y con el mismo dinero para estudiar en el extranjero, han hecho masters, viajes de estudios y más masters y viajes de estudios. Quiero decir que no son cuatro analfabestias, nuestro dinero nos costó que no lo fueran, y todo eso para ofrecer al público –además de la información convenientemente manipulada pues repito que quien paga manda- cosas como quien se acuesta con quien, quien deja de acostarse con quien, que música les pone no sé que entrenador a sus muchachos, que se dice que una diputada ha dicho que podría ser qué, una colección interminable de cocineros dando recetas de cocina –en un país o de gente mayor que no puede comer prácticamente más que sopitas y buen vino o de gente con problemas de peso, el conjunto de ambos colectivos debe ser un 80 por ciento de la población como mínimo-, o que en Valdenabos del Marquesado de Sade ha nevado veinte centímetros, eso sí, todas estas “grandes noticias” las repiten una y mil veces, letra por letra, imagen por imagen durante días y días y días y días. ¿Os imagináis lo que se deben reír de la vil canalla que se emboba ante un programa de radio que no es sino la trasmisión de una charla tabernaria de machos medio borrachos, que dispara la audiencia cuando una individua suelta improperios e insultos como una ametralladora –no es ella la culpable, en la mayoría de los casos no dan para más-, que medita como ante Las Escrituras ante artículos sobre los calcetines de un futbolero, eso sí llenos de faltas de ortografía? Cada día se ríen más y eso ha generado un profundo desprecio al espectador-lector que sigue pagándoles su casa, su apartamento e incluso sus diversas aficiones (leedlo en el peor sentido). Eso es lo que se respira en los medios: desprecio que hace que se ponga la misma película en el mismo canal dos veces en quince días, que se cambien sin previo aviso las programaciones, que las músicas se interrumpan por que al locutor se le ha ocurrido una gracieta, que –esto me acaba de ocurrir- en un vídeo de la edición digital del periódico más leído del país te cuelen un anuncio, señores, el vídeo era, lamentablemente, sobre el terremoto en Haiti; ese desprecio hace que se mantenga en su puesto de trabajo a un señor que ante el atroz tsunami de hace cinco años su única preocupación fuera como iba a repercutir en las audiencias de Oprah Winfrey el hecho de que el novio de uno de sus competidores hubiera muerto en la catástrofe. Podría seguir durante días enumerando pero no nos llevaría a ninguna parte. Claro que la pregunta surge inmediata e inquietante, si los receptores de los medios prefieren revolcarse en ese fango (dicho en fino) ¿acaso merecen otra cosa?

5 comentarios:

  1. Ay, cari, lo peor es que es clamar en el desierto... Un país que admira a gente como Belén Esteban y Carmen Lomana, es que ha perdido todo su autoestima. Es vergonzoso. Son tantas las cosas que se pueden decir...

    Yo estoy hasta los cataplines de los janeiro y los mohedano, como si fueran los grandes de españa, todos los dias los colocan haga frío o calor... y que no digan que si no quieres no los ves, es que no hay otra cosa.... Es patético, como es patético que manden a Gabilondo a la CNN ahora que la CUATRO la ha comprado Berlusconi. Supongo que molestaba a alguien lo que decía.

    Tampoco entiendo que concedan emisoras digitales a empesas que se dedican solo a TELETIENDA, o tampoco entiendo que ese nuevo grupo de comunicación que parece amigo del gobierno, (el otro dia llamaron de todo a Esperanza y fue lo unico que vi que valió la pena) se pasen la mañana con un juego de esos de acierte el nombre de chico con cinco letras y gane veintemil euros, que es un timo... O todos esos concuros que el unico merito es saber brincar o follar o malmeter...?

    en fin, para qué seguir? Es desolador. Bezos.

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  2. Pues sí, creo que no queda demasiado que añadir a lo bien que lo has descrito y el complemento del siempre sabio Thiago. Y por mucho que la gente (así, generalizando) se queje, está claro que es lo que quieren, si no, ya habrían dejado hace tiempo de ser rentables esos programas absurdos.

    Y de la programación de "nuestro" Canal Sur y sus programas "familiares" ya ni te cuento.

    Desolador, realmente.
    Un besote.

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  3. Has caído en la cuenta, claro que sí, que teniendo en cuenta la situación actual el ambiente social es de una tranquilidad pasmosa, la gente anda anestesiada o descerebrada, pero al fin de cuenta cada uno de nosotros es libre de escoger, elegir y saber decir no, así que si no lo hacen, después que no se quejen.

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  4. Pues cari, me parece a mí, o esta semana han empezado más programas de estos? Es terrible.. Lo único que podemos esperar es que sea una moda, y como toda moda, acaba pasando de moda, jaja

    Bezos.

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  5. Thiago y Theodore: Decía Carlos III que los españoles eran como los niños que lloran cuando se les quita la mierda de encima (evidentemente D. Carlos III era más fino que yo)y doscientos cincuenta años después de su muerte el español ha conseguido revolcarse en esa mierda que ya nadie quiere quitarle de encima.
    Pe-jota: en el año 84 el porcentaje de paro era del 21% y tampoco se notaba tanto en el ambiente social ¿por que? Pues por que el español ha vivido siempre al borde del hambre y aguantamos lo que nos echen. Si no protestamos hace cinco años cuando tenías que meter el sesenta por ciento de un salario mileurista en una hipoteca de un piso sobrevalorado sin horarios de trabajo durante treinta años es que no protestamos por nada. De ahí a revolcarse en el lodo voluntariamente va el abismo de la elección como muy bien dices
    Un abrazo a todos

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