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viernes, 19 de noviembre de 2010

La venganza de la iguana

Hace dos entradas hablé del único encuentro que tuve con uno de esos cuerpos perfectos. Como diría Asterix ¿El unico? No exactamente. A la semana siguiente llegué a dar otra conferencia sobre el romanticismo, el nacionalismo y Napoleón, tojunto. Mientras hacía tiempo para entrar me acerqué a una cristalera. Desde allí se veía a los bailarines ensayar, una verdadera delicia como siempre lo es el ballet aunque fueran un grupo de alumnos, y se oía la voz del divo dando órdenes. No le veía así que realmente fue la unica vez que le vi. Bueno, tenía que ir a clase y antes suelo vaciar la vejiga por que no suele ser correcto que a mitad de contar las matanzas napoleónicas el conferenciante empiece a dar saltitos. El caso es que al ir al baño pasé ante otro, curiosamente de discapacitados, que tenía el rótulo recién clavado "Vestuario exclusivo de XXX" estaba abierto y lo único que se veía en medio de aquel espacio destinado a sillas de ruedas y que se les había arrebatado para mayor exclusividad del divo era un par de zapatos. Nunca he visto zapatos mas deformados, y he visto pies deformes, muchos. Digamos que lo más parecido a lo que vi es la imagen que inicia la entrada. Sé que cada deformación, lo sé, de un cuerpo, es siempre a base de dolor, de mucho dolor. Además ¿hay dolor mayor que asistir como tu cuerpo perfecto, ese pie modelo de libros de anatomía se va deteriorando entre dolores sin que puedas hacer nada? Aquel día, la iguana habló de Napoleón con una aparentemente injustificada sonrisa en sus estrechos y crueles labios.

6 comentarios:

  1. Por sus zapatos los conoceréis....

    Un abrazo.

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  2. Pobres, es verdad, cari... los bailarines tienen unos cuerpos perfectos, casi los mejores entre artistas y deportistas (salvo que te gusten las piernazas de los futbolistas, jaaj), pero se destrozan los pies... Por eso yo no acepté la invitación a unirme al Ballet Gallego de Rey de Viana, cuando fui a acompañar a un amigo que bailaba,la directora ya me quería fichar sin hacerme una prueba ni nada, jajaaj casi no me dejaba salir de allí y yo que tengo un oido fatal soy un pato mareado. Mira si estarán necesitados de bailarines masculinos, jaja


    Bezos.

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  4. El que mas o el que menos, tos tenemos. Esto dicho así, en sintético. Pero tu lo explicas con mucha mas gracia.
    Un abrazo

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  5. Algunos más, otros menos; pero los pies de los bailarines clásicos quedan hechos una calamidad! De estéticos, nada! Pero bueno, el cuerpo lo tienen impecable. Todo tiene un precio!

    BESOTES AMIGO Y BUENA SEMANA!

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  6. Exacto la perfección duele y en el fondo no existe, ya que a veces hay cosas que se escamotean, lo que duele es la ceguera en la que vivimos inmersos.

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