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viernes, 25 de febrero de 2011

Wakaharto

Pues sí, ayer ocurrió algo terrible –y no voy a hablar de lo que está pasando en Libia, demasiado espantoso para pasarlo por alto pero también para tratarlo aquí sin suficiente conocimiento de causa, así que enfoquemos lo “terrible” por otro lado, si se me permite-, lo terrible en mi caso es que ayer vi demasiada televisión. Normalmente estoy mis cosas y voy de mi depresión a mis asuntos sin que el mensaje televisivo me llegue, pero claro, débil es la carne, la grasa en mi caso, y ayer caí y no precisamente enamorado de la moda juvenil (chiste no apto para menores de 45-50). Uno detrás de otro me tragué literalmente tres telediarios y un programa de no sé como llamarlo pues va desde como se prepara un bogavante con trufas y gallinejas encebollado al famoseo de la peor especie pasando por infinitas variables de las desgracias que les pasan a los mortales de a pie. El caso es que lo único en que coincidieron tan laudables (ejem) programas fue en la noticia clave: Shakira y un tal Piqué (creo que es un futbolista, pero no estoy seguro por que a mí el fútbol me gusta sólo un poquito menos que la música que hace Shakira) se han dado la manita y les han hecho una foto. Decid todos conmigo OOOOOOHHHHHHH. La clave del asunto es que hay una pregunta ¿a quien le importa? Y olvidemos el himno gay que no viene a cuento: dos bichos humanos durante su etapa reproductora, aquella en que están celo perpetuo, hacen a la vista la parte que se puede hacer a la vista del ritual de apareamiento. ¿Qué hay de novedoso y/o interesante para el gran público? Se me podrá acusar de que si no me gusta la música de la una, y, ya que nos ponemos, tampoco sus movimientos pélvicos, ni el fútbol es lógico que no me interese. De acuerdo pero es que ayer casi al mismo nivel otra noticia bomba hizo temblar el mundo: Pe y Ja salen de compras. O sea Penélope Cruz, actriz de trayectoria errática y ojos de perdición de los hombres y su maridito Javier Bardem, peazo actor y comprometido seriamente con causas con las que se podrá o no estar de acuerdo pero por lo menos toma partido en la vida, vamos una pareja con cuyos trabajos he disfrutado y admiro ¡han salido de compras! Decid conmigo: AAAAAAAHHHHHH, y han comprado algo para el bebé, ahora decid conmigo pero con cara tierna como si se os fuera a caer la baba de un momento a otro AAAAAAHHHHHHH. O sea un par de bichos humanos salen de su caverna para abastecer a su cachorro. En ambos casos tendría más importancia si fueran linces u osos negros como son humanos resulta que no consigo verle el interés. Vamos ¿A quien le importa?
Vamos que he de clamar bien alto que esto más que harto y como esta de moda la palabreja la emplearé: estoy wakaharto de la bazofia en que nos estamos revolcando. Que estoy wakaharto de lo políticamente correcto, de ser políticamente correcto, de la censura a según quien conviene y de la autocensura que lo políticamente correcto nos está imponiendo, de los eufemismos y las veladuras que hacen que el pan no sea pan ni el culo, culo. De no haber podido llamar a los fumadores que encendían el cigarrillo en el ascenso drogadictos y de que ahora me estén montando el pollo que me están montando, de que no sea políticamente correcto que lo que se está haciendo con el tabaco se tenía que haber hecho hace años y así muchos de nosotros no habríamos perdido a parte de nuestra familia y a otros muchos no les estarían regateando tratamientos médicos por que para todo no llega y hay –hay, necesariamente, no abogo por lo contrario- que mantenerles conectados al oxígeno entre cigarrillo y cigarrillo –y sé de qué hablo-; y que eso que se está haciendo tarde, mal y nunca con el tabaco tendría que estar haciéndose con el alcohol.
Estoy wakaharto de no poder decir por que no es políticamente correcto que los carajillos mañaneros no son la mejor manera de entonarse para subirse a un andamio, que tampoco está en condiciones por que el contrato de la seguridad se firmó, más que probablemente, delante de una buena mesa y par de botellas de Ribera vacías; de que el alcohol no sólo mata con los accidentes que ya sabemos sino que es caldo de cultivo de mucho de lo que ha dado en llamarse “crímenes de violencia machista” o “violencia de género”. Que me gustaría a mí saber cuantos de esos hombres han ido directamente de cogerla en la taberna a acuchillar a su esposa –yo he conocido a unos cuantos que, afortunadamente, no lo consiguieron-.
Y ya que estoy pues sigo que para el caso que me van a hacer los responsables.
Que estoy wakaharto de que sólo se conciba la violencia de género y los malos tratos morales y emocionales en un sentido, cuando todos conocemos –aunque lo políticamente correcto sea mirar para otro lado y hacerse los tontos- más de uno y más de veinte casos de maltrato psíquico constante en sentido opuesto.
Que estoy wakaharto de no poder decir lo que es evidente por que no es políticamente correcto, por que lo políticamente correcto es falsear la evidencia y decirnos que el aire de una capital es sano cuando hasta el más lerdo ve que eso es más falso que un euro de esparto, pero lo políticamente correcto por parte de los ciudadanos es creérselo y actuar en consecuencia.
Que estoy wakaharto de no poder decir por que no es políticamente correcto que tanto los medios de comunicación como la política de este país no la deciden los ciudadanos en abstracto, no, la deciden un montón de señoras mayores malinformadas y manipuladas y hasta ocasionalmente transportadas donde convenga. La Maruja Ibérica Pata Negra, que tantos valores reúne, es quien con su voto mayoritario –viudas hay millones, viudos, bastantes menos- decide quien se queda en la poltrona y quien se va, que tipo de película se emite o no (lamentable ejemplo es Cine de barrio que se nutre de Joselito, Rocío Dúrcal, Marisol y Paco Martínez Soria y, como excepción, Antonio Molina, como si no hubiera en el cine español de esos años inmensas obras con el mérito añadido de la falta de medios. ¿Algún cinéfilo de menos de treinta conoce o recuerda películas como Surcos, Calle sin sol, Mi calle, La aldea maldita o Cielo negro. Eso sin contar con todo el acervo de películas nefastas pero con el atractivo que sus bandas sonoras, copleras, desde los treinta a los setenta. Es que ni el odiado Landismo aparece por que a la Maruja Ibérica Pata Negra le parece inapropiado tanta desnudez –eso me lo dijo a mí una con trayectoria de reservados en garitos y demás)
Que estoy wakaharto de que sea políticamente incorrecto señalar la incitación constante al golpismo y a la violencia ideológica desde los medios mediante diversas vías (Desde La Noria a NCIS con su exaltación de la tortura, por ejemplo). De que, también ayer, un futbolista, presumiera de haber sacado sus estudios copiando -¿Quién no ha copiado alguna vez?- y todo el entorno le riera la gracia en los medios de comunicación, convirtiéndole en modelo a imitar. Como tenemos una escolaridad tan brillante.
Que estoy wakaharto de que ocupe más espacio en la mente del ciudadano los conflictos entre la baronesa –ya sabéis cual- y su hijito del alma que las incomprensibles, para mí, negociaciones sobre cierta colección de arte en las que interviene dinero público.
Que estoy wakaharto de que todos nos hagamos los tontos y nos creamos que un ser humano, que no sea superviviente de Kripton, puede hacer tantas actividades en un solo día sin meterse algo y ya no hablo del deporte.
En resumen que estoy wakaharto de que la gente no mire lo que tiene delante sino que escuche lo que le dicen que tiene que ver. Un ejemplo de los que me hicieron saltar cual si me pincharan: Madrid no está todo lo limpio que debería, cierto, pero también lo es que unas zonas lo están más que otras. Mi barrio después de un largo martirio de siete años es de los que están razonablemente atendidos. Mañana y tarde para cinco o seis calles hay un barrendero dejándose el resuello. Sin embargo, se oye, “Es que aquí no viene nadie a limpiar”, hombre, si recogiera usted la mierda de su perro a lo mejor bastaba con barrer una calle de cien metros escasos dos veces al día. Pero no se mira, se escucha lo que se debe ver y así vimos ayer alabar la comida del Hospital Clínico, de donde yo no puedo decir más que alabanzas y loores, siendo imposible que la comida sea tan excelsa cuando se cocina a esos niveles. Con que sea comestible y adecuada ya podemos estar contentos, y fijaos hasta que punto de autocensura estamos llegando que ni yo mismo menciono quien dijo eso, lo que cuestionaría aun más el asunto.
Ahora viene cuando tengo que decidir si publicar esto y pedir disculpas a quienes se puedan sentir ofendidos pues no es en absoluto mi intención ofender, si lo fuera no me habría esforzado en ser tan moderado, o bien llevar al límite la autocensura y lo políticamente correcto y publicar una entrada sobre que ya han florecido las mimosas y los narcisos, que ya en los parques de mi ciudad aparecen frutales en flor. Creo que es mi deber de coherencia personal publicarlo a pesar de todo. Sentiré mucho ofender o que alguien se moleste por lo que digo, pero así lo veo y creo que quien lo piense un poquito de razón me dará aunque le moleste leerlo.
Por cierto: han florecido ya las acacias y las mimosas, y aquí allí manchas de margaritas sorprenden en el césped. Lo cortés no quita lo valiente.

4 comentarios:

  1. Piqué debería irse ya al madrid...

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  2. ¡Hijo de mi vida! ¡Qué a gusto te habrás quedado!
    De vez en cuando es necesario soltar lastre que si no acaba uno en liándose a tiros como si fuera un americano.¡Quita por dios!
    Eso si, en un par de días no te acerques a la tele.
    Un abrazote.

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  3. Jordim: me alegro que esa sea la televisión y la información que disfrutes.
    Uno: pues sí, descansado a medias, que todavía hecho humo por las orejas y lo de los tiros no lo descarto, no creas. Te he hecho caso y me he alejado del instrumento del diablo durante un tiempito pero es que la radio (mi muy querida radio) está cayendo en las mismas barbaries y no digo ná de periodicos y demás.
    Un abrazo y gracias por leerme con tanto interés.

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  4. Y estos ocho mandamientos (si no me he equivocado) se resumen en uno, el nivel cultural de España anda por los suelos y a nadie le importa.

    Al menos algo de terapia has conseguido,ya que lo que no se desembucha acaba quemando por dentro.

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