Vistas de página en total

martes, 4 de octubre de 2011

Y soy yo quien va a terapia.

Ultimamente medito mucho y miro mucho más a mi alrededor, aun si cabe, y me estoy encontrando con que ¡y soy yo quien va a terapia! Santa Madonna como está el cotarro. Voy a enumerar algunas “cosillas” de gente que se da por sana y equilibrada.

-una prima mía moja pan en… turrón de jijona.

-una amiga no ve si se pone un pañuelo en la cabeza tapándole los oídos.

-otro amigo no oye cuando se pone las gafas.

-un tercero necesita gafas para leer pero cuando quiere leer… se las quita.

-otro más en cuantito bebe un poquito de vino tinto comienza a estornudar como un loco.

-ese personaje a quien ya conocimos como el Elfo doméstico no puede usar sombrero por que se ahoga.

-una vieja amiga tiene la costumbre de huir despavorida de los hospitales… lo cual no sé si sería grave si no fuera por que… es enfermera.

-otra de mis primas, sí, tengo un montón, ni come ni bebe nada cuando está en un hospital ingresada salvo bombones y agua mineral que le lleven de fuera. Lleva como diez ingresos.

-otro pariente cuadricula la comida antes de comerla.

-uno de mis abuelos mojaba arenques en… chocolate

-un hijo de una de mis primas para que las sábanas no tengan arrugas se mete debajo de la cama para estirarlas bien.

-el marido de una amiga calienta en el microondas agua para beber mezclándola con la del grifo.

-una amiga, que afortunadamente perdí de vista hace años, no hacía ninguna necesidad fuera del baño de su casa. Cuando la ausencia se prolongaba varios días concedía aguas menores pero mayores nunca hasta el regreso. Obvio decir los problemas que eso le causaba.

-un tío mío tenía que cenar a las ocho en punto y si a esa hora, ni un minuto más, no estaba cenando se acostaba directa e inmediatamente.

-una pariente abre y cierra constantemente los ojos

-otra apenas oye hablar de insectos empieza a rascarse como si todos los del mundo la estuvieran picando… simultáneamente.

-su hermana gira el cuello constantemente, y digo constantemente, en redondo, ya sabéis como digo, no como la niña del exorcista, aunque bien mirado… la sensación es poco más o menos.

-un montón de amigas ya de cierta edad se niegan a nadar para no mojarse el pelo, como si después de ponerse el gorro de piscina hubiera peinado que sobreviviese.

-otro pariente en segundo grado no puede comerse los melocotones con cáscara, lo que no sería extraño si… no se la comiese antes.

-una amiga suele comprarse ropa transparente lo que resultaría sugerente… si no pusiera forros.

-de jovencito tuve un amigo que se perfumaba con esencia de violetas, lo que no tendría mayor importancia… si no fuera por que se la echaba en la bragueta.

-otra amiga no puede ver el pan o cualquier cosa con miga mojado o empapado, léase que tampoco dulces como torrijas o bizcochos borrachos.

-otra más se pasa la vida diciendo que es casi vegetariana, pero que ni el jamón ni las morcillas se los toque nadie.

-en general, creo que pasa a casi todo el mundo: dos personas quieren localizar un punto en su ciudad y, por pequeña que sea, pasarán horas discutiendo, por ejemplo, cuantas entradas tiene la plaza mayor.

En fin que tengo serias dudas si no será que los únicos que no estamos demasiado pa’allá seamos quienes creemos necesitar terapia.

4 comentarios:

  1. Menudo cuadro !!!!, desde luego para no aburrirse.

    ResponderEliminar
  2. Yo conozco a Uno que moja pan, o galletas, en la coca cola.

    ResponderEliminar
  3. Jajaja, hay que ver qué manías tiene la gente. Esto me ha hecho pensar si yo tengo alguna de esas también...jajaja. Pues mira, a mí me encanta mojar galletas maría en agua, o necesito llevar algo siempre en las manos cuando camino por la calle. He conocido a una mujer, que tiene sus estudios universitarios ¿eh?, que al apuntarse a natación el monitor le aconsejó que llevara un gorro. Y ella al día siguiente apareció en la piscina con su flamante gorro...¡de lana!, jajaja. En fin, tienes razón, todos tenemos nuestros pequeños desequilibrios. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Buenísimo, las locuras cotidianas, seguro que también tenemos las nuestras pero no estamos tan acostumbrados que no las notamos... me gustaría saber cuales son.

    Un abrazo

    ResponderEliminar