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lunes, 4 de febrero de 2019

JUGUETES

 
En un centro comercial de mi barrio, muy cerca de casa, cada primer sábado de mes se monta un “Feria del juguete”. En principio parecía por los anuncios que se hizcieron en los aun peores tiempos de esta crisis final que vivimos algo tipo solidario. Lo cierto es que a día de hoy es una pequeña feria para coleccionistas y no solo de juguetes. Cierto es que lo primero en lo que caí en su momento fue una Barbie Marilyn Monroe en “Como casarse con un millonario” con gafas y todo que me atrapó como sólo ella sabe hacerlo. Cabria esperar que alguien como Barbie fuera la estrella principal de este lugar con su vestuario y sus complementos etc., pues no. Nuestra ya sesentona Barbie no es sino la tercera estrella del festival de recuerdos. 
Los Reyes del Mambo y del lugar son los cliks. Al entrar la asociación madrileña de coleccionistas de cliks o algo parecido monta una especie de diorama que no llega a serlo realmente curioso he visto solo unos pocos pero interesantes: la entrada de las tropas republicanas en Paris bajo el arco del triunfo, La toma de San Juan de Acre por los musulmanes que fue en noviembre, en diciembre un nacimiento, por supuesto (he de decir que no fue lo mejor que les he visto), y hoy he visto lo que han montado. Está dentro de una vitrina enorme cerrada por un lado de los dos estrechos. Al acercarme a un lado ancho veo una procesión de frailes curas y monjas de diversas órdenes atravesando tierras secas, quemadas y salpicadas de esqueletos de animales. Cuatro curas llevan una vitrina con las reliquias (cráneo) de un santo y en medio de aquel paisaje un jinete negro con una balanza en la mano. Resulta que el tema central eran los Cuatro jinetes del Apocalipsis. En el lado estrecho una ciudad luciendo sus vicios víctima de la peste y el otro jinete: un esqueleto. La guerra ocupa el otro lado largo espectacular por la diversidad de armaduras y demás aunque menos variada que las indumentarias de la ciudad. Bueno, el caso es que no he logrado encontrar al cuarto jinete y que todo esto es una introducción larga al tema que quiero tratar.

 
El caso es que se supone que estas son cosas de niños. No quiero ser chulesco que los madrileños tenemos fama, pero nanay. Hoy no había ni un solo niño. Eso sí, montones de cuarentones que es la generación que jugó con los click, he de reconocer que tuvieron suerte, ¡lo que yo hubiera dado a mis diez años por el barco pirata! (claro que entonces los click aquí no existían), cuarentonas (pocas) tras otra de las estrellas (para mí inesperada) La Nancy, moteros buscando tal o cual pieza de La guerra de las galaxias, maquetistas buscando una pieza en concreto, la escalera de caracol de la casa de muñecas por ejemplo. Hay algunos más mayores que no sé a qué vamos, pero vamos. Te encuentras con el primer madelman que tuviste, el de safari, cutre como él solo, con los Juegos reunidos Geyper de inolvidable memoria colectiva, y con otros objetos curiosos e inesperados, ejemplo: Alvaro Retana fue un señor que hizo de todo en los principios del XX pero nunca había encontrado un texto suyo, hasta que lo encontré en un puesto ahí perdido. Digamos que el recinto se convierte en un recorrido cronológico por tu vida.


 
Yo no llegué a jugar con los click pero regalé montones a mis primitos (hoy cuarentones), personalmente odio la saga de la Guerra de las Galaxias pero la vi de estreno en lo que era antes el Real Cinema y ahora no sé que co … es. ¿Quién no ha visto las célebres latas de Colacao con la madre levantando la bandeja y con una sonrisa de oreja a oreja? Pues ahí están. Las nancys rodeadas de comentarios como “sí, los zapatos de la edición del año tal no le valen a las del año cual” La Nancy me ponía de de los nervios sólo verla.  Mil objetos que los veías a diario de pequeño y creías eternos, te das cuenta de que ya son piezas de museo o poco menos. Claro, los que tenemos la suerte de peinar canas, acabamos pegando la hebra y hoy me dice uno de los vendedores, quizás italiano “luego está la generación de las nintendo y …. “ me señala una serie de maquinitas que deben ser algo así como el paleolítico de los juegos actuales. Entonces vi que los niños de hoy no sólo juegan poco sino que no van a tener juguetes viejos que recordar. Las aventuras de mis madelmán en cualquier parte del mundo, las horas montando el campamento, las otras horas quitando y cambiando los trajes y correajes, los arreglos cuando se te rompía uno y se le quedaba una pierna tiesa que solucionabas escayolándosela. Las otras horas delante de los escaparates viendo cual querías (el jinete canadiense con su vistoso uniforme, el esquimal con su trineo, el buzo que si lo metías en el agua podías hacer que soltara burbujas (el colmo de la modernidad) los chavales que hoy lo son no las van a tener. Recuerdo que he jugado tanto con los juguetes que quería como con los que tenía, y era bonito por que cuando llegaban los paquetes nunca venían los que habías pedido pero sí otros que no conocías y en lugar de irte a recorrer la bañera con el buzo te ibas al polo con el trineo, el del safari con una manta encima y el de la cruz roja con su camilla y su botella de suero, para bajar un espeleólogo (mono blanco y torno para subir) a alguna sima. A los cuatro días volvías a estar suspirando por aquel coche de bomberos. Si algún varón me dice que no deseó ardientemente un coche de bomberos con la escalera desplegable y la campana no me lo voy a creer así me lo jure.


¿A dónde van a volver los cuarentones de dentro de treinta años? ¿A qué paraísos nunca alcanzados, como la Casa de troncos de Daniel Boone, regresarán? No sé, estaré mucho más viejo de lo que creo pero me dieron lástima. Dicen que la patria de un hombre es su infancia, y que es un paraíso perdido, no es cierto. La infancia es un puto infierno en el que estás sojuzgado y no te enteras de nada de lo que pasa, por mucho cariño que te den. Los paraísos perdidos son los que te creabas tú con los madelman, los vaqueros, las construcciones vanguardistas o menos (las horas, los días enteros con el Exin Castillos, para logra un castillo donde había amores (de las pelis de la tele) fantasmas, guerreros, puertas secretas por qué no te llegaban las piezas) Esos eran los paraísos siempre bombardeados por los p… deberes cuando no por algo peor como en mi caso y en el de otros miles de chavales enfermos, maltratados etc. Si el hombre es un expatriado de su infancia ¿Qué es un hombre que no tiene esa patria que recordar e idealizar?

2 comentarios:

  1. 😆😄 lo ciento es nuevo otra vez. It’s history repeating como cantaba Shirley Bassey. Lo de lasNancys, solo he pensado en Las Nancys Rubias!

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