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jueves, 21 de noviembre de 2019

UN MATRIMONIO FELIZ

Nunca he tenido pareja y lo cierto es que las que vengo conociendo no han sido nunca esas parejas felices como la de la ilustración pero no por eso he dejado de añorar tener una pareja, un matrimonio en general con todo lo que conlleva.
Ayer era el cumpleaños de una amiga de mi mismo piso, cierto es que con los años las celebraciones de cumpleaños se van minimizando y está bien que así sea, no seré yo quien pretenda que se organicen fiestorros a cada cumpleaños o santo o cualquier otro aniversario. Sin embargo, como conozco a esta chica desde literalmente la cuna sé algunas cosas de ella. Voy a explicar lo de "literalmente la cuna", tiene tres años menos que yo y ya he comentado que mis primeros recuerdos se remontan a los 20 meses -sé que habrá quien diga que es imposible, allá ellos-, en suma que cuando llegó su madre del hospital nos dijo que pasáramos a conocer a la recién nacida. Con tres años aquella cosa con mucho pelo y muy negro no es que me emocionara especialmente pero desde entonces nuestras vidas han corrido paralelas en los buenos y en los malos momentos (como todos los hemos tenido muy malos y siempre hemos estado cerca y apoyándonos) Seguramente tiene que ver la proximidad geográfica pues estoy seguro que de no ser vecinos tan inmediatos no seríamos amigos pues lo que tenemos en común es precisamente la vida ni los intereses, ni los gustos ni prácticamente nada. Decía que algunas cosas sé de esta chica y una de ellas es que le encanta recibir regalos, no hace falta que sean grandes regalos, ni de precio ni de marca ni nada de nada. Aprecia el detalle y muy especialmente el regalo de Reyes. Como ni ella ni yo podemos permitirnos grandes dispendios suelen ser pequeños detalles que encajan en el momento concreto de nuestra vida (ejemplo, un libro de cocina cuando me tuve que empezar a hacer la comida etc.)
Su pareja funciona bien, con los problemas habituales que son normales, nunca discuten entre ellos si no interviene un tercero como causa detonante y son lo que cabría definir como una pareja normalmente feliz, vamos que no viven en Jauja pero tampoco se están matando -como pareja, otra cosa son las situaciones en las que se van viendo envueltos-. Ayer pasé sobre las nueve de la noche a felicitarla y darle la tontería de regalo que me puedo permitir y "sorprendí" (no era tal sorpresa pues sabían que iba a pasar así que simplemente entré en su vida un momento y salí en cuanto pude) una escena que, a decir verdad, creo capaz de destruir cualquier visión mínimamente positiva del matrimonio.
Luces apagadas, sólo con la televisión encendida, los dos mirándola, y al mismo tiempo con el móvil en la mano, alternando la atención entre las dos pantallas, desarrapados (que no digo yo que haya que estar de gala en tu casa pero al menos en atención a tu pareja estar presentable, sin lamparones ni cosa semejante) y con el único signo de vida inteligente de una perrita cachorro ejerciendo de tal. Sé que no habían discutido por que aunque no quiera les oigo cuando lo hacen -el pito de voz de mi amiga taladraría muros de hormigón-, era simplemente una tarde más, una tarde lluviosa en casa de un matrimonio normal y ¡Dios bendito! aquello tenía más de funeral que de otra cosa. No, no es cierto, en un funeral hay mucha más animación. No quiero hacer chistes, en un funeral se conmemora o recuerda una vida que se acaba de ir. Ayer en esa casa lo que se percibía era la ausencia de vida sin la presencia de la muerte como en el caso del funeral, la nada, o incluso peor lo ajeno a todo que estaba viviendo cada uno de ellos.
Me volví a casa en cuanto pude y he de decir que, a casa vacía, había mucha más vida en la mía. Ahora casi me alegro de no tener un "matrimonio feliz"

2 comentarios:

  1. Eso de tener pareja por obligacion es heteronormativo y regresivo. Y que tal que no nos provoca? Como dices, no es que las uvas esten verdes, es que no nos provocan.

    XoXo

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