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domingo, 2 de septiembre de 2018

SEPTIEMBRE o LA VUELTA AL COLE

Portada del número de Septiembre de 1920 de la revista Vogue
 
Septiembre suele ser un mes de reinicio. Poco a poco todo el mundo va ocupando el lugar habitual, los horarios se normalizan, sigue el buen tiempo (casi siempre) y nos hacemos la ilusión de verano, pero los días se van acortando, las noches quizás algo más frescas. Ah, y la vuelta al cole, y no me refiero a la de verdad sino a la propaganda comercial. Cuando me iba de vacaciones a la playa el día 16 de agosto todos los carteles publicitarios hablaban de la "vuelta al cole". Una magnífica manera de fastidiar, aun más, las vacaciones familiares, a los niños por obvias razones y a los adultos por ¿por que? Pues, en principio por el desembolso económico que supone la reentré escolar pero me temo que hay algo más.
Desde hace unos pocos años, como soy un cotilla o mejor dicho: me gusta estar bien informado, vengo oyendo comentarios y viendo comportamientos que me alarman. Por ejemplo: a varías madres con hijos sanos y sin problemas gordos tipo drogas o cosa así, les he oído decir que por nada del mundo si volvieran a nacer tendrían hijos, a otras/os que debía ser como en USA que se les larga a la primera ocasión y si te he visto no me acuerdo. Hay otros, minoritarios afortunadamente, que simplemente obvian la existencia de sus hijos, no es hablar del paleolítico inferior sino de hace dos semanas mencionar el tío que se fue de copas dejando al sol y encerrado a su hijo de quince años. No es lo más habitual, suelen ser bebés los que dejan tirados a que se cuezan pero este tenía, según la prensa (o sea que vaya usted a saber), quince años. Vamos que a esa minoría si sus hijos están, pues bueno, que no, pues bueno también. Por no tenerles cerca en general les largan a campamentos, "para mejorar el inglés" -la lengua de los malditos- que, hoy por hoy, se ha convertido en la gran excusa para sacudírselos de encima como a las moscas. Cualquier cosa vale para no estar con ellos. Sé que a veces es irremediable, cierto, pero otras muchas no. La cuestión, es que si no quieren tener hijos, mejor dicho, no quieren tener nada que les impida hacer lo que les salga de ahí mismo, ¿por que coño no dejan de montar números con las adopciones, fecundaciones in vitro etc?
Se me vienen a la cabeza dos asuntos diversos pero con la misma raíz. Uno de ellos es el de la chiquilla india que fue abandonada por sus padres adoptivos por que no era de la edad que querían. ¡Cojones! yo tampoco tengo la estatura que querría. Se la han metido doblada, sí, pero no más que la empresa se la mete todos los días, esos seres no quieren un hijo, quieren un adorno social, un bebé monísimo a quien soltar a la primera ocasión en una guardería, pero lo han lucido. No una muchachita desconcertada en plena adolescencia y abandonada por todo el mundo. Y suerte si no acaba como la chiquilla china adoptada en Galicia, no recuerdo los nombres,  y asesinada por sus padres adoptivos.
El segundo asunto es otra serie de comentarios que vengo oyendo que se bifurcan. Los abuelos. Están los que se inmolan en cubrir las obligaciones paterno maternales, y se enteran hasta los gatos de Tombuctú, y los que directamente dicen que no quieren saber nada de sus nietos. Al menos estos son sinceros.
Rematando que es gerundio: el individualismo salvaje (curiosamente unido al neoliberalismo) impide (o lo intenta con todos sus recursos y parece que con buenos resultados) que el "animal social" que es el animal (cada vez más animal) humano sea menos social. Al punto de desgajar lo mismo que dicen proteger y que les mantiene pues si el bicho humano tiene un átomo de inteligencia tendrá cada vez menos hijos, y entonces ¿Quién va a consumir las mierdas innecesarias que produce el sistema?
Claro que todo esto, ¿a quien le importa?


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