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miércoles, 16 de octubre de 2019

ME VOY A ARRUINAR ¡SOCORRO!


Quienes habéis seguido este blog sabéis de sobra que soy el Espíritu de la Navidad Presente camuflado, lo que no sabéis debido a mi prolongado e involuntario silencio en él es que hace casi dos meses que estoy haciendo pequeños adornitos navideños. Las tiendas/bazares chinos tienen mucha culpa, todo vale tan poco que acabas dejándote un pastón a lo tonto. De momento llevo: tres ángeles con mucho mérito pues parto de Barbies viejas (2 € en el Rastro) la Barbie es cualquier cosa menos angélica. 1: Queen Elizabeth I, 2: Gabrielle, 3: Madame Peonía. (ya entenderéis el porque de los nombres cuando las vaya poniendo en el blog). Además, material para otros cinco o seis ángeles más, varios ositos, material para dos o tres centro; más un ángel para un nacimiento, pinturas, colas, papeles adhesivos, ramas artificiales. Anteayer acabé, gloriosamente, tengo que añadir pese a mi innegable modestia, un pequeño nacimiento reaprovechando unas figuritas desechadas y una caja de instrumental para limpiar zapatos desvencijada. Hoy me apresto a pelearme con un sofisticado centro de mesa. 
Pues bien y sin cambiar de tema aunque lo parezca al mismo tiempo voy aligerando la casa para hacer sitio al contenido de un armario empotrado que me conviene eliminar. Serán unos ¿500 libros? sobre poco más o más. El caso es que he hacer sitio para moverme con comodidad por la casa con la silla sin darme de tortazos con las paredes a cada momento. Así pues el otro día me deshice de un sillón que no me era útil y de un anciano pub de unos 50 y tantos años. Hoy he ido al Gran Almacén por excelencia (Corte Inglés, vamos) para comprar un pub alargado donde guardar bufandas, guantes y demás cosas que llenan medio armario. Bueno pues lo he comprado pero ¡oh, horror de los horrores, espanto de los espantos y anuncio de una inmediata quiebra financiera a pequeña escala de mis planes ahorrativos!. Ya están preparando la tienda de Navidad, hoy estaban a medias pero el sábado, oh el sábado que suele ser el día que voy. ¡¡¡Estoy perdido!!! ¡¡¡La ruina, el despilfarro!!!
Pero ¡oh cielos, oh, cielos, oh, cielos! luego viene el mercado de Navidad de la Plaza Mayor.
Como dirían ciertos personajes célebres de otros tiempos: !Que Santa Prieta del Puño Cerrado me libre del dispendio!, o mejor aun que alguno de los múltiples abogados de los imposibles me otorgue un pellizquito en la Lotería.
Ya, me quejo mucho pero... ¡me lo estoy pasando en grande!
O traduciendo, que viene siendo gerundio: quien me entienda que me compre.

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