Alegoría de Octubre, Gaspar Camps enero 1901.
El mes de octubre que atravesamos es, al menos en mi tierra un mes de declinar lento, apacible, sin grandes sobresaltos, el mes triunfal del otoño, que como todos sabemos es la mejor estación de Madrid pues aqui la primavera es traidora y el verano parece dispuesto a vengarse del interminable invierno por otra parte loco que puede desaparecer en febrero o perpetuarse hasta junio.
Me gustan los calendarios antiguos con regusto simbolista, sabor a Alfonso Mucha y un no sé qué de decadentes.
Me gusta observar el ciclo del año incluso sobre papel viejo.
Me gusta ver qué recursos emplea cada autor para expresarse.
Es evidente que aquí el ilustrador ni se quebró demasiado la cabeza y obtuvo uno de sus mejores trabajos. Iremos viendo como en otros meses del mismo calendario de 1901 su mano y su idea estuvieron mucho más acertadas pero, a pesar de todo no deja de ser una hermosa imagen. Por cierto, también hablaremos del autor con más calma.
El mejor mes en Madrid con diferencia, no solo por el clima, he estado esta tarde en El Retiro y el otoño lo embellece especialmente. Y es temporada de estrenos: teatro, cine, exposiciones... Un no parar.
ResponderEliminarA ver que nos cuentas de Don Gaspar que no le conozco. (en Praga visité el museo de Mucha)
Un abrazo
Sin duda es la mejor época de Madrid incluso cuando como hoy llueve mansamente.
EliminarMucha para mí es en exceso decorativista, o sea que me encanta aunque he de reconocer que acaba por empalagarme.
Un abrazo
Es cierto que tiene un aire a Mucha, quedo a la espera de nuevas entregas. Y no me importaria hacerlo paseando por el Retiro. Aqui en la ciudad de Castelló octubre pasa sin pena ni gloria. Un abrazo, Joaquin.
ResponderEliminarMe parece que en Castelló teneis clima menos extremo, puede que me equivoque, El Retiro en octubre e incluso en noviembre una extraña paleta de colores casi inimaginables que y si el día está nublado, a veces los dorados y amarillos dan la luz que niega el sol. Con niebla son colores fantasmales y apacibles como de un ideal más allá donde pasear, leer, mirar y oir, sin más.
EliminarUn abrazo
Dominado por la melancolía otoñal y avanzando hacia el día de difuntos, porque yo soy de los que no quiere dar la espalda a la realidad y menos aún a aquellos que nos han precedido. Creo que ahí nos asemejamos.
ResponderEliminarAl final poco tiene que ver el comentario con la maravillosa entrada que nos has regalado.
No tan poco. No creas. La melancolía otoñal es de las buenas, de las tranquilas, de las que apaciguan el alma y el recuerdo de los que se fueron, una vez superado el espantoso desgarro de la pérdida y el luto es, en cierta medida, lo que nos ha ido forjando como somos. Supongo que antropológicamente tendrá alguna explicación que difuntos se celebre en estas fechas, se me ocurre que quizás sea un modo de volver a nuestras raíces para tomar fuerzas para lo más crudo del invierno que se nos viene encima.
ResponderEliminarUn abrazo