Norman Rockwell nos dejó en Noviembre del 45 una bella estampa, el veterano que vuelve de la guerra mundial colaborando con la cena de Acción de Gracias con su madre o abuela. Llamadme cursi pero la expresión de la mujer lo dice todo o casi todo de cuanto puede expresar alguien que tras aquella (o esta, o cualquier otra atrocidad) recibe al hijo o nieto sin haber perdido a nadie.
Noviembre empieza bien. Lloviendo, como corresponde, triste, como corresponde al otoño de un año más triste pero cargado de buenas noticias de menor a mayor:
-Los Franco han de devolver el Pazo de Meirás al Estado. Bien.
-Los Franco no pueden sacar nada (que no hayan expoliado ya) del Pazo de Meirás. Bien.
-Trump, especie de anticristo aun peor que Margarita la Maestra (del mal), pierde las elecciones debatiéndose como gato panza arriba y dispuesto a morir matando. Bien.
-Se empieza a producir masivamente una vacuna anticovid tres días después de que Trump, el maldito peor aun que Espe la Invulnerable, pierda las elecciones. Era más que evidente que del resultado de esas elecciones iba a depender el futuro de la Pandemia.
Una enfermedad calculada, proyectada, inoculada y que no ha matado a ningún ricachón a pesar de que sean población de riesgo no puede más que estar al servicio de alguien. Los ricachones prebostes y oligarcas del mundo siempre han tenido o vacuna o tratamiento efectivo mientras miraban la demolición de una civilización que no les convenía. De que Trump el innombrable, peor aun que la terrible Anabelle tan mítica como real, ganara o perdiera las elecciones dependía seguir dejando caer la civilización hasta el colapso del cual estamos al mismo borde o "repentinamente" encontrar un remedio. Era obvio. Pongámonos en lo peor, que ese supuesto remedio no sea tan efectivo como quisiéramos, o incluso que sea un cuento chino (nunca mejor dicho) ha aparecido como algo que se nos estaba negando a los frágiles cerebros humanos destruyendo así muchas mentes más o menos equilibradas: un final del túnel. Hasta que Trump, el infame, peor aun que Saurón, señor de Mordor, sólo por el hecho de existir, no pierde las elecciones no aparece ese final. La pregunta es ¿a quien conviene esto? No a China, dicen, que preferiría tener un enemigo claro y casi tan virulento como er bisho pero más dañino por que las pandemias pasan pero las obras de gentuza como Hitler, Stalin, Vlad el empalador, Margarita la Maestra, o aquel santo que dijo "matadlos a todos que Dios eligirá a los justos", permanecen durante siglos.
Lo que nos lleva a las buenas noticias menores sobre las que sólo voy a hacer un comentario, mejor dicho, dos: uno, ya era hora, dos, si no me equivoco esa propiedad era de Doña Emilia Pardo Bazán ¿Qué ha sido de su biblioteca?
Seguimos en el horror, pero de algún modo tenemos algo a qué agarrarnos en medio del naufragio. ¿No es suficiente para una sonrisa después de tanto tiempo?