(Por algún error mío la entrada de este título no se corresponde con
el texto y el texto se ha perdido. Estuvo unas horas pero algo debí hacer mal
pues en mi registro no aparece como entrada sino como borrador. Por eso lo
vuelvo a subir corregido levemente y con alguna imagen más)
Cuando yo estudiaba la carrera de Historia del Arte parecía que era
imposible saber hacer la O con un canuto si no te habías leído y mejor si te lo
sabías de corrido “Erasmo y España”. Sin duda apasionante pero desde luego un
ladrillo insufrible para quienes nos íbamos por otros derroteros. Así que en mi
supina ignorancia dado que ni me leí (ni lo intenté) ni me aprendí párrafos de
memoria vagaba sin rumbo por las tinieblas del no saber. Afortunadamente, o no,
que vaya usted a saber, tenía una amiga chiflada, tanto que está trabajando en
Bruselas en la UE, no digo más, que se empeñó en me leyera “El Idiota”, que no
lo consiguió, “El Señor de los Anillos” por lo que he de estarle eternamente
agradecido y “algo de Erasmo” Ese algo resultó ser un texto corto, por lo menos
en relación al Ladrillo citado, titulado “Elogio de la locura”, algo que
resultó ser un clásico y encima divertido. Pensando, pensando, se me ha
ocurrido que si alguien tan serio como el pensador Erasmo de Rotterdam se
dedicó, cargado de razón, a elogiar algo tan por definición delirante como la
locura. En suma, elogió lo que no tiene defensa –es una boutade pero dejad que
siga y veréis por que- ¿Por qué no yo, pobre aunque nada humilde cavilador ya
que no pensador, no podía elegir un tema tan menor como la Pornografía, con
Mayúsculas, por qué sí.
En general me puede el rigor y muy especialmente una visión que
procuro antropológica del arte y sus manifestaciones. Desde mi punto de vista,
nada humilde, repito, el mono más o menos peludo o depilado que se puso a dos
patas y acabó convirtiéndose en un “animal político” (expresión tan clásica
como redundante) tiene en la base de todo proceso del tipo que sea en la visión
del animal, manada, camino del humano, tribu o clan. Veamos pues. El pececito
sale del agua y se va haciendo humanoide y como tal comprende sus necesidades
básicas: agua, comida, cobijo. En alguna parte de ese cerebro que evolucionaba
a marchas forzadas (ahora parece involucionar a la misma velocidad) existía y
existe un fondo mágico uno de cuyos pilares es la llamada por imitación de lo
deseado. Seguro que hay un nombre más científico pero no está a mi nivel.
Vamos, que el hombre necesita comer –antes de hacerse sedentario comer era
cazar- pues pinta bichos comestibles, cazables si se pudiera usar el término.
Una vez invocado mágicamente por las artes rupestres el alimento ¿Cuál es la
segunda necesidad imperiosa del humano?: el agua, sí, pero no dibujan agua, ni
casitas, ni entradas a cavernas ni cosa parecida. Lo siguiente que el humano
representa es el sexo. Sin más. Incluso en las escenas de caza se ocupan de
destacar frecuentemente lo que hay entre las líneas de las piernas dejando
claro a: la importancia que le daban y b: que eran unos superdotados o unos
fantasmones de cuidado. En serio, el
tema siguiente es el sexo a través de las famosas Venus. Según leí hace un
tiempo, si se le pide a una mujer en avanzado estado de gestación que dibuje su
cuerpo como “lo siente” no como lo ve ni como “lo sabe”, el resultado es una
imagen muy parecida a las de dichas Venus. Es evidente que la fertilidad,
quizás aun separada del sexo en la mente del bicho humano, es valor
prioritario. En cuanto ambas realidades se unen la prioridad es absoluta. No ha
habido una sola civilización que no haya dejado huellas de la sexualidad más
bien explícitas, incluso los rígidos egipcios se ocupan de dejar claro que no
eran sólo sus obeliscos lo que mantenían rígido, y no sólo de las formas más
ortodoxas. No sólo no ha habido civilización que se haya mantenido al margen de
esto –otra cosa es que se ocupen ahora de ocultárnoslo- sino que el primer tema
de cada una de las artes que han ido apareciendo a lo largo de la historia ha
sido el cuerpo humano, muy por delante de cualquier otro. Primero como estudio
y, en rápido y clandestino, paso, como representación del goce sexual. Por
decirlo de algún modo es el primer “género” que se define como tal en cada una
de las artes plásticas.
Copa Warren
“Pornografía”: del griego prostituta dibujada o algo parecido. Ah,
todo lo bueno nos llega de Grecia pasando por París. Ellos tenían sus esposas
decentes, sus hetairas, sus “porné”, sus efebos y sus ligues (de ahí lo de “el
griego” para referirnos precisamente a lo que vemos en esta imagen (que se
escamotea rigurosamente de los libros de arte) Además, y como paso previo, está
el desnudo que admite muchas más lecturas, del propio estudio anatómico a
interpretaciones religiosas o mitológicas cuando todo se reduce a la admiración
por la belleza del cuerpo humano.
Al margen de barbaries como la pornografía infantil ¿Qué tiene de malo
la pornografía consentida? (ojo al matiz, no hablo de grabar violaciones o
snuff movies, que para eso ya están los móviles de los adolescentes que tan
poco preocupan a los biempensantes) En esta p… vida cada uno ha de jugar con
las cartas que le tocan, y dentro de esas con las que le dejan. Si a unos las
cartas fueron dos doses, un cinco y dos cuatros, pues hala, ajo y agua hermano,
a otros les tocan ases, pero no les toca jugar, a otros con una pareja de
reinas ya son los reyes del mambo (y no metafóricamente) Bueno, pues si a
algunos les ha tocado tener unos físicos adecuados para el porno y la capacidad
–sin pudores ñoños de novicia mojigata- de practicar sexo delante de una
cámara, un pincel, unos focos, un formón o cualquier otra herramienta de
reproducción de la imagen, esas son sus cartas. Pueden hacer dos cosas,
quedarse en casa fracasando en todo lo que intenten o bien aprovechar mientras
puedan esas cartas. La pornografía per se sin añadidos sociales que no tienen
por qué ir añadidos, como drogas (que también los “deportistas” van cargaditos)
y malos rollos, ejercida libre y voluntariamente no tiene nada de malo. Lo diga
quien lo diga. “Comercian con su cuerpo”, naturalmente, seguro que Ronaldo
comercia con su capacidad intelectual. Todo el mundo comerciamos con nuestro
cuerpo y sus limitaciones. “Pervierten a la juventud”, si a un tío de 17/18
años le pervierte unos cuerpos practicando sexo, es que o ha estado en una
campana de cristal o no tiene los instintos naturales de un cuerpo bien
formado, se impone una visita al médico. Si hablamos de menos edad no es la
pornografía quien les pervierte sino quienes no se ocupan de educar y vigilar,
y ahí nos metemos todos. Aun así, les
“pervierte” unos cuerpos gozando y no les pervierte ver cuerpos destripados,
escenas de violencia extrema e inducciones al suicidio, abusos a menores y la
impunidad de todo eso. Y no estoy hablando de gore, hablo de un informativo
corriente y moliente, de los cotidianos.
Aun diría más. Algo extraordinariamente positivo debe tener cuando
todas las dictaduras y regímenes totalitarios, todas las religiones
monoteístas, (que en lo espiritual vienen a ser las dictaduras divinas
manipuladas y tergiversadas por hediondas manos humanas) y cualquier forma de
autoridad absoluta, la persiguen, la condenan y hasta si no nos andamos con
cuidado acabamos en la hoguera todos.
El flagrante y aun sangrante caso de Trumbl es una prueba de ello. Un
niño en la India fuma cinco paquetes y lo suben a internet y es una “información”
cubierta por todos los telediarios. Que en China se censura la red “Válgame la
Macarena, que atentado contra las libertades”, que unos listillos que se
pasaron de idem reclaman a un estado por una estafa de la que no es
responsable, pues diez años de coñazo informativo. Millones de personas que
gozan en el sentido no sólo físico, de una red inmensa de imágenes entre las
que ¡oh, pasmo! Están las de, por ejemplo, el San Martin partiendo su capa con
un pobre, o la infinidad de San Sebastianes que han dado las artes, donde están
igualmente recopilaciones con valor sociológico (hablo de por ejemplo las
portadas de las novelas de los 50) y autorretratos de lo más recatado se ven
despojadas de ese caudal visual por qué sí, entonces los medios calladitos como
putas. (Con el debido respeto a estas señoras que no se merecen los medios)
Olympia de Manet
El desayuno en la hierba de Manet
Si
un Angel de Caravaggio, un San Sebastián de Carreño o unas fotografías de
George Platt Lynes son consideradas pornografía o “material para adultos”. Pues
señores míos, viva la pornografía. (Por cierto a Manet se le acusó de
pornógrafo por estas dos imágenes y no por lo que no llevaban puesto sino
precisamente por lo que sí llevaban (La Olympia, esa cinta al cuello y El
almuerzo por que los hombres iban vestidos) Pues nada, seguiremos viendo en los
informativos de máxima audiencia lindos gatitos, persecuciones en yanquilandia
y sin poner remedio a todo lo citado pero no nos daremos por enterados de este
ataque, quizás el primero de muchos, que desde el mal llamado Primer Mundo se
ha lanzado contra la libertad de expresión. Mañana una empresa de este tipo
elimina los archivos de, pongo por caso, nuestra Guerra Civil y ya para medio
mundo no ha ocurrido y dentro de dos generaciones ni siquiera para nosotros
será más que una especie de mito. Nadie hará nada para evitar que esos archivos
desaparezcan, empiezan por jugar con la falsa moralina y ganan un paso, ¿Cuál
va a ser el siguiente? ¿La polio?, perdón, ese no, por qué ya se dio mucho
antes de internet. ¿El Holocausto?, ¿Negar las bombas de Hiroshima? “No me importó
que vinieran por los judíos por que yo no soy judío, ahora vienen por mí”.
Alguien lo dijo y parece que, como en las coplas, nadie se ha querido enterar;
y ahora vienen por nosotros.
El pífano de Manet, un niño de tantos enviados al frente que a nadie escandalizó