No es mi costumbre escribir todos los días en el blog, aunque debería, pero es que hoy me ha ocurrido algo que quería contaros en caliente.
Durante treinta y cuatro años, dos meses al año de vacaciones en un pueblo levantino de "cuyo nombre no quiero acordarme, íbamos al mismo bar a desayunar: dos cafés con leche y dos de churros. Cada día durante dos meses al año, treinta y cuatro años el camarero, el equipo eran tres, nos preguntaban ¡cuatro veces! que queríamos, y otras cuatro como se hubieran acabado los churros, por que había que meterle en la cabeza que lo que queriamos era un par de tostadas. Treinta y cuatro años, los dos meses de verano, vimos a la hija ser Reina de las Fiestas, a los hijos salvados del fuego, que resultó no serlo, vimos como el dueño se largaba con una jovencita dejando a su santa esposa tirada regentando el local, vimos a los hijos engancharse y desengancharse, nacerle dos nietos, a la dueña irse convirtiendo en una especie de madame de morro retorcido y expresión de odio profundo diciendo a las viudas "¡Que suerte has tenido, ojalá el mío!", vimos al hijo mayor montar un local de moda junto a la playa y hundirlo, incluso vimos como la jovencita dejaba al dueño y él se liaba con otra. Lo que en treinta y cuatro años dos meses al año no conseguimos ver es que nos cogieran la comanda a la primera.
Durante este verano, al volver de mis visitas al hospital, tres concretamente, hemos parado en uno de esos bares que tiene mostrador a la calle que con la ley antitabaco han proliferado. Tres veces y tan sólo dos nos atendió el mismo camarero, un chaval sudamericano. No soy especialmente aficionado a la cerveza y el alcohol me pone estupendo pero digo demasiadas tonterías, o demasiadas pocas, no sé. El caso es que las dos veces en estos tres meses dos veces pedimos al camarero "Una con y otra sin". Hoy al vernos llegar: ¿Una con y otra sin eh?.
Y es que, señores, (y permitidme el orgullo del madrileño semifetén y no nacido en Madrid, como los grandes madrileños) esto es Madrid, con sus seis letras, y por encima de obras, robos gobiernos y alcaldes, por encima de esa ciudad pija de Torre Picasso, por encima incluso de océanos se impone el espíritu de Madrid. Mi padre y yo nos miramos y dijimos "igualito que en.....{callaré piadosamente el nombre}" Ese espíritu que hace que en plena Puerta del Sol te pare un desconocido y te diga "verá es que como he visto muchas veces que aparca usted aquí, ¿como se consigue la tarjeta de movilidad reducida?", o que se pasen años y años hablando con alguien sin saber ni como se llama si se tercia, o si se sabe, no se pregunta de qué familia es -dicen que por ahí fuera, lo dice Sabina, esas cosas no ocurren-. El mismo espíritu que hace que una señora al ver que estás enseñando la ciudad a unos amigos se pare y nos comente cosas sobre la Calle de la Pasa, ese Madrid que baila encima de un ladrillo y sobra ladrillo para un pelotazo urbanístico. Ese Madrid capaz de crear personajes como aquel señor de la calle Fuencarral que jamás había ido a Cuatro Caminos pareciéndole el fin del mundo llegar a semejantes lejanías.
¿Una con y otra sin eh? Una frase simple que resume el espíritu de una ciudad que, a pesar de todo, sobrevive.
Ah, y perdón por el orgullo.
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lunes, 21 de septiembre de 2015
domingo, 20 de septiembre de 2015
Otoño
Ya está aquí, inevitablemente. No es que no me guste el otoño, al contrario, sino que es preludio de esa espantosa e interminable estación que es el invierno. Sin embargo, hoy quería hablar de algunas cosas variadas que no sé si interesaerán a alguien pero por si acaso me apetece tratar de ellas en plan mesa camilla.
Empezaré por algo relativo al otoño, por tener un mínimo de coherencia, pero del otro otoño, del otoño vital que no se sabe bien cuando empieza. Hay algo que me asombra de esta fase vital: las parejas. No soy capaz de comprender que viudos y viudas puedan volver a encontrar una pareja. Entendme bien, me parece genial para ellos y me alegro de que sea así, pero no lo comprendo. Es tan sumamente complicado encontrar una persona con quien encajar, aunque sea limitándonos a una simple (que no es tan simple nunca por eso es tan valiosa) amistad, que me parece ciencia ficción encontrar dos veces en una vida alguien con quien compartirla y no hablo de personas cuyos matrimonios iban mal, no, eso sería lógico, hablo de parejas que de veras se amaban, de personas que llevaban una vida tan feliz como pueda tenerla cualquiera. Hace tiempo tuve un caso dentro de mi segundo circulo familiar, un tio político volvió a casarse y parece feliz. Ahora, en mi barrio que se pobló de golpe hace 53 años y lógicamente sus habitantes supervivientes ya tienen una edad considerable, veo surgir parejas nuevas, que vuelven a mirarse a los ojos con esa dulzura que puede llegar a ser boba, que se buscan las manos apoyando la otra en el bastón y cuyas principales salidas son a la farmacia. Es algo que queda fuera de mi capacidad mental. Primero por que veo lo que nos cuesta a muchos encontrar una pareja y segundo por que siento que hay un tiempo para enamorarse y poner esa mirada y que se tiempo se acaba como mucho a los treinta. Sin embargo, veo esas nuevas parejas con las tonterías mimosas aunque moderadas de los enamorados, que no son socios en un combate contra la soledad, que me sería más fácil de comprender, y no entiendo nada. Entonces me pregunto si será algunos nacemos con poca o ninguna capacidad de amar u otros con una enorme capacidad de hacerlo inmunes a los baquetazos que te da la vida y las personas.
Cambiemos de tema: cien días del nuevo ayuntamiento madrileño. Según dicen, a lo único que se ha dedicado es a ensuciar las calles que, por lo visto, antes estaban como los chorros del oro. Evidentemente yo tampoco estoy demasiado conforme con su gobierno, lo veo un tanto desnortado, claro que tampoco tiene las redes empresariales ni mediáticas como para ofrecer otra imagen. Igualmente es cierto que se ha hablado mucho y hecho poco, pero ¿en que se diferencia eso de cualquier otro gobierno municipal o no? De momento hay dos cosas que, en proyecto, me parecerían geniales: municipalizar limpieza y jardinería. Eso nos evitaría contratas turbias, subcontratas, subcontratas de las subcontratas hasta diluir por completo la responsabilidad. Tampoco digo que toda la limpieza y jardinería tenga que ser municipal, habrá zonas concretas -sobre todo en jardinería- que quizás fuera conveniente contratar e impedir subcontratas a empresas más especializadas, pienso en los jardines históricos que requieren, desde luego, lo más selecto de la profesión.
Se le acusa de haber paralizado proyectos, cierto, yo hubiera hecho lo mismo para asegurarme de qué y quien estaban haciendo en puntos claves de la ciudad que va pareciendo un Titanic bombardeado desde hace años, eso sí, lleno de camisetas del Barça. Yo, por mi parte, les acuso de falta de rapidez y de contundencia. Todo eso ya debería estar en marcha. Entretanto recemos al patrón de los imposibles, San Judas Tadeo que tiene, logicamente, una gran devoción en Madrid, que la pantera agazapada llamada Aguirre no encuentre resquicio para asaltar un poder que no le pertenece. Y no quiero recordar el tamayazo, mejor dicho, sí, que parece que a todos se nos ha olvidado.
Sobre la lucha contra la prostitución que no sé quien está aplicando si la autonomía o el ayuntamiento de multar a los clientes con nada menos que 30.000€ me parecee una bestialidad. Igual que se permita el tráfico de las mafias con esas mujeres. Soy y seré siempre partidario de la legalización radical de la prostitución. Es decir, documentada, registrada, pagando sus impuestos y con una extrema vigilancia de quien estuviera detrás de cada casa, evitando así la prostitución callejera tan dañina para tantas coisas. Mientras no partamos de intentar que quienes la ejerzan lo hagan libremente y con sus derechos mal vamos por que nunca dejará de existir. La existencia del varón, con y sin pareja es tan exasperantemente solitaria que nunca dejará de buscar un momento de compañía aunque sea fingido.
La soledad del varón por el hecho de serlo no se ha tratado mucho, nada que yo sepa, pero es una realidad desgarradora de la que precisamente se valen las mafias para las bestialidades del trato a la mujer. Voy a poner un ejemplo personal y muy doloroso. En el año 82 murió uno de mis tíos de un infarto, siguiendo la tradición familiar, al volver de su entierro la casa de su viuda era una especie de feria, toda la familia, vecinos, amigos, intentando acompañar a la viuda y al hijo. Exactamente a los cuatro años murió mi madre también de infarto, a la vuelta del entierro nadie, y digo nadie, se quedó en mi casa para acompañarnos a mi padre y a mí. Como hombres se supone que tenemos que ser autosificientes en todo, salvo en las tareas domésticas que somos considerados inútiles totales. Durante meses la casa de mi tía estuvo llena de la familia todos los días, la misma familia que es la mía. A mi casa no vinieron ni un sólo día. En el matrimonio es igual, hay cosas que un hombre no puede compartir con su mujer si quiere que ésta siga respetándole, es una relación disfuncional, cierto, pero mucho más generalizada de lo que parece. No digo que entre los clientes de las profesionales no haya pervertidos, adictos y gilipollas varios pero también hay hombres que necesitan no dar la imagen de invulnerabilidad por un rato, sin contar con los millones que por su físico o por su situación carecen de pareja y por esas mismas causas sean objeto de burlas si intentan entrar en el juego perverso del lío de una noche: tímidos, gordos, deformes, etc. También es cierto que con algunos de estos hombres ni siquiera las prostitutas se acuestan, les dan asco. Sobre algo parecido a este tema se rodó hace poco una maravillosa película "Las sesiones", que aborda, quizás por primera vez el tema. Eso sí, a la Hollywood. Ah, y antes de que empecéis a pensar que soy profundo conocedor del tema he de decir que jamás he pagado por sexo. Desde niño aprendí que nada en las relaciones personales debe funcionar pagando de una u otra manera. Quizás la clave es que ni los clientes ni las profesionales consideran personas a los otros.
Empezaré por algo relativo al otoño, por tener un mínimo de coherencia, pero del otro otoño, del otoño vital que no se sabe bien cuando empieza. Hay algo que me asombra de esta fase vital: las parejas. No soy capaz de comprender que viudos y viudas puedan volver a encontrar una pareja. Entendme bien, me parece genial para ellos y me alegro de que sea así, pero no lo comprendo. Es tan sumamente complicado encontrar una persona con quien encajar, aunque sea limitándonos a una simple (que no es tan simple nunca por eso es tan valiosa) amistad, que me parece ciencia ficción encontrar dos veces en una vida alguien con quien compartirla y no hablo de personas cuyos matrimonios iban mal, no, eso sería lógico, hablo de parejas que de veras se amaban, de personas que llevaban una vida tan feliz como pueda tenerla cualquiera. Hace tiempo tuve un caso dentro de mi segundo circulo familiar, un tio político volvió a casarse y parece feliz. Ahora, en mi barrio que se pobló de golpe hace 53 años y lógicamente sus habitantes supervivientes ya tienen una edad considerable, veo surgir parejas nuevas, que vuelven a mirarse a los ojos con esa dulzura que puede llegar a ser boba, que se buscan las manos apoyando la otra en el bastón y cuyas principales salidas son a la farmacia. Es algo que queda fuera de mi capacidad mental. Primero por que veo lo que nos cuesta a muchos encontrar una pareja y segundo por que siento que hay un tiempo para enamorarse y poner esa mirada y que se tiempo se acaba como mucho a los treinta. Sin embargo, veo esas nuevas parejas con las tonterías mimosas aunque moderadas de los enamorados, que no son socios en un combate contra la soledad, que me sería más fácil de comprender, y no entiendo nada. Entonces me pregunto si será algunos nacemos con poca o ninguna capacidad de amar u otros con una enorme capacidad de hacerlo inmunes a los baquetazos que te da la vida y las personas.
Cambiemos de tema: cien días del nuevo ayuntamiento madrileño. Según dicen, a lo único que se ha dedicado es a ensuciar las calles que, por lo visto, antes estaban como los chorros del oro. Evidentemente yo tampoco estoy demasiado conforme con su gobierno, lo veo un tanto desnortado, claro que tampoco tiene las redes empresariales ni mediáticas como para ofrecer otra imagen. Igualmente es cierto que se ha hablado mucho y hecho poco, pero ¿en que se diferencia eso de cualquier otro gobierno municipal o no? De momento hay dos cosas que, en proyecto, me parecerían geniales: municipalizar limpieza y jardinería. Eso nos evitaría contratas turbias, subcontratas, subcontratas de las subcontratas hasta diluir por completo la responsabilidad. Tampoco digo que toda la limpieza y jardinería tenga que ser municipal, habrá zonas concretas -sobre todo en jardinería- que quizás fuera conveniente contratar e impedir subcontratas a empresas más especializadas, pienso en los jardines históricos que requieren, desde luego, lo más selecto de la profesión.
Se le acusa de haber paralizado proyectos, cierto, yo hubiera hecho lo mismo para asegurarme de qué y quien estaban haciendo en puntos claves de la ciudad que va pareciendo un Titanic bombardeado desde hace años, eso sí, lleno de camisetas del Barça. Yo, por mi parte, les acuso de falta de rapidez y de contundencia. Todo eso ya debería estar en marcha. Entretanto recemos al patrón de los imposibles, San Judas Tadeo que tiene, logicamente, una gran devoción en Madrid, que la pantera agazapada llamada Aguirre no encuentre resquicio para asaltar un poder que no le pertenece. Y no quiero recordar el tamayazo, mejor dicho, sí, que parece que a todos se nos ha olvidado.
Sobre la lucha contra la prostitución que no sé quien está aplicando si la autonomía o el ayuntamiento de multar a los clientes con nada menos que 30.000€ me parecee una bestialidad. Igual que se permita el tráfico de las mafias con esas mujeres. Soy y seré siempre partidario de la legalización radical de la prostitución. Es decir, documentada, registrada, pagando sus impuestos y con una extrema vigilancia de quien estuviera detrás de cada casa, evitando así la prostitución callejera tan dañina para tantas coisas. Mientras no partamos de intentar que quienes la ejerzan lo hagan libremente y con sus derechos mal vamos por que nunca dejará de existir. La existencia del varón, con y sin pareja es tan exasperantemente solitaria que nunca dejará de buscar un momento de compañía aunque sea fingido.
La soledad del varón por el hecho de serlo no se ha tratado mucho, nada que yo sepa, pero es una realidad desgarradora de la que precisamente se valen las mafias para las bestialidades del trato a la mujer. Voy a poner un ejemplo personal y muy doloroso. En el año 82 murió uno de mis tíos de un infarto, siguiendo la tradición familiar, al volver de su entierro la casa de su viuda era una especie de feria, toda la familia, vecinos, amigos, intentando acompañar a la viuda y al hijo. Exactamente a los cuatro años murió mi madre también de infarto, a la vuelta del entierro nadie, y digo nadie, se quedó en mi casa para acompañarnos a mi padre y a mí. Como hombres se supone que tenemos que ser autosificientes en todo, salvo en las tareas domésticas que somos considerados inútiles totales. Durante meses la casa de mi tía estuvo llena de la familia todos los días, la misma familia que es la mía. A mi casa no vinieron ni un sólo día. En el matrimonio es igual, hay cosas que un hombre no puede compartir con su mujer si quiere que ésta siga respetándole, es una relación disfuncional, cierto, pero mucho más generalizada de lo que parece. No digo que entre los clientes de las profesionales no haya pervertidos, adictos y gilipollas varios pero también hay hombres que necesitan no dar la imagen de invulnerabilidad por un rato, sin contar con los millones que por su físico o por su situación carecen de pareja y por esas mismas causas sean objeto de burlas si intentan entrar en el juego perverso del lío de una noche: tímidos, gordos, deformes, etc. También es cierto que con algunos de estos hombres ni siquiera las prostitutas se acuestan, les dan asco. Sobre algo parecido a este tema se rodó hace poco una maravillosa película "Las sesiones", que aborda, quizás por primera vez el tema. Eso sí, a la Hollywood. Ah, y antes de que empecéis a pensar que soy profundo conocedor del tema he de decir que jamás he pagado por sexo. Desde niño aprendí que nada en las relaciones personales debe funcionar pagando de una u otra manera. Quizás la clave es que ni los clientes ni las profesionales consideran personas a los otros.
miércoles, 9 de septiembre de 2015
El Expolio
Clickear esta imagen es una ampliación espléndida para quien no este familiarizado con esta pintura.
Con esto de las reformas de mi alcoba que van empezando a durar más que las obras de El Escorial o que las de la M-30 me veo obligado a enfrentarme a viejas historias. Al principio pensé en cambiarlo todo, quizás hubiera sido la mejor idea pero ni el dinero ni mi desapego escaso me lo ha permitido. Por ejemplo, hoy tocaba decidir de una p... vez qué cuadro iba a ir sobre mi cabecero. ¡Que tontería! ¿Verdad? Pues no, han sido meses de debate y cambios de idea para, al final, dejar el que tenía, pero cambiándole el marco. Con tres como ésta alcanzamos la paz mundial. Además según llevaba el cuadro con marco y todo a la tienda de marcos me he dado cuenta de algunas cosas.
Por ejemplo, que esa lámina lleva sobre mi cabeza más de treinta años, que me la regaló una prima mía sabiendo de mi pasión por el Greco de la que nunca he hablado en este blog y de mi especial predilección por esta obra en concreto. Sinceramente creo que la pintura moderna tiene en este y otros cuadros del Greco sus piedras angulares. Recuerdo que compramos el marco más barato -metal dorado y liso como el encefálograma de algún que otro alcalde- para que no se estropease, entonces no era tan fácil acceder a las imágenes como ahora.
Además esa obra me la envió alguien como tarjeta de felicitación navideña -que también la ocurrencia- y desde entonces me ha acompañado como amuleto a toda clase, examen, conferencia, tesina o tesis que he hecho.
Al entrar en la Universidad no tenía yo mucha idea de El Greco pero pronto me apasioné por su pintura, y cuando tuve que hacer mi primera exposición en solitario ante mis compañeros de clase en tercero elegí como tema nada menos que la obra El Greco en conjunto, hala, que atrevida es la ignorancia. Sin embargo, salió bien, esa fue mi primera clase. Es curioso que la que creo será mi última clase pues el ambiente de centros culturales para adultos está agonizando, haya sido también sobre El Greco, aprovechando la conmemoración del año pasado. Parece que esta obra y yo estamos extrañamente ligados, pues incluso es una de las pocas pinturas que no están en Madrid que he visto en su marco habitual, la sacristía de la de Catedral de Toledo y, por segunda vez, ya restaurada, en El Prado. Nunca lo había pensado pero esta mañana allí eligiendo un marco más decente, me di cuenta que era esta y no otra la imagen que debe presidir mi alcoba. Y no sólo por su inmensa calidad artística sino por lo que de símbolo tiene en la vida de todos, un despojo brutal de ilusiones, de posesiones, de seres amados que es la vida y que sin embargo, nos resistimos a dejar por la inenarrable belleza del cuadro, de la vida. Podría hablar horas sobre este lienzo, pero no hace falta. Habla solo y de algún modo siempre será parte de mí. Lo que no me explico es como he tardado tanto en darme cuenta.
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jueves, 3 de septiembre de 2015
Septiembre
Con la bella jardindera recogiendo sus frutos nos despedimos de ella. El mes que viene iniciaremos otro almanaque que espero nos resulte atractivo cuando menos.
Septiembre es el mes en que realmente empieza un nuevo año, los cursos, los colegios, la reentré al trabajo, y todas esas cosas que parece ser que a la gente le produce lo que ha dado en llamarse síndrome posvacacional. Yo siempre recuerdo el día de vuelta de las vacaciones cuando salía, como el más feliz del año y es que yo si mi Madrid no soy nada. Una sombra, un sinvivir, una añoranza tardía, y demás cursiladas.
Como sabéis en estas entradas "de mes" trato de todo un poco pero es que hoy hay tanto de qué tratar que me voy a decidir por la pena de muerte. Ante todo y por encima de todo soy radicalmente contrario a ella. Ahora bien, cinco niños asesinados por sus familiares este verano en España, ni siquiera les juzgaría. No sé cuantas personas ahogadas dentro de un camión cerrado herméticamente mientras el conductor huye sin abrirles para que no queden testigos, no creo que ni siquiera se pudiera llamar pena de muerte sino desparasitación. No sigo poniendo ejemplos por que ya habéis entendido por donde voy.
Setenta y tantos años de historia y las huidas empavorecidas de los países son iguales.
Cánada niega asilo político a refugiados ¿será por falta de sitio o exceso de habitantes?
Japón se rearma.
Se destruye los más casi sagrados restos de los origenes de la cultura universal.
Se venden camisetas con imagenes de la gentuza del estado islámico decapitando gente, entre esas camisetas, ranitas de bebé. Dicen que se vendían muy bien.
Los torrentes de Blasco Ibáñez de nuevo nos arrasan, aquí y en China.
Los árboles se caen.
Australia y California arden por los cuatro costados.
Y lo peor de todo: dos casos de polio en Ucrania. Una enfermedad erradicada en Europa hace años. Ahora que precisamente los papás "modelnos" se niegan a vacunar a sus hijos y que hay zonas en Africa donde matan a quienes acuden a vacunar contra esta enfermedad. No, ni siquiera los juzgaba.
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