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viernes, 5 de octubre de 2018

OCTUBRE

 
Se acabó el almanaque de portadas de Vogue. Con el curso empiezo otro, ya sé que los almanaques se empiezan en enero pero ya sabemos que yo soy muy mío para mis cosas.
Me gustaría comentar algunas cosillas sobre estos almanaques, o más bien sobre sus autores. ¿Cuantos nombres de ilustradores podemos recordar? (Ibáñez no vale), pues aseguraría que, a menos de estar metido en ese mundo, pocos o ninguno. Sin embargo, ellos han sido quienes educaron la vista y el gusto de tres o cuatro generaciones. Cada semana, cada mes, en tapas, libros etc. entraban regularmente en casa. ¿Quién no recuerda las portadas de La Codorniz de Mingote o Serafín? Como alguien casi de la familia. Lo que vengo a querer decir que esas ilustraciones que ni siquiera se mencionan en los libros de arte, no sólo han formado visualmente al lector corriente sino también a los artistas, pintores, aunque luego hayan evolucionado hasta las antípodas estéticas de estas ilustraciones, y, me atrevería a decir, que escritores. El más claro ejemplo es Rockwell pero quizás por su cercanía temporal y por las circunstancias históricas que vivió. Todos, todos, hemos crecido con ilustraciones cerca (calendarios, tebeos, periódicos, incluso colecciones de cromos) y eso es lo que ha educado nuestro ojo para bien o para mal y creo que merecen una mucho mayor atención de la que tienen. Por ejemplo: ¿Qué historiador del arte de las diez o doce últimas hornadas conoce aun de oídas a Rafael de Penagos? y los de las hornadas anteriores sólo quienes se hayan interesado por su cuenta. Por educar, hasta han educado (y algo más que educado) el erotismo de generaciones enteras, las Pin-up de Vargas llegaron regularmente al público hasta los setenta. En cierto sentido fue en este campo erótico festivo donde se les ha conocido y dado más importancia pero este "género" pertenece a lo que podríamos llamar "arte subterráneo" que ha existido siempre y que nadie ha reconocido oficialmente como tal, seguramente alcanzó sus momentos de mayor gloria y difusión durante el periodo psicaliptico que encaja, casi al milímetro, con la primera mitad del XX. Pero el género erótico no es el único en que brilla el ilustrador, ni mucho menos.  Personalmente me fascinan las infantiles y las de las cubiertas de los libros. Yo descubrí a Wilde por que en la edición que encontré Dorian Gray era, en un dibujo precioso, el Caballero que hubiera querido ser.
El autor de las cabeceras de los próximos doce meses es Leo Fontan y casi todas las imágenes son de una revista, "La Vie Parisieen" fundada en 1863 y comenzó como una revista semanal dedicada al, digamos "gran mundo", pero poco a poco se fue decantando hacia algo más subidito de tono, así se la consideró ¡En la Francia de la Belle Epoque! y perdió su prestigio -al menos entre los lectores anteriores- considerándose perniciosa. Seguiremos hablando de esta curiosa revista y de sus intenciones.

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