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domingo, 18 de noviembre de 2018

Noviembre

Leo Fontan Noviembre 1924
 
Hoy hace día de Noviembre: gris, medio lluvioso y desapacible.  Sólo algunos árboles nos deslumbran con un amarillo del que parece nacer toda luz. Lo demás está lleno de esa palabra tan hermosa, quizás la más bella del diccionario, "melancolía".
Me pregunto por que el humano, por lo menos en occidente, tiene tanto afán de huir. Sí, ahora toca huir de esa añoranza por el año que se nos va, del que esperábamos tanto y que ha sido como todos, quizás un poco peor, quizás hay un sollozo dentro de cada uno que no se ha llorado y que es la huella que nos va a dejar este 2018. En lugar de vivirlo, de saber donde estamos, salimos corriendo: que si el puente de Todos los Santos, que si el puente de la Almudena, que si planeamos el viaducto de la Constitución. Huir como sea pero ¿a donde? "A la playa a tomar el sol" con estos tiempos de lluvias, buena idea, "Al pueblo a recargar pilas", de bar en bar o como diría la copla, de mostrador en mostrador,  "A París (Londres, Roma o cosa parecida) que no lo conozco", ni lo conocerás con cuatro días que se quedan en tres, eso sí vendrás con un montón de selfies que acabarás perdiendo en algún trasiego informático. En el fondo sabemos, creo que todos, pero quizás haya alguien que no, que de lo que queremos huir es de nosotros mismos. Sin embargo, los trabajos forzados los llevamos como las rejas en el alma o como queramos llamarlo, llevamos nuestra cárcel o nuestro campo de trabajo, dentro y allá donde vayamos nos lo llevamos.
No sólo huimos espacialmente sino que cada vez más lo hacemos temporalmente. Acabo de ver una vivienda con las luces de Navidad encendidas. Por más navideño que sea uno, y lo soy, es pronto, si no para ponerlas, si para encenderlas. Ya sé que mucha culpa de todo eso la tiene el nauseabundo sistema comercial que antes de Nochevieja está promocionando San Valentín. Pero creo que no es sólo eso, ojalá, no. Es igual con el espacio, tratar de huir hacia un tiempo por llegar esperando encontrar lo que no encontramos en este, dejando este tiempo, este noviembre lluvioso y melancólico, vacío, como lo estará la Navidad pues ya estaremos pensando cuantos puentes trae el 19, y San Valentín pues ya estaremos buscando donde apiñarnos en San José o en Semana Santa, y Semana Santa pues estaremos contando los días que nos quedan para las vacaciones de verano, esas que deseamos ardientemente para "desconectar" (cargando con todo el aparateo informático) y para "cargar pilas". Ni en tiempo ni en espacio deja uno de llevar su propia cárcel pero nos engañamos lanzándonos como posesos a vivir hoy y aquí un mañana allí a ver si así logramos no enterarnos de cuales son nuestras rejas y seguir "desconectando". Lo peor es que ni nos paramos a ver en donde y en cuando estoy. Hoy es un hermoso y tópico día de noviembre pero ya comemos roscón de reyes y tenemos las luces de Navidad puestas. Una tía mía (mi familia fue corta siempre, pero ahora lo es mucho más, y siempre ha dado mucho juego) ponía el Misterio, no era muy de decorar, en Nochebuena y lo quitaba antes de cenar del día de Navidad, su cabeza ya estaba en rebajas de enero.
Feliz melancólico noviembre.


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