Notre Dame de París, el centro del mundo.
Lo dije hace poco "en abril pasan cosas", pero no pensé que este año fuera a ser tan abril este abril. Hace unos años vimos arder el monte Olimpo, algo que no hubiera querido ver, ahora arde Notre Dame. En ciertos sentidos para mi la isla de Notre Dame es una especie del centro del mundo que casi siempre ha girado sobre París, incluso antes de existir (Julio César ya nos dio el coñazo con su "De bellum gallicum") y como historiador del arte no es necesario que mencione la importancia que ha tenido la ciudad y el propio edificio. No quiero o, mejor, ni siquiera tengo fuerzas para imaginar lo que se ha perdido. Solo un consuelo que Francia es Francia y la reconstruirán con todo el rigor posible como hicieron en Reims, en España acabaría en veinte años convertida o en un supermercado de la droga o en un complejo hotelero de la amante de algún alcalde.
Sin embargo, no es sólo Notre Dame en llamas (una pesadilla) lo que está yendo. A veces, cuando no me tomo la molestia de protegerme del mundo y de sus pompas, y miro alrededor me digo que me he hecho viejo de golpe, sin duda algo de eso hay pero solo algo. En Semana Santa suelo aprovechar para pasear por las calles del Madrid clásico, ya no se vuelven más serenas estos días sino que se llenan de un turisteo barato que hacen que se pierda en parte el sabor de esos días. Casi debería decir que paseaba pues las referencias vitales de esta ciudad se están perdiendo. ¿Cuántas generaciones han visto Notre Dame en su esplendor? ¿Cuántas tardarán en volver a verla? En Madrid, que siempre ha sido ciudad de rincones con un "no sé qué" que te engancha, estamos perdiendo las referencias vitales. Dos ejemplos: La Camerana (tienda de ropa interior de todo tipo y de todas las tallas) y Palomeque, tienda de artículos religiosos. Cuando nacieron mis abuelos estaban ya allí, cuando nacieron mis padres seguían ahí, cuando murieron también pero ya no están. Hay mil ejemplos que en cierto sentido supone un apocalipsis de andar por casa. Cientos de años, decenas de generaciones y ha tenido que ser la nuestra la que vea desaparecer esos lugares en los que el aire era historia. Ahora en el centro de Madrid solo se ven tiendas de souvenirs con gitanas (muy madrileño el tema) y camisetas del Barça mires por donde mires. Antes nos quejábamos de las prostitutas que abundan en las calles, pues ahora ya no sólo solo ellas. Cada rincón está vendido al mejor postor, o, desde la brutal liberalización de los alquileres, vacío. Legado de PP que no ha querido aprender que las cosas se hacen poco a poco, y que se cargó con esa bárbara medida no solo la memoria común de muchas generaciones y cierto grado de acervo cultural sino también (y quizás era lo que buscaba) lo que han dado en llamar mesocracia. Esa clase social, base de la burguesía, que vive de un negocio familiar o no tan familiar con sus altos y sus bajos pero que era una parte del alma de la ciudad. A veces da pereza salir por la ciudad pues para ver camisetas deportivas y faralaes pongo la tele. Si, claro, el turismo ha aumentado una barbaridad pero lo cierto es que no veo que el ciudadano viva mejor con todo ese dinero que "se queda" en Madrid.
Hubiera querido no ver arder el Monte Olimpo
Hubiera querido no ver la descomposición de mi Madrid
Hubiera querido no ver arder Notre Dame.
Pues me ha tocado ver las tres cosas y lo peor es que me importan y mucho.
El señor gordo de La Camerana con su lorito.
Palomeque donde tantos niños fuimos equipados para la primera comunión.
Pero, por lo visto, en abril también hay sorpresas más o menos positivas. Personalmente La Legión y todo lo que tenga que ver con ella me repele, eso del novio de la muerte y la manipulación de las teorías japonesas en su fundación no me gusta un pelo. Que nadie se me ofenda pero ¿es necesario que hagan de majorettes con los fusiles? Vamos que en general tenía, ojo, tenía una opinión bastante pobre del cuerpo. Sin embargo, el otro día hicieron algo que les ha hecho crecer y mucho a mis ojos. Han pedido a Casado, Rivera y Abascal que no aparezcan en los actos de Málaga para evitar que se les utilice. En otras palabras y a la castiza: les han mandado a tomar por ahí mismo. Se supone y no se les cae de la boca que son los partidos que más cerca están de lo que veníamos entendiendo por estamento militar pues los pelagatos y tuercebotas de los politicastros les dan asco, tanto como para pedirles que ni aparezcan. Olé sus destos, coño.
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