Rockwell enero 1936
Enero deriva de Jano. El dios bifronte que mira al pasado y
al futuro. Nada que no sepamos todos, pero para algunos tiene más sentido que
para otros. Cada cambio de año, y más últimamente, viene siendo como asomarse a
un pozo por el que no sabemos si bajaremos o caeremos pero en cualquier caso
abismal e intimidante y en mi caso, como en todos los nacidos en este mes,
mucho más pues no es la clásica evaluación global del año que acaba sino de tú año.
Los años son infinitos, tus años, no.
Bueno, casi no hay que decir que hoy cumplo años. Sesenta y
uno para ser exacto y es curioso, me siento más joven (y hasta sano) que a los
veinte. No se debe a que lo esté, que no es precisamente la salud una de mis
posesiones, sino que la falta de salud actual es mucho más tolerable que la de
entonces incluso siendo más seria y grave llegado el caso. Sin embargo, números
cantan, tienen esa jodía costumbre, y los que tienes, tienes y menos mal que
los tienes que peor es no llegar. El caso es que resulta casi imposible no hacer
balance del último año, y, peor aún, de los otros. Por que los años al igual
que las oscuras golondrinas vuelan y no volverán (afortunadamente en muchas
ocasiones). De repente el crío que te pedía protección de la furibunda ira
materna por ponerse un pendiente está pensando en poner un chip a su hijo no
nacido aun. ¿K’apasao? Se dice uno que no termina nunca de aterrizar en estas
cosas. Tus amigos sanos que siempre envidiaste están hechos una pena, penita,
pena mientras –en mi caso disfruto de mejor salud que nunca pese a las diversas
patologías-, hundidos hasta ahogarse en agobios tontos o no tanto mientras la
terapia me ha sacado en un setenta por ciento de una depresión trabajada
durante treinta y tantos años y tengo mucho mejor estado de ánimo que ellos. ¿K’apasao?
Vuelves a preguntarte y te ves como un marciano en un mundo vuelto del revés. A
ver: el enfermo deprimido y apocado ¿no era yo? Y vosotros los que hacían
cobrar el sentido a la vida aunque no fuera a la mía ¿Andestáis? Vamos que uno
anda como vaca sin cencerro entre la gente de “toda la vida” sin reconocer a
nadie. Los progres se han vuelto carcas, los carcas, difuntos, los difuntos,
más y los otros ya ni saben ni sabes qué o como son.
Por cierto ¿alguien sabe donde narices he estado yo estos
últimos treinta y siete años? Por que, aquí, el abajo firmante, no tiene ni
idea. Sólo sé seguro que no fue ni Jauja ni cosa parecida, más bien una especie
de País de las Maravillas de Alicia: un absurdo en el que no me reconozco y a
ese que sé que he sido yo ni le comprendo ni le tengo el menor cariño pese a
tener sus mismas ideas. Sí, una especie de Pais de las Maravillas pero diseñado
por Poe y Lovecraff, en la el pozo y el péndulo eran casi más habituales que el
“Que le corten la cabeza” . Desde hace años llevo la lista de lecturas que voy
haciendo, pues cuando la repaso y veo títulos con calificaciones altas (las
califico para mi uso personal) que ni recuerdo haber visto ni por la tapa. Los
cojo y veo que están anotados, subrayados y hasta con hojas con comentarios de
mi puño y letra. “¿Andehestao?” me pregunto. Luego decido que si no los
recuerdo será por algo y me prometo –en falso- volver a leerlos.
Sin embargo, este año es especialmente desconcertante. Hace
un año tenía una serie de expectativas y esperanzas. Lo de siempre, te propones
una serie de cosas y no consigues ninguna, ya. ¿Qué pasa cuando las cuatro o
cinco cosas por las que has peleado durante ese año y otros anteriores se
cumplen? Los deberes están hechos. He cerrado capítulos pendientes, he cumplido
compromisos postergados, he logrado un gato, bueno, una gata, y hasta he dejado
que dejen de decirme lo que tengo que hacer. En una palabra: me he quedado sin
objetivos claros y otra vez como vaca sin cencerro, pero bueno, habrá que
buscarse uno, digo yo.
Feliz cumple!
ResponderEliminarY recuerda lo que dicen: cincuenta son los treinta ahora, de manera que basicamnte tienes cuarenta 😉
La edad no es mas que un numero,por eso tienes la edad que dices....
XoXo
gracias y espero que mejore el año por que, de momento, no va muy bien que digamos. Nada importante, afortunadamente.
ResponderEliminar