Dichosos los niños de El Roto. Ellos pueden jugar a tener miedo. A mí el miedo me ha acompañado siempre, no recuerdo un solo día de mi vida sin el miedo en el tuétano de mis huesos. Dichosos quienes no conviven con el permanente miedo, la permanente inquietud y el permanente espanto como compañía. Mis tres amigos infantiles fueron la Soledad, el Dolor y el Miedo. Dichosos quienes sólo les han conocido de adultos.
El chiste es fantástico por lo que implica, el mercantilismo que lleva implícito el miedo que nos meten. Lo que cuentas tu de tu infancia es aterrador. Vivir con inquietud tiene un pase, cari, vivir instalado en el Miedo es terrorífico, y perdona el chistre fácil. Siento que tu infancia fuera así, al fin y al cabo es una época que se asocia al aprendizaje a la inocencia y a la diversión... Yo tengo tantos miedos como el que mas, pero no me dejo vencer por ellos o, al menos, lo intento.
ResponderEliminarEspero que ahora en la adultez -valga la palabreja- encuentres un poco de serenidad y una mano amiga que te aparte de tus miedos.
Bezos.
Ahora, en la madurez, es peor
ResponderEliminarUn abrazo
Joaquinitopez