
Hace un mes y medio o así escuché en la radio, yo soy muy radiero, abro el ojo y enciendo la radio, para apagarla poco después después de oir ladrar un ratito a nuestros próceres de los ámbitos político, económico y deportivo (no sé cual de los gremios ladra más alto, la verdad), a lo que iba, escuché hablar de un libro que me pareció interesante: "El tiempo entre costuras". Una novela ambientada entre el 31 o 32 y el 44 o 45 a través de una modista y el mundo de la costura, la moda, el lujo y el glamour. María Dueñas es su autora.
Antes de desatar las iras feministas (que jolin con ellas) he de decir que creo firmemente que una mujer cuando escribe dispone de muchos más registros que un hombre y que no sé por que no se suelen dejar llevar por "ejercicios de estilo" ni disgresiones estúpidas que más pretenden decir "mira que listo soy" que contar una historia, objetivo último de una novela, no nos olvidemos. Lo que haya que decir debe decirlo el relato, no la voz en of del autor filosofando. Es más, diría que la mujer es mejor historiadora que el hombre. Otra cosa de la que ya hablaremos es de la mujer que escribe novela histórica pero como decía Chef Moustache "esa es otra historia"
Me atrajo el tema por que siempre he pensado que las vestimentas dicen mucho de las épocas, de sus portadoras/es y de la ética y moral del momento. Me atrajo el tema por que siempre he pensado que bajo aquellos mundos de dominio masculino hay un submundo femenino que, sin ser visible, ejercía un poder inmenso de un modo indirecto obviamente, pero no por eso menos real y contundente. Un mundo estructurado en torno al universo tradicionalmente femenino: familia, religión (no tanto en el acto de asistir a misa como en otras formas de culto: rosarios, novenas, adoraciones etc), evidentemente el sexo (pero esa también es otra historia en la que entra el aspecto de la absoluta falta de formas de participación femenina en el mundo masculino visible) y, entre otros, la moda o lo que es más amplio: lo que ha dado en llamarse belleza. Estoy firmemente convencido de que muchas decisiones que han cambiado la faz del mundo para lo bueno y ¿por que no? para lo malo han nacido en esos ámbitos femeninos impenetrables para nosotros los varones. Así que cuando escuché el tema me dije: ¡Por fin alguien que trata ese submundo sin victimismos y parece que sin convertir a la mujer por el mero hecho de serlo en un héroe suprahumano! (Mi feminismo no pasa de considerar a la mujer exactamente igual que al hombre superando a algunos hombres en algunas cosas y siendo superadas por algunos hombres en algunas cosas, exactamente igual que los machos entre sí, así que no se me pique nadie, please, que con esto de lo políticamente correcto hay que andar pisando huevos)
Me lancé la librería pues soy de esa especie en extinción que todavía compra libros y luego a devorarlo con ansia. Y, claro, quedé absolutamente decepcionado. La novela empieza de un modo ameno e imprevisible, cada página es un deleite -encotrar algo que no hayas visto en una peli o leído en una novela después de cuarenta años de ver pelis y leer ya es un deleite y extremadamente dificil- con los devenires de una muchacha en el final de la segunda República que la llevan a Tanger y Tetuan aun en manos europeas. Un universo femenino que va desplegándose como una telaraña y que llevará a la prota a vivir el universo de espionajes, intrigas, politiqueos varios y corrupciones infinitas de, por ejemplo, el grupo nazi en Tetuan. Magníficamente documentado, según mis pocos conocimientos del tema, lo que en una novela de este tipo que no llega a ser histórica (afortunadamente) se agradece enormemente esta parte de la novela es una verdadera delicia.
Sin embargo, a partir de la aparición del hombre que va a ser el "amado" el relato comienza a declinar espectacularmente recordando a veces a Casablanca, a veces a El tercer hombre, a veces a Scarlett (segunda e infausta segunda parte de Lo que el viento se llevó) con momentos de una belleza extrema (el reencuentro con el primer novio por ejemplo) que no compensan tanta aparición oportuna de galán salvador que se llega a hacer molesto en el último quinto del libro.
Resumiendo, que es gerundio, una oportunidad desaprovechada de explorar ese submundo del que hablaba mucho más en profundidad. Desde luego la novela vale la pena, es amena y ágil, sin margen para el aburrimiento y, salvo ese detalle de galán salvador, original. Es una primera obra y como tal extraordinaria pero le queda a uno el regusto de la ocasión perdida.