He terminado de leer el libro-biografía “Cautiva en Arabia” de Cristina Morató. Escuché a su autora hablar en la radio sobre la biografiada (la Condesa Marga D’Andurain), casi poniéndola como referencia para la mujer moderna, liberada y tal. Interesante. Además la señora en cuestión recorrió parte de Oriente Medio y tuvo una serie de vicisitudes que hacen su historia atractiva en gran parte como antecesora de las mujeres modernas libres de prejuicios y limitaciones sociales. Más interesante. Siempre me han fascinado las biografías de mujeres célebres, entre otras cosas por que son más variadas y amenas que las de los hombres célebres, y más desconocidas. Así que fui y me dejé la pasta que cuesta el libro (tapa dura, tres cuadernillos de fotografías) y me dispuse a pasar un buen rato con una lectura distinta y amena, mi gozo en un pozo. En un profundo pozo. En una sima abismal. A punto estuvo el volumen de salir por la ventana en tres o cuatro ocasiones pero los euros que me había gastado me hicieron acabarlo. Cierto es que a partir de la mitad mejora pero…
Vamos a ver y empezando por el principio: la susodicha condesa no era tal. Bien, la referencia para la mujer moderna y su antecedente, para la autora –o lo que yo entendí que decía, que a lo mejor es que entendí mal-, es una vividora, caprichosa, impostora, contrabandista, antisemita, casi estafadora, amante del dinero ante todo, que trajo a mal traer a todo el que tuvo la desgracia de caer en su entorno. Los hombres con los que se relacionaba caían como chinches (uno se suicida, a otro le envenenan, a otro le apuñalan, a otro también le envenenan, su hijo mayor, a quien ignoró siempre por cierta discapacidad que la autora no deja clara, se hace matar a propósito en la guerra y al pequeño le dijo cuando mató a un hombre que ya era él mismo un hombre) y posiblemente fuera una traidora a su patria (Francia) siendo espía de Inglaterra. Eso sin contar con que dos de esos hombres fueron asesinados por ella y escapó impune. Señores, si esa es la referencia de la mujer moderna: cambiemos de planeta antes de que acaben con nosotros.
Pero, bueno, al fin y al cabo la historia tiene su aquel. Mejor dicho tendría su aquel si se hubiera escrito de otra manera. Para empezar, el tema no da para más de cien, ciento cincuenta páginas y hay trescientas y pico, trescientas sesenta y algo creo recordar. Las que sobran se pierden en descripciones de hoteles o de personajes sin mayor relevancia posterior que con una notita a pie de página más o menos amplia había sido suficiente. Pero no es solo eso. Determinados conceptos y hechos son repetidos varias veces a lo largo del libro, como si la autora no recordara si lo había contado o no, determinados conceptos que requerirían una aclaración en su primera aparición no la tienen hasta medio libro.
Estoy seguro que el fallo viene no de la autora sino de querer plantearlo exento en lugar de cómo parte de un fresco como previamente había hecho Cristina Morató con “Reinas de Africa”. No da para tanto el tema y, desde luego, dada la pléyade de mujeres que vivieron en aquella primera mitad del XX no debería afrontarse como antecedente de nada, que golfas hubo siempre, y menos aún plantearla como icono de libertad. Si yo tuviera que definir a la tal Marga diría que es una Escarlata O’Hara sin guerra civil que justifique sus actos delictivos.
Vamos a ver y empezando por el principio: la susodicha condesa no era tal. Bien, la referencia para la mujer moderna y su antecedente, para la autora –o lo que yo entendí que decía, que a lo mejor es que entendí mal-, es una vividora, caprichosa, impostora, contrabandista, antisemita, casi estafadora, amante del dinero ante todo, que trajo a mal traer a todo el que tuvo la desgracia de caer en su entorno. Los hombres con los que se relacionaba caían como chinches (uno se suicida, a otro le envenenan, a otro le apuñalan, a otro también le envenenan, su hijo mayor, a quien ignoró siempre por cierta discapacidad que la autora no deja clara, se hace matar a propósito en la guerra y al pequeño le dijo cuando mató a un hombre que ya era él mismo un hombre) y posiblemente fuera una traidora a su patria (Francia) siendo espía de Inglaterra. Eso sin contar con que dos de esos hombres fueron asesinados por ella y escapó impune. Señores, si esa es la referencia de la mujer moderna: cambiemos de planeta antes de que acaben con nosotros.
Pero, bueno, al fin y al cabo la historia tiene su aquel. Mejor dicho tendría su aquel si se hubiera escrito de otra manera. Para empezar, el tema no da para más de cien, ciento cincuenta páginas y hay trescientas y pico, trescientas sesenta y algo creo recordar. Las que sobran se pierden en descripciones de hoteles o de personajes sin mayor relevancia posterior que con una notita a pie de página más o menos amplia había sido suficiente. Pero no es solo eso. Determinados conceptos y hechos son repetidos varias veces a lo largo del libro, como si la autora no recordara si lo había contado o no, determinados conceptos que requerirían una aclaración en su primera aparición no la tienen hasta medio libro.
Estoy seguro que el fallo viene no de la autora sino de querer plantearlo exento en lugar de cómo parte de un fresco como previamente había hecho Cristina Morató con “Reinas de Africa”. No da para tanto el tema y, desde luego, dada la pléyade de mujeres que vivieron en aquella primera mitad del XX no debería afrontarse como antecedente de nada, que golfas hubo siempre, y menos aún plantearla como icono de libertad. Si yo tuviera que definir a la tal Marga diría que es una Escarlata O’Hara sin guerra civil que justifique sus actos delictivos.
A mí también me gustan los libros de mujeres célebres, pero me quedó clarísimo; jamás leeré éste.
ResponderEliminarSi me permitís, te recomiendo un blog de una gran amiga mía, argentina, que sólo trata de mujeres célebres. Ahora está vacacionando, pero si querés visitarlo es: http://lacuevadesusana.blogspot.com
Ojalá sea de tu agrado.
BESOTES AMIGO Y BUEN FINDE!
jaj cari, pues no sé qué decirte... Claro que un libro por muy apasionante que sea el tema si está mal escrito pues es un pestiño, pero si te digo la verdad- bien es verdad que la tipa esta sea una cuentista- pero a mi me empezó a gustar más y más tu post cuando la describiste, jaajja
ResponderEliminarEvidentmente no puede ser un ejemplo ni de modernidad ni de nada... Aunque bien mirado, y a pesar de lo qeu dices tú de que golfas las ha habido toda la vida, realmente parece una mujer muy liberada para su tiempo. No sé, pero creo que si esta vida fuera la de un hombre, se hablaría con respeto de él y seguro que hacen una peli, diciendo que fue un genial vividor y casi un héroe, ajaj
Desde luego no sé si fue moderna, pero al menos no fue la tipica ama de casa que spera a que venga su marido de casa de su querida, no? jaja
Otra cosa es que el libro sea un rollo que eso no lo pongo en duda, claro. Y más viniendo el post de ti.
Bezos.
Siempre desconfío de los lanzamientos mediáticos, por mucho que me lo vendan, hay algo que me pone en alerta y este libro es uno de os que siempre desconfié. Tenia razón.
ResponderEliminarA mi la descripción que haces de esta tipa, modelo de nada, me parece muy interesante y debería haber dado para un buen libro. Las malas dan mucho juego. Qué pena.
ResponderEliminarUn abrazo
Aunque no lo parezca no me gusta hacer críticas tan feroces pero sinceramente me he sentido estafado y no dudo del buen hacer de la autora pero todos tenemos muchos días malos.
ResponderEliminarStan: tomo nota del blog de tu amiga. Mi biografiada predilecta es Mdme de Pompadour
Thiago: desde luego el personaje es fascinante... para inspirar una novela. Tomando ejemplo de tu proverbial modestia es lógico que mejorase cuando YO describo (jejejejejeje) pero sólo por que llamo a las cosas por su nombre y eso siempre impacta. Que yo sepa por muy hombre que se sea nadie habla con respeto del asesino de su mujer y una sobrina y posiblemente de otra esposa. A muchas grandes mujeres no les ha hecho falta hacer tanta burrada para serlo incluso atendiendo a su familia. Por otra parte sin esas amas de casa que se dedicaban a parir y cuidar la prole los pocos años de vida que tenían antes de morir de parto no estaríamos donde estamos.
Pe-jota: me ocurre lo mismo, sólo que en este caso me interesó por coincidir con cierto personaje de ficción que intento desarrollar.
Uno: hubierad dado para una buena novela basada libremente en ella, supliendo los datos que se desconocen con imaginación.
Gracias a todos por leerme.