Hoy hace cuatro años que inicié, sin tener muy claro lo que hacía, este blog. Con muchos errores de diseño, que aun no he sabido corregir, pero con ganas. No escogí el día, llevaba tiempo queriendo hacerlo y alguno tenía que ser. En estos cuatro años han pasado, me han pasado, muchas cosas: amigos que se han ido, amigos que se han muerto, esperanzas que también lo han hecho, ilusiones que han desaparecido y ando loco buscándolas por los rincones, energías que se han extinguido, amistades que han resucitado, amistades que han supuesto la mayor decepción de mi vida. Empecé el blog sano –todo lo sano que yo podía estar, que no era mucho-, ahora estoy cargando con tan solo medio corazón y con más historias lo bastante desagradables como para no exhibirlas.
El mundo, la vida, para mí se han vaciado. Mi biblioteca, demasiado nutrida para un piso medio y antaño mi orgullo, ahora me parece un ente extraño. He ido dejando morir relaciones, hábitos, costumbres para no sustituirlas por otras y hasta el peso de los recuerdos se me hace intolerable. No hay proyectos ni profesionales ni vitales. Ni siquiera me animo a plantearme que voy a hacer mañana, no por miedo a que pueda pasarme “algo” –con el puto corazón ya se sabe-, no, simplemente no tengo fuerzas para hacerlo. Junto a ilusiones, proyectos y demás mi mente también se está yendo, no creo estar volviéndome loco –vamos, creo, que eso nunca se sabe-, pero sí que el marasmo de apatía, falta de fuerzas y miedo, entorpece hasta casi paralizar la actividad de mi cerebro que vaga de un lado a otro sin poder centrarse en nada. La última conferencia que di no pude prepararla, tuve que confiar a ciegas en lo que ya sabía.
Ayer releí algunas cosas anteriores e inmediatamente posteriores a los infartos, eran mucho mejores que lo que escribo ahora. El daño no cede sino que persiste y aumenta; el deterioro prosigue. Un deterioro personal que no tanto físico, aunque también.
Una barca sin amarras, sin destino y sin remos. Intento encontrar un punto de amarre o de referencia, un asidero o un destino, asentar algo o lograr algo, pero sigo a la deriva, sintiéndome enfermo sin estarlo, incapaz de asumir lo que ya es seguro que no podrá ser y recociendo viejos y nuevos odios (demasiado intensos), resentimientos e hipotéticas venganzas sin sentido, contra gentes a las que nunca he importado ni importaré lo más mínimo, que ni siquiera saben que existo y si lo saben, no les importa. Viejas heridas que parecen recién hechas.
Intento echar amarras que frenen mi deriva personal que nace de haber tenido que renunciar, casi de golpe, a todo por lo que se ha luchado durante una vida sin haber conseguido nada. Cierto que muchas de esas cosas no tienen que ver con los infartos, pero también lo es que ellos les han cerrado definitivamente las puertas. Ninguno de mis, no diré sueños –el sueño es por definición irreal-, objetivos vitales, ninguno, se ha cumplido. Y yo no he fallado, al menos no creo poder haber fallado en absolutamente todo. En derredor veo cada vez más carencias de las que antes no me daba cuenta. Intento echar amarras mediante cosas menores, no tengo fuerzas para emprender otras, aprender origami, por ejemplo, o clases de pintura.
Sin embargo, una de las pocas amarras que me funcionan, que impiden que me deje caer directamente en la cuneta es este blog. A veces decepcionante para mí y para vosotros, a veces halagador y siempre enriquecedor (al menos para mí). Así que esta entrada es para daros las gracias a quienes me leéis y me comentáis y a quienes me leéis sin dejar huella. Gracias.
Gracias a ti Joaquin por tus sentimientos en forma de textos. Un abrazo y sigue, ya vendran tiempos mejores, seguro.
ResponderEliminarGracias por el comentario y lo de los tiempos mejores, convendría que se dieran un poquito de prisa por aquello de la edad.
EliminarUn abrazo
Joaquinito...
ResponderEliminarnunca es tarde para volver a empezar.
Hay que vivir el día a día, yo bueno tmb estoy todo jodido físicamente.
Te entiendo muy bien a veces me siento igual
Lo malo no es volver a empezar una vez sino convertir el volver a empezar en el objetivo, por que no hay otro.
EliminarUn abrazo y gracias.
¿Y yo que ultimamente te encontraba de mejor humor? Enhorabuena por esos 4 años (yo los cumpliré también este verano). Qué mayores somos ya.
ResponderEliminarCon la edad tiende uno a cerrar el círculo a su alrededor, creo yo. Hay que luchar contra esa tendencia. Se puede. Lo he visto.
Un abrazo
Me encontrabas de mejor humor por que siempre trato, y a menudo no consigo, de no salpicar a los demás. Un poco de teatro y otro poco de buenas intenciones de las que está empedrado el camino del Infierno.
EliminarCiero, se tiende a cerrar el círculo pero es que la gente tiene una tendencia a morirse que pa que, y quienes no se mueren a menudo quedan tan tocados que no pueden salir de su propio círculo. Se alejan necesariamente. Sé que se puede pero no es fácil
Un abrazo y gracias.
Y aquí estamos los incondicionales, para darte nuestro apoyo entre avenencias y desavenencias, que algunas tenemos y eso es lo bueno, podernos expresar, crear espacios en los que compartir. Yo te gano en unos dos años y aún sigo, aunque cada vez cuesta más, pero mientras pueda seguiré compartiendo mis descubrimientos, he visto llegar y marchar a mucha gente, algunos excelentes, pero es ley de vida, lo importante es la fidelidad a uno mismo.
ResponderEliminarUn abrazote con todo mi cariño.
Apoyo que agradezco tanto como las enriquecedoras desavenencias expresadas como lo venimos haciendo: desde la razón y la educación. Pocas cosas enriquecen más que eso.
EliminarMe ganas en mucho más que dos años. Tu blog es de referencia.
En cuanto a la fidelidad a uno mismo, primero hay que saber quien es uno, y eso es un verdadero problema
Un abrazo
Hay que resisitr, cuatro años es un periodo olímpico, así que pidamos por otros cuatro años, hasta el año después de los juegos de Río de Janeiro. No hay que preocuparse por los sueños, existen para irse al garete.
ResponderEliminarSaludos Joaquín.
La verdad es que a mí los Juegos Olímpicos como que me importan tres cominos, pero sí quiero llegar a tres o cuatro películas más de Almódovar.
EliminarLo malo es que no eran sueños, eran caminos trazados y cimentados.
Un abrazo y gracias