Sólo tengo que añadir que las mujeres que le defendían a capa y espada con muchas de las cuales tuve agrios enfrentamientos en sus tiempos malditos de alcalde se están encontrando lo que buscaban con sus votos incondicionales. Ojalá que no tengan que sentirlo en sus carnes, deseo que no recojan el fruto de lo que sembraron con sus votos, de todo corazón, pero no por ellas.
Ya sabes cómo pienso, aquí se ha engañado quien ha querido, sólo se necesitaba rascar de forma somera la superficie.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo