Últimamente
no hablo mucho de cine y, he de confesarlo, es una de mis grandes pasiones
(confesables), en parte por que lo que veo o no vale la pena –y entiendo que
empieza a valer la pena cuando no sé qué va a pasar en la siguiente escena- y
en parte por que consumo más cine
clásico, antiguo y en blanco y negro, que novedades. Ahora eso está demodé como
esta palabra “demodé” dice tanto de sí misma que no sé como se deja perder
aunque no sea castellano pero, la cosa es que ahora parece que si no está de rabiosa
actualidad no tiene valor alguno, como si la rabiosa actualidad no fuera más
que un vil plagio mal hecho de actualidades añejas. Más como yo siempre he sido
“vintage” por nacimiento y crianza, como el vino, que me dejen de Meg Ryan
transgénica destrozando el papel (Norma Shearer) y el guión de “Mujeres”, que
me dejen de Uma Thurman fusilando y añadiendo violencia desenfrenada a “La
Novia vestía de negro” interpretada por Jean Moreau en su “Kill bill”. Claro,
por ser vintage de nacimiento suelo ser el bicho raro y lo raro es que todavía
no me he acostumbrado.
El caso es
que la semana pasada estuvo de rabiosa actualidad el cine hispano, patrio o
español, como queráis llamarlo, quizás por eso o por que la publicidad
radiofónica me machacó las pocas neuronas que me van quedando el caso es que me
compré (yo compró películas por dos causas: por ética y por ignorancia. La
ética no me permite robar derechos y la ignorancia no me permite acallar la
ética pues no sé bajarlas) Me compré, decía, “Gente en sitios” de Cavestany. Es
una película desconcertante lo que ya es un punto a su favor y, contra lo que
dicen, muy realista, de un realismo peculiar que dentro de diez años no lo será
quizás pero que hoy, desde lo que se está viviendo, supone una lectura de la realidad
pasada por tamices poéticos y quizás con un toque surrealista muy por debajo
del surrealismo que tiene en los genes esta sociedad. Se estructura en pequeños
relatos, muy breves, casi como haikus fílmicos aunque no sea esa su intención,
pero sí su brevedad. Relatos de gente normal, como la mayoría de nosotros, a la
que le ocurre o hace cosas que, en principio están fuera de esa anormalidad
aceptada que llamamos normalidad, o no. Por ejemplo: el relato protagonizado
por Maribel Verdú y Tristan Ulloa refleja una determinada actitud que es en sí
misma absurda, tanto como la contraria que en el mismo relato se plantea y
ambas son extremadamente realistas. El relato que tiene lugar delante de las
Ventas es estremecedor y dudo que hace quince años se hubiera entendido y
espero que no se entienda dentro de diez pero hoy es un verdadero
pronunciamiento sobre la condición del españolito medio. Vale la pena ver la
película pero sin pestañear, la veo llena de matices y de sutilezas, en
absoluto delirantes aunque pueda parecerlo. Un detalle para acabar: el diálogo
de la señora del collarín lo tuve yo hace un mes con una amiga, exactamente
igual y de entrada digo que es lo más descabellado de la película.
Entrando en
el apartado de goyerías diversas que tanto han dado que hablar sólo quiero
hacer una reflexión: el cine español debe ser de una calidad extraordinaria
para que los gobiernos lo consideren enemigo público número uno, y el teatro,
no digamos. Sólo ante los enemigos jurados se mantiene esa actitud de persecución,
acoso y descrédito que mantienen los gobiernos españoles ante nuestro cine.
Gracias por tu interesante critica cinematografica y coincido plenamente contigo en cuanto al ultimo parrafo. Un abrazo, Joaquin y feliz semana.
ResponderEliminarMuchas gracias pero lo lamentable es tener razón en este caso.
EliminarUn abrazo
Gente en sitios me gustó mucho. Inquieta y desconcierta, pero habla de verdades de la calle. Un cierto cine diferente y necesario.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, en el fondo cualquier forma artística debe ser un reflejo de la sociedad en la que germina o dejará de cumplir su misión. Algo se olvide frecuentemente, demasiado frecuentemente.
EliminarUn abrazo
Quizá fue a causa de una crítica en la prensa que hablaba de ella como de la 8ª maravilla de nuestra cinematografía que la película me decepcionó enormemente. No soy capaz de recordar las escenas a las que te refieres. Vágamente la de M. Verdú.
ResponderEliminarUn abrazo
Eso es lo malo de leer críticas en un sentido u otro, que se crean expectativas, por arriba o por abajo, a las que nunca responde la realidad. Mi solución es darle un tiempo e intentar volver a ver, leer o lo que sea, ya más libre y con mayor capacidad objetiva.
EliminarTampoco digo yo que sea una obra maestra indiscutible pero sí un trabajo muy digno de tener en cuenta.
Un abrazo
Te recomiendo que no te pierdas "La Grande Belleza", es una recomendación personal, yo estoy enamorado de esa película, ya la he visto tres veces.
ResponderEliminar