Me
vais a perdonar pero hoy no estoy para equilibrismos mentales y menos de los
otros. Así que como quien dice voy a escribir esta entrada a vuela pluma o a
vuela tecla cabría decir sin pretender nada más que dejar flashazos de estos
últimos días.
Viernes
de Dolores, era lógico que con ese nombre empezara mal la cosa, pero es que
aquí entre Dolores, Soledades, Martirios, y penas varias se nos va el santoral
femenino. El caso es que estaba yo a mis cosas cuando suena el teléfono.
¡Alegría es una antigua amiga de mis padres a quien apreciamos mucho! Llama
para preguntar por otro común amigo a quien ha perdido la pista, no sabemos
nada de él. Preguntamos por los amigos de allá de la tierra donde nací y que no
conozco; veamos, tres muertos, entre ellos la hija de esta amiga de mi edad,
uno de sus yernos con unos siete infartos y la que queda de las dos hermanas
amigas de siempre ya no sólo está sorda cual siete tapias sino que la pobre
está perdiendo la vista. Sí, claro, estamos hablando de gente que bordea los
noventa pero no por eso menos querida, coño, además si están vivos, por lo
menos que tengan un mínimo, más coño. Salimos y encontramos a un antiguo
compañero de por entonces le preguntamos por el amigo por quien preguntaba la
llamada. Bien: primero perdió la cabeza, luego le ingresaron en una residencia
y finalmente se murió con el añadido de que su mujer ahora está ingresada en
una residencia por que ha perdido la cabeza. Joder, todo en menos de media
hora. Hay cosas que acaban haciendo mella en el alma de uno, por muy lógico que
quiera uno ser.
Como
todo el mundo tengo una amiga que se llama Dolores, voy a comprarle el regalo,
un centro con plantitas y tal a una tienda nueva que se abrió con ayuda
solidaria y tal, precisamente para ayudar y me dicen que la van a cerrar,
curiosamente una de los pocos comercios de mi barrio que no parecen salidos de
una peli de Tim Burton, llena de flores y vida animal. Es que en mi barrio lo
más animado son los cementerios y vivimos entre tres, a falta de uno, ah, y un
tanatorio.
A
un juez le van a juzgar por juzgar a un delincuente, un capitán de barco se
escapa del naufrago el primero dejando a no sé ya cuantos cientos de
adolescentes hundirse, por cierto uno de los profesores también pero por lo
menos éste ha tenido la decencia de suicidarse que viene a ser lo mínimo.
Me
voy a una exposición de artesanos textiles japoneses contemporáneos. No sé si
es que no sé qué son textiles o que no sé qué quiere decir contemporáneo. Me
entero de poco o nada, voy a coger un folleto para indagar de qué va todo
aquello y no hay. La tienda del museo está cerrada. Me preocupa la salud de mis
neuronas. Voy con una amiga a quien, como no, quieren despedir siendo
funcionaria por oposición y demás.
Paso
por alto, de momento, mi estado de salud general.
El
martes se suspende la clase de pintura, lógicamente. La tarde se queda vacía.
Hago como que dibujo.
Enciendo
la tele y veo terremotos, incendios, naufragios y encima legionarios haciendo
de legionarios, pobre Cristo de Mena.
Item
más, el sábado previo a traición programan “Un rayo de luz”, se vea o no se vea
la cosa tiene sus bemoles ¡¡¡¡¡”Un rayo de luz”!!!!! Yo soy partidario de que
este tiempo es buena excusa para péplums y demás romanadas e incluso para el
buen cine religioso, que lo hay aunque no lo creamos, pues no: “Un rayo de luz”
El
jueves hacemos en casa las torrijas. Nos salen mal, incluso después de haber
perdido la mañana del martes para ir específicamente por el pan a la panadería
que se supone tiene el mejor pan de torrijas. No es eso lo peor. Ni siquiera lo
peor que es que se muera García Márquez, lo peor son los recuerdos que el olor
de freír las torrijas le traen a uno a la cabeza. En otros tiempos, me
encerraba con mi madre a hacerlas, pasábamos toda la tarde, mi madre murió
cuando tenía un año menos de los que yo tengo ahora. Esa era la tarde del
Miércoles Santo, el Jueves Santo unos tíos míos venían de lejanas tierras
exóticas (Alcorcón, para ser exactos) y nos recorríamos una ciudad vacía
aprovechando el puente. A veces comíamos juntos. El Viernes Santo, de los
cuatro puntos cardinales de mi ciudad se ponían en marcha unos cuantos coches
para confluir en la Sierra, la Única Sierra, en casa de una de mis tías que
preparaba potaje para treinta y tortilla de patatas para dos. Ahora la mitad de
todos aquellos personajes han muerto y los otros han decidido dejar a los demás
en la cuneta, en todas las cunetas.
En
mi barrio el Domingo de Ramos hay una procesión modestísima pero precisamente
por eso encantadora. Normalmente no voy pero el último Domingo de Ramos llegué
a tiempo de la salida de misa donde se supone que va la otra parte de mi
familia con hijos y nietos, vivimos cerca, así que pensé, me voy les veo a la
salida, sobre todo a los niños y me vuelvo con ellos. Esperé hasta que acabó la
misa, por cierto, el SAMUR apareció a la una preguntando que cuando empezaba la
procesión que había empezado a las doce, claro, se fueron; de la iglesia salió
todo el mundo menos mi gente. El martes supe por casualidad que se habían ido
no sé a donde, literalmente no lo sé.
El
Viernes deambulo sin rumbo, me atiborro de torrijas y veo la tele. Me gusta ver
algunas procesiones. Me aburro existencialmente. Siguen los terremotos, los
naufragios y demás desastres. Se cae una Virgen, se cae un Cristo, como este
año no se licue la Sangre de S. Pantaleón lo llevamos claro. Como hace bueno la
gente se mata más en carreteras. Me vuelvo a atiborrar de torrijas para cenar.
Sábado repito de todo, incluso de torrijas. Domingo: me revientan las torrijas
y los potajes en todos, pero todos, los intestinos, el lunes parece que la cosa
ya ha entrado en vías de recuperación pero el martes queda claro que no era más
que una tregua. No puedo ir a clase, hoy por hoy, el único sitio donde me
encuentro a gusto.
Monas
de Pascua con botas de fútbol y mensajes que ahora dicen “soberanistas”, lo que
son independentistas de toda la vida. Y yo creyendo que eran para niños. Podían
hacerlas con las forma de la Pataky por ejemplo.
Escucho
un anuncio: “Papa, si os casastéis en abril y yo nací en junio ¿Mi embarazo
duró tres meses?” y una voz medio grita: “Cuanto menos tienen que hacer más
tiempo tienen para PENSAR. Tráelos a ….. a que jueguen con sus amigos no sé
cuantos (creo que era Bob Esponja pero no estoy seguro)”. Me estremezco de
pavor. Casi tanto como cuando veo los paisajes levantinos decorados con los
vacacionantes, es imagen que me espeluzna especialmente. El frutero del barrio,
conocido y apreciado de toda la vida amanece muerto el Viernes Santo. Nos
enteramos ayer.
El
Sábado de Gloria aprovecho la ocasión para acercarme a comprar a Palomeque,
para quienes no estén familiarizados con el viejo comercio madrileño, es uno de
los pocos que van quedando de artículos religiosos a todo nivel, de postales a
imágenes de culto. Un viejo y delicioso local repleto de imágenes de santos y
Vírgenes, algo que se entiende, no como esos otros comercios que bien están
repletos de aparatos que no sabes ni para qué narices sirven o bien están
repletos de flamencas a la Gaudí, camisetas del Real Madrid y el Barcelona y
tazas con la I y el corazoncito. Compro un álbum de fotos para la comunión de
la hija de un amigo. De nuevo los recuerdos se agolpan y nunca son buenos. Casi
siempre aparecen para hacer resaltar los vacíos que han aparecido sin motivo.
Allí me compré mi cordón de marinerito y el rosario etc. Allí compré gastando
mi último céntimo otro cordón para un pariente que no parece recordar que existimos,
como todos, por otra parte así que nada que reprocharle, si acaso a mí por
gastarme aquel pastón.
En
resumen unos días corrientes con la salvedad de la explosión intestinal que aun
anda jodiéndome hoy, día del libro, y que me ha dejado recluido en casa. Gallardón
dice que es un disparate expropiar a la Iglesia la Mezquita, sobre todo
teniendo en cuenta que no es suya. La aguirre, sí, con minúsculas como hiena,
alimaña o carroñera, monta un espectáculo para que la iluminen los focos y,
dóciles, los focos la iluminan. Ella es la vedette la vedette de un teatro de
revista y como es chica lista pasará de corista a alcaldesa si Dios no lo
remedia. Por cierto, Tio Pepe vuelve a Sol.
En
realidad es en tiempos como este cuando uno comprende que Oé nos dé las gracias
por no suicidarnos.
Que buena noticia, Joaquin, ha vuelto el Tio Pepe. ¿Ves como hay luz al final del tunel?. Mejorate amigo.
ResponderEliminarSí, ha vuelto Tio Pepe, no creí que me alcanzara la vida para verlo. Estoy con lagrimita y todo. Lo malo de las luces al final de los túneles del ayuntamiento de Madrid es que indican que están maquinando otro tunel.
EliminarGracias por tus deseos pues de verdad que.... jodísimo, en serio.
Un abrazo
Cuántas cosas. Me acabo de dar cuenta de que esta semana santa no he hecho nada de lo que se supone que uno tiene que hacer. Bueno, si: comer torrijas. En mi familia las buenas eran las de mi tía, ya fallecida. Su hija las hace también muy ricas pero es como yo: poco participativa.
ResponderEliminarTodavía me acerco a tomarme una hasta la Santiaguesa que son las que mas me gustan.
Un abrazo
Para mí si no hay estreno el domingo de Ramos y olor a torrijas el Jueves Santo no es Semana Santa. Aunque he de reconocer que cada año me salen peor, vamos que el próximo año me van a salir como mendrugos.
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