Rara vez, alguna ha sido pero
poquísimas que yo recuerde, he hablado aquí de alguna película. Cinéfilo como
soy lo soy con retraso y por tanto lo que yo pueda decir de una u otra película
ya lo ha dicho un montón de gente, y en general, perdida la actualidad, perdido
el interés. Comprenderéis lo especial de esta película del año 2012 dirigido Ben Lewin para que yo la traiga aquí. Se titula “Las sesiones”,
así que no necesitamos poner más datos para localizar más datos pero ahí van http://www.filmaffinity.com/es/film189922.html
. Ante todo es un hecho real relatado por su propio protagonista el poeta Mark
O’Brien.
Es complicado hablar de la película por qué trata de algo que
nadie quiere ver. Había una canción de Mari Trini (“Yo confieso”) en que decía
algo así como que confesaba no haber vestido al pobre por no mirarle siquiera.
Esa es la realidad, que hay cosas que no se quieren ver. Recuerdo la aparición
en todos los telediarios de la graduación del protagonista y como la sociedad,
todos, nos sentimos tranquilizados, y hala, a seguir comiendo.
La historia es casi casi lo de menos, son los toques secundarios
lo que hace de esta película, a mi entender, una obra valiente (una mención a
las soberbias interpretaciones de todos y cada uno de los actores) sobre todo
ante una enfermedad como la que trata y que no es otra que la aparentemente
innombrable poliomielitis. Nacido en el 49 le pilló como a tantos nos pilló una
de tantas como hubo entre ese año y el 56 fecha de la vacuna, y el 63 fecha en
que la vacuna se hizo gratuita en España. La presencia, siempre obviada salvo
en películas de ciencia ficción de lo que se llamó “pulmón de acero” domina la
escena incluso cuando no está presente. Eso y la terrible frase del admirable
protagonista: “había residencias, mis padres podían haberme mandado a una, pero
supieron que el índice de supervivencia de los polios era de dieciocho meses,
decidieron darme una vida y sacrificar la suya”. Eran enfermos incómodos,
llenos de dolores, por los que poco o nada –como en el caso de la película- se
podía hacer a los que el interés por mantener vivos era más o menos relativo.
Las estadísticas en la entonces URSS eran similares. La carga de culpa que
lleva la frase del personaje –que luego veremos aumentada por otro detalle-
resulta aterradora a pesar de que el personaje del cura católico pues el poeta
era radicalmente creyente no hace sino descargarle en lo posible de lo que
lleva encima (a lo mejor los curas católicos yanquis de los 80 eran así, aquí
no, desde luego, a lo mejor es ficción poética). Casi tanto como la serenidad
con que al hablar de la “urgencia” de experimentar la sexualidad habla de su “fecha
de caducidad”. Cierto que todos morimos pero algunos llevamos eso: “fecha de
caducidad”. Los polios, como nos llamaban, vivimos un treinta por ciento menos
en media, que los no afectados. En media, amigas tengo de 86 años que ahí están
atiborrándose a calmantes para aguantar un día más pero con una salud
magnífica. Ya sabemos que todo esto es relativo y generalizador, pero es que es
real. Esa es la realidad que ni siquiera es soportable mirar. Por eso hemos
desaparecido. Aguardamos pacientemente nuestra fecha de caducidad, tratados
médicamente como si no fuéramos polios, y vemos como en un par de generaciones
a menos que, Dios no lo quiera, el virus mute, nadie recordará la enfermedad y
cuando dentro de milenios encuentren nuestros esqueletos deformados inverosímilmente
se plantearán si en realidad no seríamos otra especie, algo parecido a un
cromagnon en feo.
Me voy del tema que es la película. Desde luego es Hollywood y
el personaje era de una talla humana extraordinaria lo que quiere decir que hay
un primer telón “optimista”, por llamarlo así, digamos más bien “que no hiere”
mostrando la serenidad alegre y llena de humor del poeta incluso en el momento
en que de noche, solo, se va la energía y el pulmón deja de funcionar.
Sin embargo, y a pesar de ser Hollywood, hay elementos que se
quedan ahí clavados, dejando huella a quien quiere ver la película, no a quien
quiere volver a su mundo de luz y de color, duduá, ese mundo donde “esas cosas
ya se curan”, o donde “ahora hay muchos más adelantos”. Las frases casi de
camarada del poeta al hablar de su relación con Dios, por ejemplo. Desgraciadamente
son pocos quienes tienen –si es que alguno hay- la grandeza de ánimo del
protagonista.
Película casi de “obligado cumplimiento”, para cualquier
cinéfilo, e incluso cualquiera que quiera afrontar una forma de realidad
humana.
El poeta que relató su historia base de la película
Eres muy valiente, Joaquin. Un caluroso abrazo, amigo.
ResponderEliminarTe puedo asegurar que soy el tío más cobarde que te hayas echado a la cara. Supongo que me lo dices por haber dejado clara de una vez mi condición aunque ya lo había dejado ver en alguna ocasión.
ResponderEliminarNo sería la primera ocasión que descubrirlo me ha costado amistades, relaciones y demás. Pero como decía Serrat, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remediio. En cualquier caso no hay nada de valiente, ni una pizca de valor en mi persona.
Lo que no quita que te agradezca el elogio y los ánimos, pero sobre todo tus imágenes.
Un abrazo
Te puedo asegurar, Joaquin, que me hago cargo del esfuerzo que supone asumir en publico las propias realidades cuando estas son causa de la incomprensión o peor aun, del rechazo social. Yo tardé treinta y cuatro años en decidirme a abrir de par en par las puertas de mi "armario" dispuesto a no cerrarlas nunca mas. Se que lo tuyo es infinitamente mas dificil. Un abrazo sincero.
EliminarTe advierto que la del armario es otra. Solo que como se está fuera del juego sexual pues a nadie le importa y nunca terminas de tenerlo claro. Mira a cada uno le cuesta lo suyo y no diré yo nunca que otro problema sea menor que el mío, salvo evidencias de cajón, lo que si te voy a decir es que lo que lo hace difícil son las tonterías, un escalón, una puerta estrecha, esas cositas que sumadas acaban por sacarte de quicio, lo que quizás no logran problemas y situaciones más gordas y complejas. La puñetita diaria con que el mundo no deja de decirte "me sobras", pues se jode el mundo, la verdad.
EliminarUn abrazo
Huvo en mi familia un caso de polio supongo que muy ligero. Mi prima es hoy una mujer guapa con una estupenda familia y una leve cojera. Eso me ha dado una visión de la enfermedad menos trágica de lo que es. De cualquier forma ya he sabido por ti de otras realidades menos felices. Creo que es bueno que puedas hablar de ello y también que películas como esta no van a permitir que tanto sufrimiento quede en el olvido.
ResponderEliminarUn abrazo
Entre el 56 y el 62 en España hubo alrededor de 2500 muertos por polio reconocidos, pues en muchas regiones se negaba que hubiera casos de la enfermedad. Más de 14000 afectados, muchos, gracias a Dios, como tu prima y muchos más que de puro leves ni se sabe que la tuvieron. Así que la tragedia está ahí, pero tan bien disuelta por el sistema del momento que hace imposible incluso su reconocimiento como tal. Hablar es lo único que podemos hacer, sobre todo por que está de moda la idea de no vacunar a los bebés, y tal y como está el mundo eso podría suponer una plaga a nivel universal, teniendo en cuenta la movilidad del hombre hoy día.
EliminarPocas películas, pocos reportajes, pocos comentarios oirás verás u oirás sobre el tema. Ni siquiera se menciona que personajes como Frida Kalho la padeció con toda seguridad, con menos seguridad pero que explicaría por ejemplo por que no pudo gestar parece ser que la este año olvidada Marilyn Monroe,aunque eso estaría por ver. No, no es una enfermedad que dé bien en pantalla. Jjejejejejeej