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lunes, 7 de diciembre de 2015

Diciembre

Seguimos con el calendario de Theodoor Willem Nieuwenhui correspondiente a 1896. No es precisamente que me encante este estilo pero desde luego es representativo de una vanguardia y época concretas.

 Bueno, pues ha llegado diciembre. El diciembre más importante de nuestra historia desde el del 78. Para mí que poner las elecciones el veinte ha sido para jodernos las Navidades. Por piimera vez la cosa no está clara en ninguna parte y encima la Navidad con todo lo que arrastra consigo, para bien y para mal, que de todo hay en la viña del Señor. 
Madrid ultamegacontaminada -eso dicen, otros años la he visto peor pero claro, entonces no le importaba a nadie-, las calles tomadas al asalto, las compreas sin hacer y encerraditos en casa pues con eso de que no se recomienda salir a enfermos crónicos respiratorios y cardiacos, la jodimos tia Manuela. La pertinaz sequia de agua y de ideas. El bombardeo de información desinformante, intoxicación más bien, que me hace pensar que todo este tingladillo que hay ahora mismo, siendo gravísimo, es ante todo una maniobra de distracción. El asunto es ¿donde no quieren que miremos? ¿o seria más correcto por qué no quieren que nos miremos? 
No es desde luego mi mejor diciembre. La depresión va en fase de recuperación pero la terapia está en esa otra fase de darte cuenta quien no eres, quien aparentabas/aparentas ser y quien eres de verdad. Ese con el que estás de acuerdo cien por cien, por ciendo que si alguien le ha visto me avise, porfa. En sertio, es complejo descubrir que llevas toda tu vida haciendo un teatro para un sólo espectador, tú, y que encima no te gusta la obra. Ahora no sé si leo por que me gusta o por costumbre, o si mi eterna sonrisa amable es de verdad o enmascara las ganas de arrancar la yugular a alguien a mordiscos. Hasta los afectos se tambalean y mi querida Navidad no se escapa. ¿Quiero realmente celebrarla o simplemente me aferro a la ilusión infantil de un milagro navideño que no va a ocurrir? Tal vez sea sólo estética. Tal vez no quiero renunciar a una esperanza difusa o a los Reyes Magos en plan Bienvenido Mr. Marshall. 
Por otro lado Diciembre y Navidad siempre han sido tiempos para recapitular el pasado. Y mi pasado no es el mío, solamente, sino el de más personas, y me pesa demasiado.. El pasado de varias generaciones y sus dolores es fardo demasiado pesado para cualquiera. Lo dijo Buda pero claro, era Buda, para los demás es miuy difícil liberarse de él. A menudo me encuentro con recuerdos que no son míos -es el caso de la música, por ejemplo-; conozco mejor lo que sonaba en los cuarenta que lo que sonaba en los ochenta con mis veinte años. Conozco mejor a quienes hace treinta años que no veo que a esas mismas personas hoy. Conozco mejor el lastre que el vuelo. La Navidad está llena de pequeñas cosas de este tipo. Pocas veces agradables hasta de recordar y en más de una ocasión imperdonables. 
Uno de vosotros, no recuerdo bien, me hizo el honor de decir que lo que había escrito era galdosiano, no me veo a su altura pero sí soy de su época, así es como me siento. De otra época, de otro mundo, de otra pasta peor. No entiendo nada o casi nada de lo que me rodea, y a veces me siento como si navegase entre nieblas por que ya ni siquiera estoy seguro de lo que siento. Como veis una posición magnífica para disfrutar de este diciembre contaminado, peligroso y navideño. 

2 comentarios:

  1. Diciembre es un mes lleno de trampas: Felicidad, Ilusión, Familia, Amistad... Yo lo vivo con aprensión. Un mes que incita a los recuerdos y los balances. Un peligro. Cuídate.
    Por cierto ya se a quien votar: a los Reyes Magos.

    Un abrazo

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  2. Tienes toda la razón y bien que lo lamento.

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