Actualmente estoy en espera de una operación, pues desde que sé que va a ser una mujer quien me va a operar estoy mucho más tranquilo y si uno, yo, pone su cuerpo y su salud con más confianza en manos femeninas que masculinas creo que no se puede pedir más feminismo práctico. No de frases hechas.
Ahora vienen las críticas al feminismo en general. Actualmente sólo debería centrarse en un problema básico: la brecha salarial y, en general, los problemas laborales. Nada más. La razón es obvia si una mujer no puede afrontar la vida cotidiana económicamente al mismo nivel que un hombre todos los demás derechos no sirven de nada. Sin embargo, pierden credibilidad y energías con cosas como los "micromachismos", los términos gramaticales y majaderías semejantes que, a nivel práctico, no suponen nada. Que a una mujer se le dedique una galantería -no una grosería- es considerado por parte del colectivo feminista como un micromachismo. La pregunta es ¿que narices le importaría a esa mujer que la dijeran una galantería si a fin de mes ese treintaytantos por ciento de brecha salarial desapareciera? Que esa es otra, ¿donde narices está la diferencia entre el piropo, la galantería, la caballerosidad y la agresión verbal, el micromachismo y la objetualización de la mujer? Resulta que hacen lo que nosotros no tenemos el valor de hacer, dedicar tiempo a su apariencia, maquillajes, vestimenta y demás, en suma: para estar guapas. O sea para que las vean guapas pero no se les puede decir ni de las formas más delicadas que imaginara D. Gustavo Adolfo. Una sola vez dediqué una delicada galantería a la chica de mis sueños y su respuesta fue una grosería de caminero de tal calibre que me dejó mudo (y para que yo me calle hace falta mucho) Nunca mais. Jamás he vuelto a decir a decir un elogio no profesional a nadie. Así resucitara Marilyn que de mí no iba a oír ni un "buenos ojos tienes", que se decía antes o, "por ahí te pudras" que parece ser que en los cincuenta más castizos equivalía a que estuviera alguien más o menos interesado en una chica. Al menos en mi familia, claro que mi familia es bastante menos ejemplar que los Adams, pongo por caso.
Cierto es que hay temas dolorosos como la labor de las mujeres eclipsada o directamente robada por sus maridos, el caso que se me viene a la cabeza es Gregorio Sierra, cuyas obras escribía su mujer, de cuyo nombre no me acuerdo así me maten; y que esta reflejada en el callejero, en los monumentos y en mil detalles más. Pero todas esas "correcciones históricas" de nada sirven si una mujer cobra igual por igual trabajo que un hombre, es más, la maternidad no debería influir en este asunto. Me explico antes de que me capen. Una mujer embarazada no debería resultar nunca perjudicada laboralmente por ello. Una mujer lactando tampoco y en el caso de familias monoparentales cualquier cosa relativa al cuidado de los niños no debería influir en el trato laboral. Habría abusos, claro, pero que empiecen por eliminar los abusos de los ejecutivos y altos cargos varones y cuando acaben vamos con estos menores que vienen a ser el chocolate del loro.
Habréis observado que no he mencionado la violencia de género. Simplemente por que no creo en ella. La violencia es violencia y si se ejerce sobre alguien más débil (mujer, niño, anciano, discapacitado) ya ni siquiera es violencia es bestialismo y brutalidad puro y duro. En cuanto al maltrato psicológico ahí si que estamos en completa igualdad pues el maltrato psicológico al que nos someten a los varones hombres y mujeres es enorme desde la más tierna infancia. Es quizás en lo único en que nos educan igual aunque por caminos diferentes. No es ese el tema de hoy. El tema de hoy es que los árboles (el feminismo 2021) no nos deja ver el bosque (la Pandemia 2021) y cual bestias con orejeras ambos bandos embisten sin medir las consecuencias.
Por cierto, que hoy es San Juan de Dios, uno de los Santos más respetables del santoral católico. Santo Patrón de los enfermos del corazón, creo recordar, y de los enfermos en general, y si no lo es de todos los enfermos, debería serlo. Pues que él nos proteja de tanta tontería mórbida como hay hoy día pululando.
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