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viernes, 24 de febrero de 2012

De mujeres y pulpos (ahora en serio) 1

Si algo me pierde es casi todo. Pero a lo que voy, me suele ocurrir que cuando descabezo un tema siempre tengo la necesidad o la tentación de seguir escarbando en él. Así que ya nos hemos puesto pulpeiros, sigamos pulpeando un ratito. El caso es que cuando uno empieza a pulpear se va encontrando cosas y más cosas y cuando esto va ocurriendo comienza a ser una especie de telaraña por la que uno va haciendo equilibrios y no sabe ni en que hilo desviarse ni a donde va a llegar según por donde se tire. En esta situaciones desempolvo la toga que no tengo, me pongo las gafaspasta y me dispongo a “tomar lecciones de abismo” intentando llegar a los orígenes. El caso es que en estos temas uno nunca deja de sorprenderse con los hallazgos. Pero volvamos al tema pulposo o pulpero o pulpeiro, que va a ser asunto largo. Parece ser que el origen del tema de la mujer, pescadora a priori, pasándoselo en grande con los fálicos tentáculos múltiples tiene muy poco que ver con lo que hemos visto en las imágenes anteriores. Es más, se trata de una edificante historia de amor materno. El asunto se remonta al Tamatori Monogatari (o La historia de la toma o el logro de la joya, más o menos pues divergen autores, aunque quizás la traducción menos traidora sea “Lo que debe ser contado (Monogatari) sobre el logro de la joya”), en este episodio se relata como una pescadora recupera una joya valiosísima que le había robado el Rey Dragón del Mar a su hijo. Efectivamente la coge pero en ese instante se inicia una feroz persecución que la acorrala y, heroicamente, se abre el pecho para guardar la joya, es asesinada por un dragón marino que, sin embargo, no encontró la anhelada joya. El cadáver llegó a la costa donde su hijo la encontró y recuperó la joya. El Tamatori Monogatari es un episodio de un texto mayor, el Taishokan, de tintes solemnes y religiosos en el cual el relato que cito es el ejemplo de la abnegación maternal. Para explicar como se dio el paso de una historia religiosa a una historia “picante” quizás primero debamos pensar en la historia bíblica del casto José y el choteo zarzuelero de “La Corte del Faraón” sobre la castidad de José. Pues más o menos vamos en la misma línea, incluso en la clase social que consume el producto: burguesía enriquecida demasiado rápidamente, nuevos ricos, en suma.

Digamos que el tema erótico de la mujer y el pulpo aparece dentro de un subgénero, el Shunga, que, a su vez, pertenece a un gran género de estampa japonesa: el Ukiyo-e o “pintura” (e) “del mundo flotante”, o “del mundo que transcurre”. En realidad la estampa japonesa es el primer medio de comunicación de masas de la historia, entre otras muchas causas por que se desarrolla en un momento clave y en un lugar clave. La actual metrópoli de Tokyo se llamaba por entonces Edo y era la sede del gobierno militar que rigió el imperio desde 1185 hasta 1868. En esa ciudad tenían que vivir obligatoriamente parte de la familia de todos los nobles lo que implicaba un servicio y una demanda que daba trabajo y atraía inmigración de modo que durante el XVIII Edo tenía alrededor de un millón de habitantes lo que no dejaba de ser una barbaridad para la época. Los nobles requieren cosas y quien se las venda. Surge así una clase, burguesía para nosotros, Chonín para ellos. Esta clase social tiene el dinero pero no el poder e incluso tienen prohibidos ciertos lujos mediante leyes suntuarias. Como es lógico acaba creando sus propias manifestaciones artísticas, entre las que destacan el Ukiyo-e, el Kabuki y, entendiendo el arte de un modo extremadamente amplio, los barrios de placer. En este marco están los shunga en los “Libros de almohada”. Básicamente grabados eróticos, vamos pornografía en fino, bueno no siempre tan en fino. Realmente la funcionalidad de estos grabados no parece tan clara como podría pensarse. Desde teorías que hablan de cierta superstición que dice que traían suerte a otras que los explican como un manual para las esposas.

 Este es sin duda el shunga más exquisito de la historia, lo realizó Utamaro (1753-1806) y no sólo es un prodigio de delicadeza desde los ojos occidentales sino también un alarde técnico de primer orden. Es un grabado muy lejano de la visión brutal que predomina en el género
En cambio éste, origen de esta serie tan pulposa, es casi todo lo contrario y es obra de Hokusai (1760-1849) publicado en 1814. 
Como se aprecia claramente y es frecuente en el arte japones hay un texto que acompaña a la más que expresiva imagen. Recojo la traducción de un compañero bloguero: Josep Lapidario y viene a ser más o menos así: "El pulpo grande dice: “Me preguntaba cuándo, cuándo llegaría la hora del rapto, pero ese día ha llegado. Al menos ella ya ha caído en mis redes. Y digan lo que digan, es un coño de lo más rellenito y apetecible. Aún más que una patata. Chupar y chupar hasta saciarse, y luego llevármela al palacio del rey Dragón, y hacerla prisionera”. La buceadora susurra (elimino las abundantes onomatopeyas de gemidos y resoplidos): “Ah, este pulpo odioso, chupando la piel de la boca interior de mi útero hasta dejarme sin aliento, ¡que me corro! Con su boca prominente provoca mi vagina abierta. (…) ¡A ver! ¿Qué diríais, qué diríais si ocho piernas os abrazaran? Oh, está hinchándose adentro, las secreciones rezuman como agua hirviendo. Siento cosquillas, una tras otra hasta perder la cuenta, límites y barreras desaparecen… Ya estoy… ¡Me corro! ¡Me corro!”. El pulpo pequeño, mientras tanto, parece más concentrado en su labor: “Cuando mi pariente haya acabado, también yo usaré mi boca prominente para restregársela desde su clítoris hasta su culo hasta hacer que se desmaye, y cuando vuelva en sí, volveré a hacérselo, jeje”.
Desde luego hay mucho más que decir sobre tan tentacular tema por eso calculo que habrá pulpos para al menos tres o cuatro entradas más. 

3 comentarios:

  1. Hoy me han invitado a un restaurante gallego muy fino:La panela. No he visto pulpo en el menu.
    No se si tus entradas va a incrementar su consumo o van a cortarlo de raiz.
    El erotismo pulpeiro tenia que nacer en Japón o en Galicia desde luego. No iba a ser en La Pampa. Estoy deseando ver como se desarrolla esto. ¿Caló en Galicia?

    Un abrazo

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  2. Siempre aprendo cosas interesantes. Muchas gracias por tu erudicion.

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  3. Bravo !!!!, una excelente entrada sobre un tema recurrente del Shunga Nipón y tal vez el que más fascina y extraña por estos pagos.

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