"País" de 1997, poema visual de Joan Brossa
El caso es que yo tenía una celebración familiar en mi casa,
una cosa sencillita, un par de primos y sus respectivos/as, un café y una
tarta; un rato de charla, un rato de partes médicos, un rato de autocompasión,
un rato de recuerdos de años pretéritos y dos horas de despedidas. ¿Os parece
excesivo planear eso en una fecha importante como es cumplir 80 años? (no yo)
Pues resulta que es imposible por que (tachán) es el 25 de mayo y tal día como
ese mi barrio queda secuestrado, tomado, y colmatado hasta el punto de la
inmovilidad más absoluta. Nada más y nada menos que ¡por la final de copa del
Rey entre el Bilbao y el Barcelona!
Prescindo, por que soy así de buena persona, del hecho de
preguntarme por que tiene que ser en Madrid, prescindo de las actitudes que se
han tenido en otras finales semejantes, prescindo del hecho de hay cuatro
estadios en Madrid con equipos de primera, e incluso voy a ser lo bastante
generoso como para pasar por alto el peligro que supone tener a no sé cuantos
miles de “aficionados” dándole desde bien tempranito a ese deporte olímpico
llamado barra libre, e incluso voy a prescindir del doloroso recuerdo de cierta
visita de uno de los equipos que acabó con uno de sus hinchas muerto por un
ultra del equipo contrario.
Voy a centrarme en la situación de rehenes que vivimos los
ciudadanos de a pie que tenemos la Desgracia de vivir en el entorno de uno de
esos centros potencialmente explosivos que son los estadios; pero no sólo
nosotros: toda la ciudadanía que tiene que hacer una vida normal está
permanentemente supeditada al fútbol. Ejemplo: yo tengo clase un día a la
semana, el miércoles, y por tanto tengo que moverme haya o no partido en el
estadio que me ha caído encima, con una hora de antelación por que los
aparcamientos desaparecen para no perderse el partido que sea, de modo que si
un día normal para comenzar la clase a las seis y media con salir de casa a las
seis tendría de sobra, el miércoles tengo que salir como muy tarde a las cinco,
cinco y cuarto, pillar aparcamiento y esperar hasta la hora (el transporte
público no es una opción en este caso, antes de que me lo digáis). Más ejemplos
que podéis comprobar cronómetro en mano: uno acaba la jornada cansado y decide
ver una película que va después de las noticias, acaban las noticias y comienza
el bloque deportivo (absurdo puesto que hay canales específicos) lo que retrasa
su inicio al menos media hora, eso cuando directamente no desaparece la película
anunciada y te encuentras con un encuentro épico que me río yo de la Guerra de
Troya. Más ejemplos: vandalismo (tras la gloriosa victoria del equipo cuyo
estadio me amarga la vida me encontré la luna delantera del coche destrozada
por una certera pedrada). Más ejemplos: económicos, el día de la última
gloriosa victoria de ese equipo se cortaron todas las líneas de autobuses (y
las calles) que eran el camino natural para desplazarme al médico que ¡oh
crueles manes del destino! me coincidía esa tarde por lo que tuve que apoquinar
en un taxi (dado el escasísimo aparcamiento de la zona). Más ejemplos: relacionales.
Quizás sean estos los más serios te pueden costar una relación de años incluso
a nivel familiar, no ya por ser de bandos contrarios (es más grave ser de un
equipo rival que ser partidario de la esclavitud, pongo por caso) sino
simplemente el hecho de cuestionar la importancia del fútbol puede (y hablo por
experiencia) hacer que parientes cercanos y queridos te declaren un vacío sordo
y fatal que aboca a la disolución de la relación social. De hecho, soy
plenamente consciente de que de leer esta entrada habría bastante gente de la
que me rodea que dejaría de considerarme digno de su amistad, e incluso soy consciente de que ante este texto
muchos diréis que soy un exagerado, otros que la cosa no es para tanto, alguno
habrá que me verá como un inadaptado y quizás (espero que no) como un peligro.
De siempre he odiado el fútbol, es evidente, pero también la
lucha libre al igual que venero el ballet o la pintura pero eso no tiene nada
que ver con el hecho objetivo de que vivimos como rehenes del fútbol cambiando
nuestra vida (y eso tiene que ver con renunciar a la libertad) en relación al
resultado de un juego que mueve muchos millones que sueltan un montón de
parados, empeñados en hipotecas eternas o en un estado laboral precario (o sea
todo el mundo, por que todo eso es dinero del ciudadano que lo paga en tiempo,
en publicidad, entradas, merchandaise etc)
Rehenes. Eso es lo que somos.
Futbol a todas horas y trasquilada los viernes, ¿podemos estar mas aborregados?. Pan y circo, Joaquinito.
ResponderEliminarAhora piensa por un momento qué pasaría si se dejase sólo de retransmitir el maldito fútbol. Todo parece ir bien, no sucede nada mientras no les quiten el fútbol, que tu salario es una m. da igual mientras haya fútbol, que los niñatos ganan una millonada, da igual, se lo merecen, que evaden impuestos a mansalva, y qué son futbolistas....oeoeoeoeoeoeoeoeoe
ResponderEliminarYo me crié cerca del Bernabeu pero era una época en que el estadio del Real Madrid estaba rodeado de campo y no había tanto coche. Recuerdo los días de partido como una fiesta. No tanto porque me gustara el futbol, que no, sino por cómo se animaba el barrio. Ya no vivo por allí pero me consta que los que allí siguen sufren todo lo que tu cuentas.
ResponderEliminarNi siquiera esa cercanía al estadio consiguió que me aficionara al futbol pero no puedo evitar relacionarlo con aquellos días felices de la infancia. Eso sin contar con que los partidos contribuían a la economía de mi familia.
Pero te entiendo.
Un abrazo
Lo de panen et cirquenses me parece muy bien que quieran usarlo pero creo que va siendo hora que salga la pretendida educación que en los últimos 50 años se ha conseguido ¿o es que no se ha querido conseguir y por eso la cosa está como está?
ResponderEliminarLo de los semidioses es que no tiene ni nombre.
Uno, tú y yo hemos debido ser vecinos del 60 al 62 Calle de Avila, General Perón, la escultura de la llama cerca del estadio.
Y ahora lo bueno: La lideresa creando tensión conflictos diplomáticos y demás para el viernes en mi barrio. Estoy pensando en acaparar alimentos por si trae cola el asunto (que la traerá).
En fin, que como siempre gracias por leerme y dejar vuestros comentarios.