Nuestra bella jardinera prepaa ya su jardin para la primavera, unas primeras flores están a sus pies. Una hermosa alegoria, dentro del estilo decó-modernista, de la promesa de que este maldito invierno también ha de acabar.
Febrero, por definición, es un mes cabrón, o mejor aun,
cabroncete, pues nos hace faenas de gran calibre pero también de repente nos
cambia la luz en la Luna de la Candelaria, nos regala unos días de sol
envidiables -este año todavía no, ya lo
sé- y tiene la ventaja de ser cortito, con lo que quienes cobren lo hacen un
par de días antes. Así que viene a ser como un muchacho trasto de estos que no
sabes si meterle en un correccional o regalarle un monopatín.
Cada mes,
como habréis observado, en la entrada con el nombre del mes hablo de cosas un
poco sueltas, un poco a la buena de Dios. Este mes no es fácil hacerlo, o
quizás sea demasiado fácil dada la cantidad de estupideces a gran y pequeña
escala que se suceden a nuestro alrededor. Aunque prometí no volver a tratar
temas políticos (si es que se puede llamar política a lo que se está haciendo
aquí y ahora) la fragmentación mentecata de una izquierda que está volviendo a
caer en los mismos errores de hace cincuenta o sesenta años (olvidar quien es
su enemigo y el nivel cultural y de formación política de sus bases) frente a
una derecha corrupta (o no lo sería) que tiene claro que su objetivo es
exactamente al que le está llevando la izquierda: la España, no ya del Tirano,
sino anterior, la España del caciquismo peor entendido, empieza a rozar el
ridículo, la payasada y el absurdo. Por un lado una panda de enajenados que no
parecen tener los pies en la tierra proponiendo como factibles ya utopías que,
al menos de momento, no lo son. Por otro una panda de “quítate tú pa ponerme yo”
que están desarticulando de cara a sus votantes la estructura del partido que
debería estar esforzándose por borrar de su pasado los vergonzantes coqueteos
neoliberales recientes. La más tradicional de las izquierdas anda ahora como
vaca sin cencerro, sin saber qué lugar ocupa, o ni siquiera si tiene un lugar
que ocupar. Incluso en el monolítico partido en el poder se oyen los aullidos
de las puñaladas traperas que se propinan mientras nuestro presi parece vivir
en el Paraíso Perdido, dejando en manos de la Vice, por cierto, pena que sea de
derechas, nada menos que diez u once cargos, vamos, que prácticamente es ella
quien lleva las riendas. Claro que luego están las otras. De joven yo oía decir
que si la mujer ocupara cargos políticos las cosas estarían más equilibradas y
tal. ¡Valgame la Macarena!, solo pondré nombres, de los que me acuerde:
Barberá, la de Alicante, la de Benidorm, la Tania, la Cospedal, la Botella, la
Mato, la Díez, la Trini (calladita ella), la Chacón (también calladita) y, por
supuesto LA INNOMBRABLE, el terror de
los madriles, la cólera de Dios, ya sabemos de quien hablo. Pues no veo yo que
la llegada de la mujer a la política haya mejorado nada, lo que viene a
demostrar lo que siempre he sostenido: la profunda igualdad –para bien y para
mal- de ambos sexos. Si a este, como decía mi madre, puchero de enfermo, le
añadimos infantas imputadas, y una buena dosis de corrupción generalizada con
un toque final no de perejil sino de tarjetas black, comprenderéis que haga una
excepción en lo de no hablar de política (si es que a esto se le puede llamar
política)
Pero hay más
que ya no es cosa política. Ucrania, el Mal Llamado Estado Islámico, la
continua salvajada a la que asistimos casi impasibles tan solo dando cuatro
voces en foros a los que nadie hace caso, niñas desaparecidas, decapitaciones,
retrasmisiones de que asesinatos en la hoguera, cadáveres que aparecen por
decenas (me refiero a México, por eso especialmente doloroso), cadáveres que ni
aparecen en el Mediterráneo, desahucios aquí mismo, a la vuelta de la esquina,
condenas a muerte por que no es rentable bajar el precio de un medicamento
mientras el estado cuya primera misión es velar por el bienestar y la felicidad
de sus ciudadanos, resurrección de la Bastilla con la cadena perpetua revisable
o como la llamen, discapacitados obligados a inmolarse por el Mal Llamado
Estado Islámico, niñas captadas para la yihad prometiéndoles, como no,
príncipes azules con turbante. Y el frío, este maldito frío, que no parece
acabar nunca, que no permite hoy que se cuele ni un rayo de sol. Recuerdo a
medias una cita del Apocalipsis: “Rogad por que no ocurra en invierno”. Pues no
sé yo.
No se si es la ira o la tembladera del frío pero se te ha escapado una r de mas en el título. Tratamiento: aléjate de los telediarios.
ResponderEliminarUn abrazo
POsiblemente las dos cosas pero ya que está ahí,..
ResponderEliminarSi, creo que es la única manera de curar esta crisis.