Portada Vogue julio 1914. Modelito ideal de la muerte para eso, para el abismo de muerte que estaba empezando. Y ella con esos pelos
Si hay un mes cabrón por excelencia es julio. Los que tienen vacaciones no las disfrutan por que saben lo que es agosto trabajando, los que no las tienen por eso, por que no las tienen. Cuando yo estudiaba climatología julio daba la mayor temperatura, ahora vaya usted a saber. Que si donde cojones metemos a los niños, ya te dije que te estuvieras quieto, abuelos herramienta (si es con apartamento o casa en el pueblo, mejor), campamentos urbanos (parkings infantiles), aires acondicionados demasiado altos o demasiado bajos, o averiados que también. La vida pasa a relentizarse, a eternizarse cada paso, no hablemos ya si se trata de papeleo. Entre los "que lo haga el de agosto" y los "después de vacaciones", los papeles duermen el sueño de los justos en polvorientas carpetas. Será cierto que nos hemos modernizado y que el asunto informático es un salto cualitativo de la humanidad, mejor dicho, del bicho humano, por que humanidad hay poca y mal distribuida, pues sí, será todo lo grandioso que quiera pero los papeles que, en teoría debería bastar acudir a un banco de datos (de un hospital, pongo por caso) y así tener acceso a todos los informes, cuestión de segundos. Tres meses llevo ya esperando como un chapero por rastrojo. Vamos que julio es un asco, antes por lo menos se vaciaba la ciudad pero ahora nanay. Entre las manadas/piaras de guiris a todo pagado comprando como locos camisetas del Barça y las idas y venidas a los centros de shoping del extrarradio a lo que hay que sumar, por fin, el turismo interior a Madrid, no cabemos igual que en octubre pongo por caso.
Este julio también ha traído pequeñas alegrías como los disparos que se oyen en Génova (metafóricos claro) que han echado a la única que ha demostrado su valía para colocarnos en su lugar un Rivera 2. Tan mono, tan planchadito, tan yerno que quiere toda suegra, hijo que quiere toda madre etc. se forma así un nuevo frente: el de los biscuits. Rivera, Casado y esas monaditas femeninas que aparecen de golpe por todas partes sin que parezcan tener mayor trayectoria que eso, salir moníiiisimas en la tele.
Una bomba que estalla en la cara de la Generalitat: los taxistas. Doble juego, doble riesgo, si, claro que también tenemos el problema en Madrid pero nosotros no dependemos de mover al personal que viene cada no sé cuanto en esos Benidormes sobre un casco que pretenden ser barcos. Vamos que me estoy "muertesito de doló"
Claro que también la ínclita villa y corte tiene lo suyo. El otro día con intenciones pecaminosas me fui una mañana a Chueca y volví recorriendo Gran Vía. Vale que está en obras, ¿original verdad? pero no es eso lo que puso en el disparadero sino que se ha convertido en una sucesión de supermercados barateros y vulgares que, en su mayor parte, ni se toman la molestia de poner que narices son. No voy a caer en la nostalgia de todo el mundo, no me da la real gana pero si que he de decir aunque a nadie le importe que esto es lo que se llama destruir una ciudad en las garras del capital. Por lo menos, y digo por lo menos, el ciudadano tiene derecho a poder pronunciar sin tener un master en filología germánica el nombre del cine o teatro al que va a acudir.
Por cierto ¿alguien puede decirme si hay algo más que musicales extranjeros en cartelera?
Del teatro de texto ni hablamos, resistiendo numantinamente en calles casi perdidas, y presentando aun así una más que loable batalla.
Menos mal que he descubierto un canal de tv que sólo emite películas de terror y gore, al lado de todo lo demás resultan de lo más relajante.
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