En un centro
comercial de mi barrio, muy cerca de casa, cada primer sábado de mes se monta
un “Feria del juguete”. En principio parecía por los anuncios que se hizcieron
en los aun peores tiempos de esta crisis final que vivimos algo tipo solidario.
Lo cierto es que a día de hoy es una pequeña feria para coleccionistas y no
solo de juguetes. Cierto es que lo primero en lo que caí en su momento fue una
Barbie Marilyn Monroe en “Como casarse con un millonario” con gafas y todo que
me atrapó como sólo ella sabe hacerlo. Cabria esperar que alguien como Barbie
fuera la estrella principal de este lugar con su vestuario y sus complementos
etc., pues no. Nuestra ya sesentona Barbie no es sino la tercera estrella del
festival de recuerdos.
Los Reyes
del Mambo y del lugar son los cliks. Al entrar la asociación madrileña de
coleccionistas de cliks o algo parecido monta una especie de diorama que no
llega a serlo realmente curioso he visto solo unos pocos pero interesantes: la
entrada de las tropas republicanas en Paris bajo el arco del triunfo, La toma
de San Juan de Acre por los musulmanes que fue en noviembre, en diciembre un
nacimiento, por supuesto (he de decir que no fue lo mejor que les he visto), y
hoy he visto lo que han montado. Está dentro de una vitrina enorme cerrada por
un lado de los dos estrechos. Al acercarme a un lado ancho veo una procesión de
frailes curas y monjas de diversas órdenes atravesando tierras secas, quemadas
y salpicadas de esqueletos de animales. Cuatro curas llevan una vitrina con las
reliquias (cráneo) de un santo y en medio de aquel paisaje un jinete negro con
una balanza en la mano. Resulta que el tema central eran los Cuatro jinetes del
Apocalipsis. En el lado estrecho una ciudad luciendo sus vicios víctima de la
peste y el otro jinete: un esqueleto. La guerra ocupa el otro lado largo
espectacular por la diversidad de armaduras y demás aunque menos variada que
las indumentarias de la ciudad. Bueno, el caso es que no he logrado encontrar
al cuarto jinete y que todo esto es una introducción larga al tema que quiero
tratar.
El caso es
que se supone que estas son cosas de niños. No quiero ser chulesco que los
madrileños tenemos fama, pero nanay. Hoy no había ni un solo niño. Eso sí,
montones de cuarentones que es la generación que jugó con los click, he de
reconocer que tuvieron suerte, ¡lo que yo hubiera dado a mis diez años por el
barco pirata! (claro que entonces los click aquí no existían), cuarentonas
(pocas) tras otra de las estrellas (para mí inesperada) La Nancy, moteros
buscando tal o cual pieza de La guerra de las galaxias, maquetistas buscando
una pieza en concreto, la escalera de caracol de la casa de muñecas por
ejemplo. Hay algunos más mayores que no sé a qué vamos, pero vamos. Te
encuentras con el primer madelman que tuviste, el de safari, cutre como él
solo, con los Juegos reunidos Geyper de inolvidable memoria colectiva, y con
otros objetos curiosos e inesperados, ejemplo: Alvaro Retana fue un señor que
hizo de todo en los principios del XX pero nunca había encontrado un texto
suyo, hasta que lo encontré en un puesto ahí perdido. Digamos que el recinto se
convierte en un recorrido cronológico por tu vida.
Yo no llegué
a jugar con los click pero regalé montones a mis primitos (hoy cuarentones),
personalmente odio la saga de la Guerra de las Galaxias pero la vi de estreno
en lo que era antes el Real Cinema y ahora no sé que co … es. ¿Quién no ha
visto las célebres latas de Colacao con la madre levantando la bandeja y con
una sonrisa de oreja a oreja? Pues ahí están. Las nancys rodeadas de
comentarios como “sí, los zapatos de la edición del año tal no le valen a las
del año cual” La Nancy me ponía de de los nervios sólo verla. Mil objetos que los veías a diario de pequeño
y creías eternos, te das cuenta de que ya son piezas de museo o poco menos.
Claro, los que tenemos la suerte de peinar canas, acabamos pegando la hebra y
hoy me dice uno de los vendedores, quizás italiano “luego está la generación de
las nintendo y …. “ me señala una serie de maquinitas que deben ser algo así
como el paleolítico de los juegos actuales. Entonces vi que los niños de hoy no
sólo juegan poco sino que no van a tener juguetes viejos que recordar. Las
aventuras de mis madelmán en cualquier parte del mundo, las horas montando el
campamento, las otras horas quitando y cambiando los trajes y correajes, los
arreglos cuando se te rompía uno y se le quedaba una pierna tiesa que
solucionabas escayolándosela. Las otras horas delante de los escaparates viendo
cual querías (el jinete canadiense con su vistoso uniforme, el esquimal con su
trineo, el buzo que si lo metías en el agua podías hacer que soltara burbujas
(el colmo de la modernidad) los chavales que hoy lo son no las van a tener.
Recuerdo que he jugado tanto con los juguetes que quería como con los que
tenía, y era bonito por que cuando llegaban los paquetes nunca venían los que
habías pedido pero sí otros que no conocías y en lugar de irte a recorrer la
bañera con el buzo te ibas al polo con el trineo, el del safari con una manta
encima y el de la cruz roja con su camilla y su botella de suero, para bajar un
espeleólogo (mono blanco y torno para subir) a alguna sima. A los cuatro días
volvías a estar suspirando por aquel coche de bomberos. Si algún varón me dice
que no deseó ardientemente un coche de bomberos con la escalera desplegable y
la campana no me lo voy a creer así me lo jure.
¿A dónde van
a volver los cuarentones de dentro de treinta años? ¿A qué paraísos nunca
alcanzados, como la Casa de troncos de Daniel Boone, regresarán? No sé, estaré
mucho más viejo de lo que creo pero me dieron lástima. Dicen que la patria de
un hombre es su infancia, y que es un paraíso perdido, no es cierto. La
infancia es un puto infierno en el que estás sojuzgado y no te enteras de nada
de lo que pasa, por mucho cariño que te den. Los paraísos perdidos son los que
te creabas tú con los madelman, los vaqueros, las construcciones vanguardistas
o menos (las horas, los días enteros con el Exin Castillos, para logra un
castillo donde había amores (de las pelis de la tele) fantasmas, guerreros,
puertas secretas por qué no te llegaban las piezas) Esos eran los paraísos
siempre bombardeados por los p… deberes cuando no por algo peor como en mi caso
y en el de otros miles de chavales enfermos, maltratados etc. Si el hombre es
un expatriado de su infancia ¿Qué es un hombre que no tiene esa patria que
recordar e idealizar?
😆😄 lo ciento es nuevo otra vez. It’s history repeating como cantaba Shirley Bassey. Lo de lasNancys, solo he pensado en Las Nancys Rubias!
ResponderEliminarPues a mi llegan al alma los Madelman
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