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lunes, 2 de noviembre de 2009

Se nos siguen yendo



Se nos siguen yendo nuestros cómicos, en el sentido más amplio del término, aquellos que nos han hecho reir, llorar, sufrir, a quienes hemos criticando y alabado, quienes, en suma nos han acompañado a lo largo de este laberinto sin sentido que es la vida haciéndonoslo un poco más tolerable, más humano. José Luis Lopez Vázquez se nos ha ido hoy.
Como tantos otros actores españoles se vio limitado y diríamos anulado por un cine ramplón, vulgar y adocenado en el que sólo cabía su personaje, siempre el mismo. Sin embargo, como tantos otros también, apenas le dieron ocasión de demostrar su talento lo hizo sobradamente. Tïtulos como todos los de Berlanga, El pisito, y tantos otros en cine y televisión han dejado una muestra del gran actor que fue y el vacío de lo que hubiera podido llegar a ser con otro tipo de industria cinematográfica, en otro tiempo, en otros aires. Se va a hablar mucho de él estos días, se van a recordar mil cosas pero hoy, desde aquí, desde la modestia de ser sólo un espectador más, que ha llegado a apreciarle después de muchos años denostando sus películas hasta comprender que eran ellas no él quienes fallaban. Desde esa modestia y la pesadumbre de no haber aprendido a apreciar sus interpretaciones en su justa medida hasta hace poco tiempo quiero recordar en las imágenes las que para mí fueron dos de sus cumbres. La primera es Mi querida señorita, que no se suele mencionar pero que con las posibilidades de la época y los límites del entorno y presupuesto supone, para mí, un prodigio de delicadeza y sensibilidad, sutileza, poco frecuente en nuestro cine, seamos sinceros. La otra imagen fue de las que aterrorizó mi adolescencia y la vida de medio país en La cabina. Jamás tanto miedo ante algo tan cotidiano. Un toque de humor, años después rodó unos anuncios contándole a una hipotética esposa llamada Matilde que había comprado acciones de Telefónica: "Matilde, Matilde que ya tenemos telefónicas". Anuncio de tan notable éxito que las acciones fueron conocidas como Las Matildes durante muchos años. El caso es que en el anuncio luchaba desesperadamente para asegurarse que la puerta de la cabina no se cerraba.
El último papel que le vi fue en "Luna de Avellaneda" y de nuevo tuvo ocasión de bordar un papel corto, evocador y lleno de humanidad, la escena de su muerte es memorable.
Como a todos ellos, a nuestros queridos cómicos, compañeros de viaje, dedico un recuerdo desde un camino cada vez más desolado y solitario sin ellos.

1 comentario:

  1. Era un grande. Y no te creas, siempre ha sido muy bien valorado. No le pasó como a Landa o a otros, que no fue hasta bien maduro que le dieron papeles serios. A López Vázquez se los dieron desde el principio (Plácido, El Pisito...hay mejor manera de empezar una carrera?), y aunque luego hizo cantidad de cine alimenticio infumable (que es lo que en realidad ha hecho funcionar a la industria, aquí, en Hollywood y en Bollywood) siguió teniendo como mínimo un papel bueno cada año o dos años a lo sumo. Mi Querida Señorita es una de las mejores películas españolas de todos los tiempos. Incontestable.

    Un abrazo :-)

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