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sábado, 7 de septiembre de 2013

Casablanca y Moraleja de Enmedio

Acabo de ver por no sé cuantos cientos de veces "Casablanca" pero por primera vez he llorado. No soy nada llorón, ni siquiera por cosas serias. No tengo la lágrima fácil y no consiento que quien esté a mi lado la deje salir así por que sí. Me parece que llorar no arregla nada nunca. Sé que soy injusto pero mi instinto es este. Sin embargo, hoy he llorado a moco y baba. Victor Laszlo ordena que la orquesta toque la Marsellesa, Rick asiente. El himno nazi va quedando aplastado por ella. La imagen que se me vino fue la de Cabaret, cuando el jovencito mono y totalmente ario, por supuesto, canta aquello de El mañana nos pertenece y la expresión de un anciano vencido al ver como se le suman voces.


Lo peor no ha sido eso sino que junto con tan gloriosa película se me ha venido igualmente las noticias que estos días están viniendo en los periodicos así, como quien no quiere la cosa. En Moraleja de Enmedio ondeó la bandera franquista y el responsable dice que "no se dio cuenta" y sonó el himno de falange a todo trapo. ¿Imaginamos como debieron sentirse quienes vivieron guerra y posguerra en el lado de los vencedores y creyeron superada esa etapa al verlos resucitar cada día con más virulencia y con la misma y total impunidad? Algo así como el anciano de Cabaret. Imagino a la gente bajando los ojos y aguantando en la plaza por que llevan, llevamos aunque no lo hayamos vivido, el miedo grabado a fuego en el alma y la mente. Han pasado su vida viendo el nombre de los asesinos de sus familias en las calles, sabiendo en qué cuneta está el abuelo sin poder llevarle flores, o peor sin saberlo, resistieron y sobrevivieron dictadura, transición, transigiendo con esas heridas, soportaron olvidos voluntarios o no tanto en aras de mantener la fiesta en paz, todo eso para ver ahora a estas alturas de su vida y de la historia resucitar aquellos malditos símbolos sin que ni siquiera se levante una voz estupidizados como estamos con la prima de riesgo o con el Madrid 2020. Por eso hoy no he podido dejar de llorar ante las gloriosas imágenes de Casablanca, por cierto, haceros con una copia con la versión íntegra, por que a este paso no tardarán en cortar esa escena. En fin, como ya dije más de una vez: siempre nos quedará París.

7 comentarios:

  1. Espeluznante, Joaquin, y triste, muy triste. Un abrazo, amigo.

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  2. Aquí y allá surgen noticias como esta, pequeñas en apariencia pero muy alarmantes por lo que se repiten y por lo que significan. No es casual, sienten que pueden hacerlo. No hay que pasar ni una.

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    1. Siempre han gozado de una impunidad absoluta pero hoy, día doce, se vuelve a demostrar su potencialidad y vitalidad. Nunca se han tomado medidas serias para meterles en cintura y ellos como las ratas crecen entre la mierda y de eso estamos produciendo mucho. Perdón por la expresión pero es castellano purísimo.
      Un abrazo.

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  3. están envalentonados, han salido definitivamente del armario.
    se han quitado la careta: a cara descubierta, sin rubor alguno, subiendo orgullosos las fotos de sus akelarres a facebook, sirviéndose de nuevo del odio, el miedo y la violencia.
    ayer dieron un gran paso adelante. si Bildu o ERC hicieran algo parecido mañana mismo estarían ilegalizados.
    sin embargo, la condena hoy de la derechona política y mediática sobre los sucesos de ayer ha sido forzada y casi por imperativo legal. ...o vergüenza torera.
    todavía quedan algunos viejos republicanos que siempre me hacen recordar a aquel viejo cabizbajo de Cabaret que ya sabía lo que se les venía encima. creímos que nos habíamos librado para siempre de los franquistas cuando murió el enano tirano, pero sólo estaban hibernando.
    lamento haberme embalado, estoy un pelín cabreao'

    Saludos.

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    1. Completamente de acuerdo contigo, incluso con lo del cabreo. Sólo una corrección: nunca han hibernado, siempre han estado ahí haciendo de las suyas con una impunidad que hace que los detenidos por los incidentes de la diada en Blanquerna me sorprendan más que el propio incidente.
      Un abrazo.

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  4. Nos dicen que no pensemos, que todo es diferente y por qué tenemos esa desasosegante sensación.

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