Vistas de página en total

sábado, 2 de noviembre de 2019

LOS FIELES DIFUNTOS

 "El día de los muertos" por Bouguereau
 
El día de Difuntos es mañana, dos de noviembre, pero algo a medio camino entre la festividad y la comodidad el día se ha difuminado en varios días. Este año entre viernes, sábado y domingo. Añadamos Halloween y nos pasamos una semana liados con el asunto. Eso si no hay puente y todo el mundo huye despavorido rumbo a repugnantes playas llenas de aceites bronceadores, borrachos y peces muertos (otro día hablamos del Mar Menor) y descontando a aquellos que dicen que "yo los llevo dentro y no necesito fechas", traduciendo, que es gerundio: "no me molesté por ellos en vida, voy a mover un dedo estando muertos, amos anda" o "voy a perder un festivo para visitar un cementerio, naranjas" y se pasan la fiesta tocándose el bolo, con perdón de la expresión. Se supone que lo políticamente correcto es decir que allá cada uno pero he decidido no ser políticamente correcto en esta etapa del blog. De allá cada uno nanay, hoy me he levantado castizo, y no por que a mí personalmente me importe un p. bledo lo que hagan con sus cadáveres y con sus bolos sino por que todos esos argumentos van cargados, por lo menos en todas las ocasiones en que los he oído, de un sutil "serás gilipollas que pierdes el tiempo en esas cosas" cargado de desprecio. Y, no, hijo, no.
Salvedades para no generalizar: no son pocos quienes realmente no entran en el juego social de las visitas al cementerio pero que sí tienen sus pequeños e íntimos ritos para recordar de un modo especial en este día. Sumamente respetables. Yo mismo me veo obligado a hacerlo así bien a mi pesar. Pero llamemos por su nombre a las cosas: los de los anteriores argumentos no son mas de descastados y sobre todo cobardes por que ni siquiera pueden afrontar el hecho de la lápida y se cagan por la pata abajo de pensar en la parca o tan siquiera en hospitales. Bigardos tíos como castillos he visto palidecer ante la idea de entrar en un hospital y hasta desinfectarse después de ir a un entierro de compromiso. Luego están los otros que tienen a sus parientes incinerados en el trastero y se acuerdan de que están ahí cuando les estorban para coger algo. Ninguno tiene autoridad parta burlarse de quienes practicamos o quisiéramos practicar la costumbre tradicional. Aunque lo hacen y encima (experiencia personal) te llaman a la cara ignorante. Me voy a conceder un matiz, quien me lo dijo no acabó el cuarto de bachillerato y se colocó por que su papá, hombre agradabilísimo, fue ex combatiente en la división azul. Eso se atreve a llamarme ignorante después de sacar un doctorado y varias publicaciones. Seré un imbécil, quizás, podré ser todo menos más ignorante que ella ni queriendo.
Bueno, hasta aquí la bronca y la parte seria. Ahora viene la otra. Durante muchos años, muchos años, de hecho hasta hace cuatro, las visitas a los cementerios en mi casa eran si no cotidianas si habituales en fechas claves. Muchos de esos años eran visitas semanales. Mi padre y yo nos levantábamos temprano y nos íbamos a La Almudena a llevar claveles a mi madre. ¿Excesivo? posiblemente, ¿educativo? sin duda por que yendo con cierta asiduidad válgame Dios lo que se ve, que, siguiendo la vena castiza, es pa mear y no echar gota.
Ejemplo: junto a la sepultura de mi madre construyeron una tumba doble de dos hermanas y sus familias, en vacío, vamos que no tenían ningún muerto dentro, sin embargo, durante años, hermanas y maridos acudían todos los domingos por la mañana a ver la sepultura (a ver si se la habrían robado, digo yo) no a poner flores como en ciertas tradiciones de este país que cuidan su tumba en vida, no, sólo como quien va a la parcelita a pasar la mañana. Lo más curioso es que en cuanto hubo un difunto por allí no volvió a aparecer nadie, lo descuidado de la tumba demostraba que nadie, nunca.
Es uso habitual que quince o veinte días antes de estas fechas desembarquen marujas enloquecidas del tipo de las que recoge Almodóvar en "Volver": delantal, detergentes variados, trapos, estropajos, escaleras, fregonas etc, y los descarguen del coche (mejor dicho, se los descarguen los sufridos maridos) junto con  una más que notable carga de mala leche. Sin embargo, lo mejor son los comentarios: "míralas, ni una a venido a limpiar en todo el año" (ella tampoco, recordemos que yo iba todas las semanas)."con lo que ha sido x (madre, tía, primo, concuñado etc) con ellas", "es que son malas que ni arrancás, ingratas conlo que X hizo por el/ella (eso sí la responsable siempre va en femenino)"y así llegamos al momento lágrimas -perfectamente programadas, vamos precisión suiza- que si hay gente cerca pueden subir de nivel y alcanzar diversos grados que van desde el hipido suave pero audible al ataque de histeria cayendo de rodillas según sea más o menos conocido quien ande cerca". Números he visto yo dignos de Goyas, Césares y Oscares todos juntos. Desmayos no, eso lo guardan para solemnidades aunque creo que más bien es que no quieren perder ripio de las reacciones. A todo esto siguen fregoteando como posesas y con su discurso "Si, claro, -al difunto- tú mucho mirar por ellas pero ¿Quién está aquí quitando la mierda? Yo, la tonta. Pero se va a enterar cuando venga por los Santos, qué vea como te tengo, como los chorros del oro... etc, etc" Entre esta jornada de limpieza febril enloquecida y la fecha clave nuestras marujas dignas de Halloween mucho más que cualquier calavera, acuden varias veces a cuidar esa primera puesta a punto de modo que el dia clave, cuando se supone que van a ir todas las cuñadas/hermanas etc, realmente parece que esa tumba recibe los cuidados del mejor de los jardineros de Versalles. 
Entonces, las visitas (que por cierto no encuentran sitio para las flores pues nuestra maruja demente ha ocupado hasta el último rincón con las suyas), empiezan a hablar, "cuidará mucho esto pero en vida... yo no te digo nada que no sepas", "¿Que me vas a decir? con los trabajos que me dio a mí X" "Y que más valía que se ocupara de limpiar su casa que... ", "¿Que me vas a decir? si mas que guarra es espesa". Este grupo suele hace la ronda (tumbas de otros familiares, amigos etc. con la misma actitud piadosa. A los pocos días la maruja nº 1 vuelve y "mira lo que les importas que ni se han tomado la molestia de colocar las flores como es debido. Ahora verás quien te etc.....) después de lo cual no vuelve a acordarse del asunto tumba hasta mediados de octubre
Otro elemento peculiar de estas fechas es el descaro profundo y la desvergüenza absoluta.
En cierta ocasión una de mis tías llevó un espectacular ramo de rosas a la tumba de mi abuelo. Al día siguiente nos juntábamos para comer toda la familia y ¿Qué nos encontramos medio escondido en un dormitorio? El ramo de rosas que mi tía había llevado al cementerio.
En no pocas ocasiones, sobre todo en estas fechas que, normalmente son más frescas y las flores aguantan mejor de una semana a otra, el ramo que habíamos puesto en nuestra tumba, bueno en donde está mi madre, aparecía dos o tres tumbas más allá.
Los hay que en los nichos ponen flores artificiales y un cristal con llave, para evitar que se las roben, coherente, estúpido pero coherente. Eso sí, deja de serlo cuando compras las flores más baratas, casi las que se van cayendo de puro mal hechas y luego pones cinco cerrojos en el cristal que cuesta ver el nombre del finado/a más por los cierres que por las flores.
Larga es la entrada y habrá a quien le resulte siniestra, quizás lo sea pero no es más que una ramificación más del esperpento que Valle recogió tan magníficamente, pues puedo jurar que no he puesto ni una sola palabra de mi invención, es más, he suavizado bastante las cosas por que hasta a mí que hace mil años que perdí la vergüenza me subían los colores al ir a escribirlas.
Felices huesos de santo o dulce típico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario