
Durante unos años vivía el verano en una casita estrecha y poco profunda, incómoda y calurosa, piso bajo, por supuesto. Tenía una única ventaja que era una habitación que recogía la brisa marina y que te permitía leer cómodamente durante horas, así que a las tres y media o cuatro me sentaba con mis tochos veraniegos y me daban las diez tan a gusto leyendo, o así hubiera debido ser por que mi vecina según se sale a la derecha, proba dama cincuentosesentona, a eso de las ocho de la tarde salía a tomar el fresco seguida por su pobre nietecillo. Y digo pobre por que no sólo me le sacaba repeinado y casi con corbata a sus seis u ocho años en el mes de agosto si no por que la abuela comenzaba a hablarle sin parar en voz muy alta como si fuera sordo. Eso sí, todo, absolutamente todo, lo decía por triplicado.
-Pepito ¿quieres merendar?, Pepito ¿quieres merendar?, Pepito ¿quieres merendar? Pepito, ¿te hago la merienda?, Pepito, ¿te hago la merienda?, Pepito, ¿te hago la merienda? Pepito ¿Qué te pongo en el bocadillo?, Pepito ¿Qué te pongo en el bocadillo?, Pepito ¿Qué te pongo en el bocadillo? Pepito ¿te pongo un poco york en el bocadillo?, Pepito ¿te pongo un poco york en el bocadillo?, Pepito ¿te pongo un poco york en el bocadillo?, Pepito: te pongo un poco york en el bocadillo, Pepito: te pongo un poco york en el bocadillo, Pepito: te pongo un poco york en el bocadillo, Pepito, te estoy haciendo el bocadillo, Pepito, te estoy haciendo el bocadillo, Pepito, te estoy haciendo el bocadillo –y así seguía durante horas ante la expresión del crío, atontao perdido, ángelico, y mi progresiva crispación que me hacía escapar de la casa para no estrangularla con el york, el bocadillo, o con el propio Pepito.
Uno puede pensar que es un ejemplar único, pero un año Pepito había tenido una hermanita y la madre la paseaba por la calle con pocos meses hablando ese lenguaje para tontos con que hablamos a los bebés pero… por triplicado.
jaja cari, me encanta esta disección que estás haciendo de toda la sociedad en general. Creo que estos tipos veraniegos te van a dar mucho juego... y es que son auténticos arquetipos.
ResponderEliminarAsí que ya sabes que se dice: "¿Tú como pasas las vacaciones, felizmente o en familia?" jaja
Bezos.
Todo viene de algún lugar, inclusive la estupidez, querido amigo.
ResponderEliminarMe encantan estos relatos costumbristas!
BESOTES GUAPO!
Como no pude comentar las dos entradas anteriores, te dejo en esta las felicitaciones a las tres (no a las 15:00 sino a las 3 entradas, jaja). Aunque me repita casi como una abuela triplicada, te diré por enésima vez que escribes de maravilla, tienes un uso del lenguaje que se balancea perfectamente entre lo académico y lo popular, nunca resulta pomposo ni estirado ni por supuesto vulgar ni pedestre. Enhorabuena por ello. Y yendo al asunto en sí, pues qué decirte...que me he reido mucho con tu catalogación de la fauna variopinta (y muchas veces altamente asesinable) y que se esperan con gran interés las próximas entregas!!!
ResponderEliminarUn besote, maestro.