Volvemos al calendario con las alegorías de Gaspar Camps, en realidad sé muy poco de su figura y en el poco tiempo que he podido dedicar a buscar en la red lo más completo sobre él está aquí: http://www.odisea2008.com/2013/02/gaspar-camps-ilustrador.html
Donde además hace comentarios interesantes sobre el tamaño de las imágenes y demás. Donde no puedo añadir nada, mejor remito a las fuentes, por muy mal que quede uno.
En realidad es más interesante el conjunto del calendario de alegorías que el mes concreto. En noviembre vemos que el decorativismo se excede en, por ejemplo, las volutas de humo que parecen más bien tentáculos o serpientes de la cabellera de Medusa, así como en el joyerío que luce la mozuela que encarna el mes. El marco con corazoncitos y estrellitas es todo un hallazgo y, por más que me esfuerzo, no logro encontrar algo que sin el rótulo nos indicara siquiera la estación. A menos que las flores que aparecen repetidamente en muestrario de alhajas que lleva sean estilizaciones de alguna flor otoñal o que las hojas verdes de sus sienes sean propias de algún árbol simbólico. Confieso mi ignorancia botánica.
Sigue siendo innegable la influencia de Alphonse Mucha, pero, al menos en este caso, un tanto excesivamente forzada en su aspecto más decorativo. Podría seguir poniéndole pegas y defectillos, pero lo cierto es que este tipo de imágenes me fascina, unas más que otras, obviamente. Además me lleva a una reflexión: ¿Que calendarios tenemos hoy día?
En mi casa cuelgo el Calendario Zaragozano, moderno que es uno. En mi cartera, los que me dan de publicidad en la floristería del cementerio y poco más. Los que veo a la venta no son mucho más sofisticados, fotogramas de El señor de los anillos, Justin Bieber, la película de turno, gatitos adorables, las imágenes más tópicas de Van Gogh o Klimt (para parecer que saben lo que ven) y alguno que otro de pin-up de los cincuenta.
¿Que ocurre? Que el tema central de lo humano, el transcurrir del tiempo, ya no tiene suficiente tirón para creadores y editores. A lo mejor es que el público prefiere no tener a la vista más que lo conocido y la alegoría queda un poquito por encima del uso que el hombre medio da a su cerebro. Si al menos pusiéramos los de Union de Explosivos Riotinto.
Los de la Unión son un ejemplo de conexión con el público. Ahora está todo muy segmentado: calendario de bomberos, calendarios de modelis, calendario de curas jóvenes y apolíneos, calendario de señoras que se desnudan por una buena causa, de otras señoras que también se desnudan porque lo exige el guión... Mucha aficionada. Luego vas al taller mecánico y ni un calendario de señoritas. Lo veo todo muy enfocado al sexo. Yo creo que viendo el éxito que tenían las morenas de la copla de Don Julio se van a lo seguro.
ResponderEliminarUn abrazo
Posiblemente sí, pero también parece que se han acabado las ideas sobre cualquier cosa.
ResponderEliminarUn abrazo
Los de la Caixa son excepcionalmente buenos y huyen del tópico.
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