Asesinado con siete años por su madre en plena batalla por su custodia
El pequeño murió estrangulado. “Tenía miedo de quedarse sin su hijo y sin techo”, relata una familiar
Palagi-Pelagio
Acordado universalmente que el varón es violento y maligno, que no tiene entrañas y ni siente ni padece al revés de la mujer que es dulce y suave, cariñosa y apacible, víctima siempre del verdugo macho, cual las gallinas violadas en las granjas como venimos viendo últimamente, eterna Ifigenia, eterna Cenicienta (curiosamente ambas convertidas en reinonas gracias a sus "verdugos"). Acordado todo esto viene la estadística, la cruel estadística siempre tan machista ella y nos da un curioso dato: la mayoría aplastante de los infanticidios vienen de la mano de las madres, de las dulces madres, de las tiernas mamás, no de los violentos, bestiales y tiránicos padres.
¡Cuanta maldad machista y falócrata hay en las matemáticas ! ¿Verdad?
Claro que Medea reaparece en el inconsciente colectivo (suponiendo que haya un tanto por ciento significativo de la población que sepa quien es Medea) con ejemplos como este: todo antes que perder, todo antes que ceder ante el bestial, cruel, violento y sádico macho. Todo. Dicho de otra manera: "Antes de darte la razón mato al niño". Dicho y hecho. Mujer despechada con malas cartas en el divorcio, niño asesinado. Mujer que quiere volver a su país con su pareja española pero él tiene un hijo aquí que no quiere abandonar, niño asesinado. ¡Ah, la ternura, la cualidad etérea y evanescente hecha de dolor y sufrimiento de la mujer! Siempre me he preguntado de donde sacarían tantas tonterías los poetas románticos cuando incluso las mujeres de sus tiempos solían acabar con el potentado y ellos pegándose un tiro (recordemos a Werther-Carlota) y dejándolas muy tranquilitas y bien colocaditas socialmente hablando. ¿En que mundo de evanescente borrachera de absenta perpetua vivían estos pobres? Lo malo es que nos lo seguimos creyendo y damos por sentado que lo mejor para un niño es quedarse con su mamaíta.
Se me acusará de que ataco a la maternidad y a la condición femenina y claro que lo hago, a la una y a la otra tal y como las entendemos, y defiendo la condición masculina por que miles de hombres han dejado su piel, sus esfuerzos y su vida misma para sacar a sus hijos adelante (cosa que se obvia siempre) y afirmo que hay mujeres que tienen hijos con las mismas actitudes maternales que una farola al igual que hay padre que antes de engendrar deberían ser castrados pero eso no las hace mejores a las mamás Medea, por que toda mujer lleva una Medea dentro, además del ángel de bondad y abnegación que son a cambio del control absoluto de los hijos/as (pues todo, incluso eso, tiene un precio)
Ahora nos dirán y no dudo que es cierto, que esta mujer está mentalmente enferma, no cabe la menor duda pero ¿Qué la enfermó? La soberbia de perder. No sé muy bien lo de perder el techo que dice el titular a qué condiciones peculiares se debe, pero sí que ahí es donde deben clavar sus colmillos y los míos las feministas: igualdad de salarios a igualdad de trabajos y búsqueda de la independencia económica de la mujer como individuo pero que para evitarse ella un problemón asesine a un niño demuestra un cierto tipo de mente tan femenina como la misma historia. Ahora si tendrá un techo: el psiquiátrico o la cárcel.
Si queremos podemos leer esta entrada como un alegato contra la condición femenina, pero si queremos ser justos (cosa que no creo que interese a nadie) no es sino un subrrayado de la letra pequeña que hace que nos olvidemos de que la condición humana es la condición humana y al igual que hay miserables que asesinan a mujeres, hay Medeas que nunca desaparecen sino que van reapareciendo mientras la sociedad las va pasando por alto enalteciendo el papel de víctima (que tanto gusta las madres) de toda mujer. En unos y otras hay víctimas y verdugos, Medea nos lo demuestra. Pero que no se preocupen las feministas, mañana nos habremos olvidado y volverán las mujeres el trono del victimismo olvidando que sólo hoy hay o debería haber una lucha para ellas: la igualdad de educación y de salario y olvidarse de las gallinas violadas y majaderías semejantes que les hacen perder prestigio y seriedad.
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