Hiroshige
Mientras Occidente destila su terror absoluto a las
profundidades y al monstruo por definición que se ha configurado en el XIX
gracias a los autores citados; Japón convive con él de un modo radicalmente
diverso.
Es casi ofensivo para el lector recordar aquí que Japón es un
archipiélago de más de 3000 islas, y, para colmo, en una de las zonas sísmicas
más activas del mundo, aun no hace el año del desastre de Fukushima, esta
tremenda realidad hace que la cultura japonesa tenga una actitud mucho más
familiar con la catástrofe, como delata el hecho de que rarísima vez se
menciona un terremoto en las novelas japonesas y tan sólo muy ocasionalmente
algún incendio de los que eran extremadamente frecuentes, y, al mismo tiempo
que produzcan obras de arte como esta de Hiroshige
Hokusai: La gran ola
Hablamos de la actividad sísmica y pensamos automáticamente
en terremotos pero se nos olvidan las grandes olas que se producen como
consecuencia de estos y que son conocidas en el mundo entero por su nombre
japonés: tsunami.
La vida y la muerte llegan a Japón de manos del mar y así es
aceptado por su cultura.
Con la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, con las dos bombas atómicas
sobre Hiroshima y Nagasaki, la cultura del horror revive con todo tipo de
criaturas como Godzilla (que aparece en 1954), por ejemplo, haciendo de Tokyo
la ciudad más destruida de la historia del cine, pero también con
manifestaciones más serias como la Danza Butoh o algunos ejemplos del cine de
Akira Kurosawa (“Los sueños”, sin ir más lejos).
Godzila
Danza Buto
Ante esta situación de guerra fría y amenaza atómica para el
mundo que Japón exorciza, de algún modo a nivel popular, mediante el monstruo
que “sale del mar” de nuevo, Estados Unidos generará, como ya se mencionó una
especie de sub-género de chica-cazada-por-monstruo-acuático (lagunas, pantanos
etc) tanto en cine como en novelitas baratas de portadas subiditas de tono, en
este ejemplo concreto parece que la relación no fue tan mal como era habitual.
Así no nos resulta tan extraña la ambigüedad entre el terror
y el coqueteo de la última imagen de la entrada anterior: una pin-up entre
aterrada y seducida por el tentacular y polifálico pulpo que se repite casi
simétricamente en su cabellera. Desde luego algo dedicado a los varones
reprimidos por los últimos vestigios del puritanismo decimonónico (por que si
el s. XVIII fue un siglo corto que duró de 1714 con la muerte de Luis XIV a 1789
con el inicio de la Revolución francesa, el XIX fue un siglo larguísimo que
comenzó con la Revolución francesa-burguesa y no vio su fin hasta 1968, al
menos en lo que a repetición de valores morales, actitudes burguesas y
repetición de pautas de conductas que llevaron al menos a dos guerras
mundiales, a unos feroces nacionalismos, colonialismos y racismos) En cierto
sentido esta buena moza del bañador (de cuerpo entero, no frivolicemos) es
heredera directa de las heroínas de los
novelones como Trilby o el Fantasma de la Ópera, que caen seducidas por su
propio destructor, Svengali en el primer caso y el Fantasma en el segundo.
Pero volvamos a lo concreto de las mujeres y los pulpos y al
Japón. Con la occidentalización que comenzó hacia 1868 la alegre actitud hacia
lo que nosotros consideraríamos pornografía se esfumó y comenzó a ser
perseguida con cierta saña. Actitud que todavía perdura en algunos aspectos. Al
no estar permitido mostrar los órganos genitales en ninguna publicación Toshio
Maeda en los 80 “inventó” lo que ha acabado convirtiéndose en “tentacle rape” o
“violación con tentáculos”, aunque las chicas no siempre parecen estar siendo
forzadas.
Toshio Maeda
Fuco Ueda
Siendo uno de los grandes ejemplos del género titulada El
miembro del gigante Ico Chan contra la Reina Gidora (2002) de Makoto Aida que vemos aquí abajo.
Pero la cosa no ha hecho más que empezar como iremos viendo
Muy interesante. Gracias.
ResponderEliminarUn tema interesante es la contaminación cultural sufrida por Japón, y el retroceso en muchos aspectos que el contacto con occidente supuso en sus valores morales.
ResponderEliminarEn estos días en que se está hablando tanto del Japón, tus entradas están siendo un complemento muy jugoso.
ResponderEliminarUn abrazo